Francisco de
Asís García García
Universidad Complutense de Madrid
Dpto. Historia del Arte I (Medieval) fdagarcia@ghis.ucm.es
Madrid, Noviembre 2013
Introducción
de Padul Cofrade
Según
podemos leer en Wikipedia:
“La
Matanza de los Inocentes es un episodio relatado en el
Nuevo Testamento, así como en algunos otros libros
de los denominados apócrifos, el Evangelio armenio
de la infancia. De los cuatro evangelios canónicos,
el único que lo relata es Mateo (Mt 2,16-18). El
tema trata sobre la orden dada por Herodes de ejecutar
a los niños nacidos en Belén y menores de
dos años. Según el relato de Mateo, Herodes
dio esta orden al verse engañado por los sabios
del oriente que habían prometido proporcionarle
el lugar exacto del nacimiento de Jesús. Mateo
dice que este acontecimiento cumple con la profecía
de Jeremías (31:15).
En
el arte este tema es muy representado, tanto en escultura
como en pintura. En el siglo V aparece en los mosaicos
de la iglesia de Santa María la Mayor de Roma.
En la Edad Media se representa a Herodes sentado en su
trono y asistiendo a la matanza. A veces al fondo de la
escena se ve el pasaje de la Huida a Egipto. En los siglos
XV al XVII las representaciones en pintura son en extremo
realistas. Entre los ejemplos pictóricos del siglo
XV, podemos destacar el fresco titulado Strage degli Innocenti
(Degollación de los Inocentes) pintado en la Iglesia-Basílica
florentina de Santa Maria Novella, en la pared izquierda
de la Capilla Tornabuoni, realizado por la bottega (taller)
de Domenico Ghirlandaio (1485). Durante el siglo XVIII
el asunto de la matanza de inocentes apenas si se trata.”
Ahora nos centraremos
en el estudio realizado por Don Francisco de Asís García
García.
Resumen:
El rey Herodes
el Grande, ante la noticia del nacimiento de Cristo comunicada
por los Magos, ordenó matar
a los niños menores de dos años que vivieran
en Belén y su comarca, temiendo que su poder se
viera desplazado por la venida del Mesías anunciado
por los profetas. El hecho provocó la huida a Egipto
de la Sagrada Familia.
Palabras
clave:
Ciclo de la infancia; infanticidio;
Herodes; mártires
Estudio
iconográfico
Atributos y formas de representación
La representación más habitual del tema
comprende dos escenas que frecuentemente aparecen fusionadas.
En primer lugar, Herodes ordena la matanza acompañado
en ocasiones de un acólito y de los sicarios que
esperan su mandato. Seguidamente, se presenta a las madres
con sus hijos y el grupo de soldados que les dan muerte,
pudiendo aparecer un grupo de cadáveres amontonados.
El monarca despliega la gestualidad y atributos propios
del poderoso: entronizado, porta ocasionalmente cetro o
espada. Puede cruzar las piernas, levantar el brazo (alzando
el dedo índice) o mesarse las barbas. El énfasis
en las actitudes de angustia y horror de las madres ante
el asesinato de sus hijos es una nota distintiva del corpus
de representaciones. En este sentido, gestos como el de
mesarse los cabellos obtuvieron fortuna, y se combinaron
con figuras en actitudes particulares reiteradas de una
a otra composición: la posición genuflexa
de una de las mujeres o el enfrentamiento directo de otra
con uno de los soldados para impedir el asesinato1 . Las
acciones de los verdugos también se acomodan a modelos
de amplio predicamento, como el del soldado que alza a
un niño boca abajo cogiéndolo por el pie
o el que agarra los cabellos de otro elevando la espada
2 . Dichos soldados suelen caracterizarse como caballeros
contemporáneos en época románica y
gótica, dotados de cota de malla y otras piezas
de arnés.
Fuentes
escritas
Entre los evangelios canónicos, tan sólo
el de Mateo recoge el episodio: “Entonces Herodes,
al ver que había sido burlado por los magos, se
enfureció terriblemente y envió a matar a
todos los niños de Belén y de toda su comarca,
de dos años para abajo, según el tiempo que
había precisado por
los magos. Entonces se cumplió el oráculo
del profeta Jeremías: Un clamor se ha oído
en Ramá, / mucho llanto y lamento: / es Raquel que
llora a sus hijos, / y no quiere consolarse, / porque ya
no existen” (Mt. 2, 16-18)3.
El relato aparece ampliado y enriquecido en detalles en
algunos de los evangelios apócrifos. Mientras el
Protoevangelio de Santiago (XXII, 1), el Pseudo Mateo (XVII,
1), o el Evangelio de Nicodemo (IX, 3) no añaden
informaciones sustanciales a la narración canónica4,
otras versiones se muestran más prolijas. El Evangelio árabe
de la Infancia (IX, 1) señala que “Mas Herodes,
al caer en la cuenta de que había sido burlado por
los Magos, ya que no habían vuelto a visitarle,
llamó a los sacerdotes y sabios, diciéndoles: «Indicadme
dónde debe nacer el Cristo». Y habiéndole
ellos respondido que «en Belén de Judea»,
empezó a tramar la muerte de Jesucristo”5.
La Historia de José el carpintero (VIII, 1-2), pone
en boca del mismo Cristo las siguientes palabras: “Satanás
dio un consejo a Herodes el grande, padre de Arquelao,
el que hizo decapitar a mi querido pariente Juan. Y así él
me buscó para quitarme la vida, porque pensaba que
mi reino era de este mundo” 6 . La Historia Árabe
de José el Carpintero recoge el mismo detalle del
consejo diabólico 7 . El relato más extenso
es el contenido en el Evangelio Armenio de la Infancia
(XIII-XIV), que se detiene en las averiguaciones de Herodes
inducidas por la acusación de un habitante de Belén
de la visita de los Magos al Niño.
Una cincuentena de comentarios y sermones de Padres de
la Iglesia glosan el pasaje ya desde el siglo II, a los
que hay que añadir las menciones presentes en sacramentarios,
calendarios, martirologios, etc8. Los Inocentes serán
vistos como los primeros cristianos y mártires,
alcanzando la categoría de santos. Pese a no haber
sido bautizados, su muerte será considerada como
un bautismo de sangre. Las imágenes reflejarán
este particular dotando tanto a los niños como a
sus madres de nimbo9.
El drama litúrgico y el teatro medieval se hicieron
amplio eco del episodio de la Matanza de los Inocentes,
en buena medida vinculado a los sucesos dramatizados de
la Epifanía10. Las distintas versiones del Officium
Stellæ, cuyo principal argumento gira en torno al
viaje de los Magos, recogen el enfado de Herodes tras ser
visitado por los Reyes, la aparición previa de los
niños, su muerte, e incluso la presencia de un ángel
que recibirá sus almas. El más extenso drama
sobre la muerte de los
Inocentes es la Interfectio puerorum, conocida por una
compilación de finales del siglo XII hallada en
Saint-Benoît-sur-Loire11. Contiene una sección,
el Ordo Rachelis, que concede especial protagonismo al
lamento de Raquel por los hijos muertos. En el ámbito
castellano, el texto anónimo conocido como Auto
de los Reyes Magos (c. 1150) refiere el diálogo
previo sostenido entre Herodes y los escribas acerca del
nacimiento de Cristo12. Algo posterior, de la primera mitad
del siglo XIII, es el poema conocido bajo el nombre de
Libre dels tres reys d’Orient, que se recrea en los
aspectos más cruentos de la masacre y se refiere
a la fiesta litúrgica de los Inocentes en calidad
de primeros mártires.
La Leyenda Dorada recoge el acontecimiento de la Matanza
en un capítulo dedicado a los Inocentes cuyo interés
se centra en Herodes y en la edad de los niños en
el momento de su muerte13. Jacobo de la Vorágine
se hace eco de la exposición de Juan Crisóstomo,
quien señala que el monarca ordenó matar
a todos los menores entre dos y cinco años.
Otras
fuentes
El culto prestado al martirio de los Inocentes y su auge
en la espiritualidad cristiana supuso sin duda uno de los
factores decisivos en la difusión del tema. Los
orígenes de tal conmemoración litúrgica,
en torno al siglo IV, se hallan en el ciclo de Navidad
y Epifanía, del cual se desgajó para cobrar
entidad autónoma en la centuria siguiente 14 . Desde
una perspectiva iconográfica, tanto el drama litúrgico
como el teatro no sólo contribuyeron a popularizar
el episodio: su puesta en escena fue determinante a la
hora de imprimir una gestualidad dramática a la
representación visual y enriquecerla figurativamente15.
Extensión
geográfica y cronológica
El tema de la Matanza de los Inocentes es un episodio
habitual en los ciclos de Infancia que alcanzan un cierto
desarrollo iconográfico. Cabe destacar el éxito
de su figuración tanto en Occidente, con ejemplos
que parten del primer arte cristiano, como en Oriente,
con testimonios también desde fechas tempranas (Evangeliario
de Rábula, Florencia, Biblioteca Medicea Laurenziana,
Ms. Plut. I. 56, fol. 4v.). Su desarrollo icónico
abarcó, pues, todo el ámbito cristiano medieval.
Soportes
y técnicas
Si bien puede encontrarse en multitud de formatos y soportes,
el tema de la Matanza de los Inocentes fue preferentemente
ilustrado en manuscritos, pintura mural y sobre tabla,
mosaico, y escultura monumental.
Ya desde la Antigüedad Tardía queda patente
la diversidad de soportes y técnicas empleadas en
su representación: desde la musivaria en el arco
triunfal de Santa María la Mayor a la escultura
de ciertos sarcófagos galorromanos y placas de marfil
del siglo V.
Durante la Alta Edad Media fue plasmado en códices
carolingios y otonianos de renombre como el Sacramentario
de Drogon (París, BnF, Ms. Lat. 9428, fol. 31v.),
el Codex Egberti (Tréveris, Stadtbibliothek, Ms.
24, fol. 15v.), el Codex Aureus de Echternach (Nürnberg,
Germanisches Nationalmuseum, Ms. 156142, fol. 19v.) o los
Evangelios de Otón III (Múnich, Bayerische
Staatsbibliothek, Clm. 4453, fol. 30v.). Asimismo se presenta
en una cubierta de evangeliario de marfil de la Escuela
de Metz de mediados del siglo IX (París, BnF, Ms.
lat. 9393). Llegado el románico16, su representación
se generaliza en la pintura mural (Sant’Angelo in
Formis, Panteón de San Isidoro de León, iglesia
de los Santos Julián y Basilisa en Bagüés)
y la escultura monumental, sea en capiteles como los de
los claustros de Moissac y Monreale o de la puerta Miègeville
de Toulouse, en sepulcros como el de Doña Blanca
de Nájera († 1156) o en desarrollos tan extensos
como los alcanzados en las arquivoltas de Santo Domingo
de Soria (tercera arquivolta completa, como pudo haber
existido en Silos) o de Saint-Julien de Le Mans (siete
dovelas). Algunos de los manuscritos románicos más
conocidos que recogen la escena son los salterios de Saint
Albans (Hildesheim, Dombibliothek, Ms. St. Godehard 1,
fol. 30) y de Winchester (Londres, British Library, Cotton
Nero C.IV, fol. 14r). Entre los ejemplos presentes en la
pintura sobre tabla de esta época sobresale la techumbre
suiza de San Martín de Zillis. También se
encuentra la escena en las artes suntuarias (marfiles de
Salerno) o en las puertas de bronce de las catedrales de
Pisa y Monreale.
En la escultura gótica se reconoce su presencia
en portadas monumentales ocupando diversas ubicaciones,
desde el friso del Pórtico Real de Chartres al vértice
superior de un tímpano –Puerta de San Juan
de la catedral de León–. Púlpitos como
los de las catedrales de Pisa, Siena y Pistoia, o el trascoro
de Notre-Dame de París contienen también
su representación escultórica. Asimismo,
la pintura e ilustración de manuscritos bajomedievales
plasmaron la escena como episodio significativo de la Infancia
de Cristo, representación llevada a otros soportes
como la vidriera (catedrales de Chartres y Lyon, entre
otras).
En cuanto al ámbito oriental, la escena de la Matanza
es recogida por manuscritos bizantinos de la II Edad de
Oro como las Homilías de Gregorio Nacianceno (París,
BnF, s. IX), el Menologio de Basilio II (Biblioteca Apostolica
Vaticana, ms. gr. 1613, fol. 281), un Evangeliario del
siglo XI custodiado en la BnF (Ms. Gr. 74, fol. 5), o el
Tetraevangelio de la Biblioteca Laurenziana de Florencia
(Ms. Plut. lat. VI. 23, fol. 7r.)17. En la órbita
del mundo bizantino, aunque en territorio italiano, destaca
su ilustración en los mosaicos parietales de la
nave norte de la catedral de Monreale. También será representada
en los ciclos murales de las iglesias de Capadocia (Ayvali
Kilise, Tokali Kilise, etc.), de los Balcanes (Metrópolis
de Mistra), la Panagia Theoskepastos de Trebisonda, y en
la musivaria paleóloga (San Salvador de Chora).
La vigencia de la escena en los programas decorativos de
los templos orientales se constata asimismo en época
post-bizantina18.
Precedentes,
transformaciones y proyección
Entre los precedentes visuales de la Matanza de los Inocentes
en el mundo clásico se han citado algunas escenas
de guerra. En particular se ha planteado la relación
de los relieves de la Columna Trajana con una de las primeras
representaciones del tema: la ofrecida por el arco triunfal
de Santa María la Mayor de Roma, donde, de modo
singular, los niños son presentados ante Herodes
por sus madres en actitud acusatoria19. Otra de las modalidades
ilustradas, fundamentalmente en los siglos V y VI (con
algún eco posterior), consistió en el lanzamiento
de los Inocentes contra el suelo, como puede verse en marfiles
y en sarcófagos20. La escena irá ganando
en violencia y crueldad con el paso del tiempo, culminando
en la iconografía más habitual de la degollación
con espadas o alanceamiento sumada al forcejeo entre madres
y soldados. El asesinato con armas blancas se advierte
ya en obras del siglo VI como el Evangeliario de Rábula.
Es destacable la aparición expresa en los ejemplos
bizantinos del lamento de Raquel por sus hijos, referido
por el evangelista inmediatamente después del acontecimiento
de la Matanza (Mt. 2, 17-18)21. El ciclo mural del Panteón
de San Isidoro de León o los mosaicos de Monreale
aportan testimonios occidentales de tal motivo. En el románico
hispano se reconoce una peculiaridad iconográfica
que atañe a la figura de Herodes: el monarca es
aconsejado por el diablo, que permanece detrás de él
y llega a hablarle al oído22. Sin tratarse de una
exclusividad hispana (se cuenta con ejemplos foráneos
como el de la puerta N. de la catedral de Poitiers), tal
particularidad se mantiene en obras de época gótica
como la Puerta del Reloj de la catedral de Toledo (c. 1300).
Otras notas iconográficas características
del entorno ibérico son la escena de la visita de
los pastores a Herodes, la presencia de un rollo extendido
sobre las rodillas de los escribas consultados, o la figura
de Abraham flanqueado por dos ángeles con las almas
de los pequeños23. Diversas motivaciones pudieron
concurrir en el auge de la representación de los
Inocentes en el siglo XII. Se han aducido al respecto el
creciente interés por la maternidad y la infancia
24 y el contexto sociopolítico del enfrentamiento
con los musulmanes, tanto en la Península Ibérica –donde
el tema de la Matanza tendría un correlato contemporáneo
en las contiendas bélicas– como en la Europa
de las Cruzadas, por la identificación de los Inocentes
como los primeros soldados mártires rastreable en
ciertos textos25. Ejemplos precisos como los de la capilla
del Palacio Real de Huesca y determinadas dovelas de la
portada de Santo Domingo de Soria plantean una posible
lectura política ajustada a las circunstancias históricas
y personales de sus promotores26.
En época bajomedieval se enriquece la iconografía
de la Matanza con nuevos temas no descritos en los textos.
Así, en el siglo XIII hacen su aparición
las madres que suplican a los verdugos y Herodes, o los
soldados rindiendo cuentas ante el monarca 27. Se intensifica
asimismo el horror y la brutalidad de la escena, poniendo énfasis
en las armas ejecutoras, agrandadas y deformadas. En el
periodo tardogótico se alcanzan cotas de agudo dramatismo
con la profusión de sangre derramada. Por su singularidad
destaca la representación mural del tema en la nave
central de la catedral de
Mondoñedo, donde las mujeres son caracterizadas
con fisonomía e indumentaria tanto occidentales
como moras.
La amplificación narrativa experimentada por la
escena en el gótico europeo tiene su correlato en
Oriente en época paleóloga. La tradición
bizantina incorpora un suceso protagonizado por el Bautista,
víctima de la persecución de Herodes, refugiado
con su madre Isabel en una gruta. Los iconos y ciclos murales
postbizantinos exponen un interesante fenómeno de
síntesis iconográfica que integra motivos
de la propia tradición bizantina con otros provenientes
del Trecento y el renacimiento italiano28.
Prefiguras
y temas afines
Pese a tratarse de un acontecimiento protagonizado por
figuras anónimas, sin la participación de
destacados personajes sagrados, el pasaje de la Matanza
de los Inocentes cobró en los siglos medievales
un destacado valor simbólico. Desde antiguo se destacó la
analogía entre los infantes y Cristo en virtud de
su común inocencia y pureza y del valor sacrificial
de su muerte. En la Edad Media se difundió la creencia,
basada en apócrifos de la Infancia, de que las mujeres
que lloraron en el camino al Calvario eran las mismas madres
de los Inocentes que reclamaban la resurrección
de sus hijos29. Los niños muertos también
fueron relacionados por los comentaristas con las almas
de los mártires y de la multitud de salvados que
adora al Cordero en Ap. 6 y 1430.
El tema de la Matanza, en concreto, recuerda la acción
vengativa del Faraón con los israelitas narrada
en el Éxodo (Ex. 1, 15-22), comparación que
busca el paralelo tipológico entre las figuras de
Moisés y Cristo, salvados ambos de la masacre.
La codificación visual de la escena tiene puntos
de contacto con otras representaciones de martirio, especialmente
en lo que respecta a la figura de Herodes al ordenar la
matanza. Éste recuerda al gobernador o autoridad
civil que decreta el suplicio de los mártires (véase
por ejemplo el ciclo de la cripta de Saint-Savin-sur-Gartempe).
Selección
de obras
Hoja de díptico con escenas de la vida de Cristo,
Roma (c. 400), Berlín, Staatliche
Museen.
Arco triunfal de Santa María la
Mayor de Roma (c. 430).
Evangeliario
de Rabula, San Juan de Zagba (Siria),
586. Florencia, Biblioteca Medicea
Laurenziana, Ms. Plut. I. 56, fol. 4v., tablas
de cánones.
Panel
de marfil con escenas de la vida de Cristo,
probablemente hecho en
Colonia (c. 850), Londres, Victoria & Albert
Museum.
Capitel de la
portada septentrional de la catedral
de Poitiers (finales del siglo XII).
Capitel del baldaquino
sur de la iglesia de San Juan de Duero,
Soria (finales del siglo XII).
Nicola Pisano,
Púlpito de la catedral de Siena
(c. 1265-1268).
Fol. 15v. inserto
en el Ms. K. 26 del St. Jonh’s
College, Cambridge (c. 1270-1280).
Tímpano norte
de la fachada occidental de la catedral
de Estrasburgo (finales del siglo XIII).
Puerta del Reloj
de la catedral de Toledo (c. 1280-1300).
Giotto, capilla
Scrovegni, Padua, pinturas murales (primera
década
del siglo XIV).
Trascoro de Notre
Dame de París (segundo cuarto
del siglo XIV).
Giovanni Pisano,
Púlpito de la catedral de Pistoia
(c. 1301).
Giovanni Pisano,
Púlpito de la catedral de Pisa
(c. 1302-1311).
Duccio, Maestá (1308-1311), Siena, Museo dell’Opera
del Duomo.
San Salvador
de Chora (Estambul), exonártex
(principios del siglo XIV).
Pinturas murales
del muro norte de la catedral de Mondoñedo,
Lugo (siglo XV).
Misal Sherbone
(principios del siglo XV), Londres, British
Library, Ms. Add. 74236, fol. 42.
Jacques de Besançon, Legenda aurea de Jacobo de
la Vorágine (traducción de Jean
de
Vignay), París, c. 1480-1490. París, BnF,
Ms. Français 244, fol. 27bis v.
Hoja
de díptico con escenas de la vida de
Cristo,
Roma, c. 400. Berlín, Staatliche Museen
Detalle
del arco triunfal de Santa María la
Mayor,
Roma
(Italia), c. 430.
Evangeliario de Rabula, San Juan de Zagba (Siria),
586. Florencia, Biblioteca Medicea Laurenziana,
Ms.
Plut. I. 56, fol.
Detalle
de la cubierta del Ms. Lat. 9393, París,
BnF (anteriormente en la cubierta del Ms.
Lat. 9388
de la BnF), Metz, s. IX.
Capitel de la portada septentrional de la catedral
de Poitiers (Francia), finales del siglo XII.
Detalle del fol. 15v. (c. 1270-1280)
inserto en el Ms.
K. 26 del St. Jonh’s College
de Cambridge (Inglaterra).
Nicola Pisano, Púlpito
de la catedral de
Siena (Italia),
c. 1265-
1268.
Detalle del tímpano
norte de la fachada occidental de
la catedral de
Estrasburgo (Francia), finales del
s. XIII.
Giotto, pinturas murales de
la Capilla Scrovegni,
Padua (Italia), primera década
del s. XIV.
Detalle del trascoro de la
catedral de Notre-Dame de
París (Francia),
segundo cuarto del s. XIV.
Giovanni Pisano, Púlpito
de la catedral de
Pisa (Italia), c. 1302-1311.
Duccio, Maestà (detalle),
1308-1311. Siena
(Italia), Museo dell’Opera del Duomo.
Luneto del exonártex de San Salvador de Chora,
Estambul (Turquía), principios del s. XIV.
? Pinturas murales del muro norte de la catedral
de
Mondoñedo, Lugo (España), siglo XV.
Jacques de Besançon, Legenda aurea de Jacobo
de la Vorágine (traducción de Jean de
Vignay), París, c. 1480-1490. París,
BnF, Ms. Français 244, fol. 27bis v.
Notas:
RAYNAUD, Christiane (1993): pp. 164-165, analiza
las actitudes de la madre enfrentada al verdugo.
PÉREZ
HIGUERA, María Teresa (1997):
p. 210.
Seguimos la versión de la Biblia de
Jerusalén
(1975), Desclée de Brouwer, Bilbao (Éditions
du Cerf, París,
1973).
Ver SANTOS OTERO, Aurelio de (ed.) (1993): pp.
166, 210, 414.
SANTOS OTERO, Aurelio de (ed.) (1993):
p. 308.
SANTOS OTERO, Aurelio de (ed.) (1993): p. 339.
Una
recopilación de fuentes patrísticas
en torno a esta idea en LOZANO LÓPEZ, Esther
(2010): pp. 284-285.
BERTHON, Éric (1997):
p. 32. Pueden citarse, entre otros, JUSTINO, Diálogo
con Trypho (PG, 6, col. 660); IRENEO DE LYON, Adversus
Haereses, III, 16, 4; TERTULIANO,
Adversus Valentinianos, 2, 2; SAN CIPRIANO, Epistula
LVIII; HILARIO DE POITIERS, In Matthaeum, 1, 6-7;
PRUDENCIO, Liber
Cathemerinon, XII; SAN AGUSTÍN, Sermo 373.
De Epiphania Domini (PL, XXXIX, col. 1665), QUODVULTEUS,
De Symbolo,
4, 4 (PL, XL, col. 664); PSEUDO FULGENCIO, Sermón
4 (PL, LXV, col.
864), recogidos por BERTHON, Éric (1997): p.
32, n. 4.; p. 33, n. 8; p. 35, nn. 16, 18 y 20; p.
36, n. 23.
Ver también BOYNTON, Susan (1998): pp. 40-41.
En la cristiandad oriental, el pasaje gozó de
menor fortuna entre los comentaristas. Destaca en
este sentido
un sermón de Gregorio de Nisa citado por STAVROPOULOU-
MAKRI, Anghéliki (1990): p. 367, n. 4.
RAYNAUD,
Christiane (1993): p. 160.
Comenta y edita los diversos
textos YOUNG, Karl (1933): pp. 102-124.
Estudio y edición
en BOYNTON, Susan (1998).
Reproducido en PÉREZ
PRIEGO, Miguel Ángel
(ed.) (1997): pp. 41-50.
SANTIAGO DE LA VORÁGINE
(1982): pp. 70-72.
BERTHON, Éric (1997):
p. 33.
JACOBUS, Laura (1999).
Para el caso hispano,
con noticias de otras áreas
y periodos, ver la extensa nómina recogida
en el estudio de
LOZANO LÓPEZ, Esther (2010): passim.
LOZANO
LÓPEZ, Esther (2010): p. 277, destaca
contactos compositivos entre los evangeliarios bizantinos
y numerosas representaciones occidentales.
STAVROPOULOU-MAKRI,
Anghéliki (1990).
CLEMEN, Uwe (1975).
MILLET, Gabriel (1960):
p. 158; SCHILLER, Gertrud (1971): p. 115; KÖTZSCHE-BREITENBRUCH,
Lieselotte (1968-1969).
Para la exégesis sobre
dicho pasaje y su plasmación
litúrgico-musical ver BOYNTON, Susan (1998):
pp. 51-58.
Analizado en MELERO MONEO,
Marisa (1986): pp. 113-126, y LOZANO LÓPEZ,
Esther (2010): pp. 284-
286.
LOZANO LÓPEZ, Esther
(2010): pp. 282-284 y 286-287.
NOLAN, Kathleen (1992-1996).
Recoge estas interpretaciones
con su bibliografía
correspondiente FRONTÓN SIMÓN, Isabel
María
(1998):
pp. 181-182.
Para el caso soriano, POZA
YAGÜE,
Marta (2004): pp. 252 y ss.; para Huesca, ver MARTIN,
Therese
(2007): pp. 100-103.
RAYNAUD, Christiane (1993): p.
161.
STAVROPOULOU-MAKRI, Anghéliki
(1990).
ALCOY
I PEDRÓS, Rosa (1985): pp. 133-162.
Interpretaciones
escatológicas favorecidas por
la presencia en la conmemoración festiva
de los Inocentes de material litúrgico inspirado
en el Apocalipsis: BOYNTON, Susan (1998): p. 45.
Bibliografía
ALCOY I PEDRÓS, Rosa (1985): “Una propuesta
de relación texto-imagen: ‘Las madres de los
Santos Inocentes’ y la iconografía de la Pasión
en la pintura italiana del siglo XIV”, D’Art,
nº 11, pp. 133-159.
Disponible en línea: www.raco.cat/index.php/Dart/article/view/99997/150857
BERTHON, Éric (1997): “À l’origine
de la spiritualité médiévale de l’enfance:
les Saints
Innocents”. En: FOSSIER, Robert (ed): La petite enfance
dans l’Europe médiévale et
moderne. Presses Universitaires du Mirail, Toulouse,
pp. 31-38. Parcialmente disponible en línea
en Google libros.
BOYNTON, Susan (1998): “Performative Exegesis in
the Fleury Interfectio Puerorum”,
Viator, vol. 29, pp. 39-64.
CLEMEN, Uwe (1975): “De la Colonne trajane à la
mosaïque de Sainte-Marie-Majeure: Le
Massacre des Enfants”, L’Antiquité classique,
t. XLIV, fasc. II, pp. 581-589.
FRONTÓN SIMÓN, Isabel María (1998): “Propaganda
y autoafirmación de una institución monástica
medieval: aproximación al programa iconográfico
del pórtico del monasterio de Silos”, Boletín
del Museo e Instituto Camón Aznar, nº LXXI,
pp. 173-199.
JACOBUS, Laura (1999): “Motherhood and Massacre:
The Massacre of the Innocents in Late-Medieval Art and
Drama”. En: LEVENE, Mark; ROBERTS, Penny (eds.):
The Massacre in History. Berghahn Books, Oxford, pp. 39-54.
Disponible en línea en Google libros.
KÖTZSCHE-BREITENBRUCH, Lieselotte (1968-1969): “Zur
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