Sucedió este
gran acontecimiento en una meseta montañosa al
sudeste de Francia, cerca del poblado de La Salette.
Un niño llamado Maximino Giraud, de once años
y Melanie Mathieu de quince años estaban cuidando
el ganado. Melanie estaba acostumbrada y entrenada a
este tipo de trabajo desde que tenía nueve años
de edad, pero todo era nuevo para Maximino. Su padre
le había pedido que lo hiciera como un acto generoso
para cooperar con el granjero que tenía a su ayudante
enfermo por esos días.
Narración
de la Aparición según la vidente
Melanie
El día 18 de septiembre, de 1846, víspera
de la Aparición de la Santísima Virgen,
estaba yo sola como siempre cuidando el ganado de
mi amo, alrededor de las once de la mañana
vi a un niño que se aproximaba hacía
mí. Por un momento tuve miedo, pues me parecía
que todos deben saber que evitaba todo tipo de compañía.
El niño se acercó y me dijo:
"
Hey niña, voy a ir contigo, soy de Corps".
A estas palabras mi malicia natural se mostró y
le dije: "No quiero a nadie a mi alrededor.
Quiero estar sola". Pero el, siguiéndome,
dijo: "Mi amo me envió aquí para
que contigo cuidara el ganado. Vengo de Corps".
Me separé molesta de el, dándole a
entender que no quería a nadie alrededor mío.
Cuando estaba ya a cierta distancia me senté en
la hierba. Usualmente de esta forma hablaba a las
florecitas o al Buen Dios.
Después de un momento, detrás de mí estaba
Maximino sentado y directamente me dijo: "Déjame
estar contigo, me portaré muy bien".
Aún en contra de mi voluntad y sintiendo un
poco de lástima por Maximino le permití quedarse.
Al oír la campana de la Salette para el Ángelus,
le indiqué elevar su alma a Dios. Él
se quitó el sombrero y se mantuvo en silencio
por un momento. Luego comimos y jugamos juntos. Cuando
cayó la tarde bajamos la montaña y
prometimos regresar al día siguiente para
llevar al ganado nuevamente.
Al día siguiente, sábado, 19 de septiembre,
de 1846, el día estaba muy caluroso y los
dos jovencitos acordaron comer su almuerzo en un
lugar sombreado. Melanie había descubierto
que Maximino era muy buen niño, simple y dispuesto
a hablar de lo que ella deseara. Era muy flexible
y juguetón, pero si un poco curioso. Llevaron
el ganado a una pequeña quebrada y encontrando
un lugar agradable decidieron tomar una siesta. Ambos
durmieron profundamente. Melanie fue la primera en
despertar. El ganado no estaba a su vista, entonces
rápidamente llamó a Maximino. Juntos
fueron en su búsqueda por los alrededores
y lo encontraron pastando plácidamente.
Los dos jóvenes volvían en la búsqueda
de sus utensilios donde habían llevado su almuerzo
y cerca de la quebrada en donde habían hecho la
siesta divisaron un globo luminoso que parecía
dividirse. Melanie pregunta a Maximino si el ve lo que
ella está viendo. ¡Oh Dios mío!,
exclamó Melanie dejando caer la vara que llevaba.
Algo fantásticamente inconcebible la inundaba
en ese momento y se sintió atraída, con
un profundo respeto, llena de amor y el corazón
latiéndole más rápidamente. Vieron
a una Señora que estaba sentada en una enorme
piedra. Tenía el rostro entre sus manos y lloraba
amargamente. Melanie y Maximino estaban atemorizados,
pero la Señora, poniéndose lentamente de
pie, cruzando suavemente sus brazos, les llamó hacía
ella y les dijo que no tuvieran miedo. Agregó que
tenía grandes e importantes nuevas que comunicarles.
Sus suaves y dulces palabras hicieron que los jóvenes
se acercaran apresuradamente. Melanie cuenta que su corazón
deseaba en ese momento adherirse al de la bella Señora.
La Señora era alta y de apariencia majestuosa.
Tenía un vestido blanco con un delantal ceñido
a la cintura, no se podría decir que era de color
dorado pues estaba hecho de una tela no material, más
brillante que muchos soles. Sobre sus hombros lucía
un precioso chal blanco con rosas de diferentes colores
en los bordes. Sus zapatos blancos tenían el mismo
tipo de rosas. De su cuello colgaba una cadena con un
crucifijo. Sobre la barra del crucifijo colgaban de un
lado el martillo y del otro las tenazas. De su cabeza
una corona de rosas irradiaba rayos luminosos, como una
diadema. En sus preciosos ojos había lágrimas
que rodaban sobre sus mejillas. Una luz más brillante
que el sol pero distinta a éste le rodeaba.
Le dijo a los jovencitos que la mano de su Hijo era tan
fuerte y pesada que ya no podría sostenerla, a
menos que la gente hiciera penitencia y obedeciera las
leyes de Dios. Si no, tendrían mucho que sufrir. "La
gente no observa el Día del Señor, continúan
trabajando sin parar los Domingos. Tan solo unas mujeres
mayores van a Misa en el verano. Y en el invierno cuando
no tienen más que hacer van a la iglesia para
burlarse de la religión. El tiempo de Cuaresma
es ignorado. Los hombres no pueden jurar sin tomar el
Nombre de Dios en vano. La desobediencia y el pasar por
alto los mandamientos de Dios son las cosas que hacen
que la mano de mi Hijo sea más pesada".
Ella continuó conversando y les predijo una terrible
hambruna y escasez. Dijo que la cosecha de patatas se
había echado a perder por esas mismas razones
el año anterior. Cuando los hombres encontraron
las patatas podridas, juraron y blasfemaron contra el
nombre de Dios aún más. Les dijo que ese
mismo año la cosecha volvería a echarse
a perder y que el maíz y el trigo se volverían
polvo al golpearlo, las nueces se estropearían,
las uvas se pudrirían. Después, la Señora
comunica a cada joven un secreto que no debían
revelar a nadie, excepto al Santo Padre, en una petición
especial que el mismo les haría.
La Señora agregó que si el pueblo se convirtiera,
las piedras y las rocas se convertirían en trigo
y las patatas se encontrarían sembradas en la
tierra. Entonces preguntó a los jovencitos: "¿Hacéis
bien vuestras oraciones, hijos míos?" Respondieron
los dos: ¡Oh! no, Señora; no muy bien."
"¡Ay, hijos míos! Hay que hacerlas
bien por la noche y por la mañana. Cuando no podáis
hacer más, rezad un Padrenuestro y un Avemaría;
y cuando tengáis tiempo y podáis, rezad
más."
Con su voz maternal y solícita les termina diciendo: "Pues
bien, hijos míos, decid esto a todo mi pueblo".
Luego continuó andando hasta el lugar en que habían
subido para ver donde estaban las vacas. Sus pies se
deslizan, no tocan más que la punta de la hierba
sin doblarla. Una vez en la colina, la hermosa Señora
se detuvo. Melanie y Maximino corren hacia ella apresuradamente
para ver a donde se dirige. La Señora se eleva
despacio, permanece unos minutos a unos metros de altura
(aprox. 3-5 m.). Mira al cielo, a su derecha (¿hacia
Roma?), a su izquierda (¿Francia?), a los ojos
de los niños, y se confunde con el globo de luz
que la envuelve. Este sube hasta desaparecer en el firmamento.
Al principio solo algunos creían lo que los jóvenes
decían haber visto y oído. Los campesinos
que habían contratado a los jóvenes estaban
sorprendidos que, siendo estos tan ignorantes, fueran
capaces de transmitir y relacionar tan complicado mensaje
tanto en francés, el cual no entendían
bien, como en patuá en el cual describían
exactamente lo que decían.
A la mañana siguiente Melanie y Maximino fueron
llevados a ver al párroco. Era un sacerdote de
edad avanzada, muy generoso y respetado. Al interrogar
a los jóvenes, escuchó todo el relato,
ante el cual quedó muy sorprendido y realmente
pensó que ellos decían la verdad. En la
Misa del domingo siguiente habló de la visita
de la Señora y su petición. Cuando llegó a
oídos del obispo que el párroco había
hablado sobre la aparición desde el púlpito, éste
fue reprendido y reemplazado por otro sacerdote. Esto
no es sorprendente ya que la Iglesia es muy prudente
en no hacer juicios apresurados sobre apariciones.
Melanie y Maximino eran constantemente interrogados tanto
por los curiosos como por los devotos. Ellos simplemente
contaban la misma historia, repitiéndola una y
otra vez. A los que estaban interesados en subir la montaña,
les señalaban el lugar exacto donde la Señora
se había aparecido. En varias ocasiones fueron
amenazados de ser arrestados si no negaban lo que continuaban
diciendo. Sin ningún temor y vacilación
reportaban a todos los mensajes que la Señora
había dado.
Surgió una fuente cerca del lugar donde la Señora
se había aparecido y el agua corría colina
abajo. Muchos milagros empezaron a ocurrir. Las terribles
calamidades que fueron anunciadas se empezaron a cumplir.
La terrible hambruna de patatas de 1846 se difundió,
especialmente en Irlanda donde muchos murieron. La escasez
de trigo y maíz fue tan severa que más
de un millón de personas en Europa murieron de
hambre. Una enfermedad afectó las uvas en toda
Francia. Probablemente el castigo hubiera sido peor de
no haber sido por los que acataron el mensaje de La Salette.
Muchos comenzaron a ir a misa. Las tiendas fueron cerradas
los domingos y la gente cesó de hacer trabajos
innecesarios el día del Señor. Las malas
palabras y las blasfemias fueron disminuyendo.
Las profecías sobre
el deterioro de las cosechas y la hambruna se cumplieron.
(La Virgen) dijo que habría un castigo, y que las uvas se marchitarán.
Yo fui a estudiar qué había sucedido con las uvas en Francia después
de 1846. Después de las apariciones, hizo su aparición un hongo
parásito que agrede a la uva, esparciendo el oídio, una enfermedad
de la vid nunca vista en Francia hasta entonces. Cuando desapareció, se
manifestó enseguida la filoxera, un piojo microscópico que destruyó la
mitad de las viñas de todo el país. Se encontró un remedio
para la filoxera, pero apareció inmediatamente la peronospera, una enfermedad
desconocida en Europa, y originaria de América. Las pocas vides que habían
logrado salir sanas y salvas de los flagelos precedentes, fueron destruidas por
el nuevo mal. He investigado también en los archivos y en las bibliotecas
francesas: en Francia no existe una sola especie de vid anterior a 1847. Todas
las que existían murieron. Una terrible predicción que se cumplió totalmente...
-Vittorio Messori en Hipótesis sobre María.
APROBACIÓN ECLESIÁSTICA
El Obispo de la Salette encargó a dos teólogos la investigación
de la aparición y de todas las curaciones registradas. Durante cinco años
se hicieron las más minuciosas investigaciones. En toda Francia, en aproximadamente
ochenta diferente lugares, los obispos encargaron canónigos que investigasen
las curaciones milagrosas a través de las oraciones a Nuestra Señora
de la Salette y del agua de la fuente. Cientos de milagrosos favores fueron registrados.
El Santo Padre, Pío IX, aprobó la devoción a Nuestra Señora
de la Salette. Pidió a los jóvenes que le fuera enviado el relato
de los secretos por escrito. Tiempo después dirá el Santo Padre: "Estos
son los secretos de la Salette, si el mundo no se arrepiente, perecerá".
Proclama de milagros
Mellon Joli, Arzobispo de Sens, Obispo de Auxerre,
Primado de las Galias y
de Germania
"Visto el informe de la Comisión nombrada por Nos el 24 de enero
de 1848 para una investigación jurídica sobre una curación
extraordinaria ocurrida en Avallon el 12 de noviembre de 1847 en la persona
de Antoinette Bollenat
después de una novena a la Stma. Virgen; invocada con el nombre de
Ntra. Sra. De La Salette; vistos los interrogatorios a los testigos y médicos...
habiendo pedido el parecer de mi Consejo, invocado el santo nombre de Dios,
declaramos para la gloria de Dios, la glorificación de la Stma. Virgen
y la edificación
de los fieles, que dicha curación presenta todas las condiciones y
caracteres de milagrosa" -4 de marzo de 1849.
Luis
Rossat, Obispo de Verdún
"Declaramos cierto e incontestable el hecho de la curación instantánea
y mantenida desde el 1 de abril de 1849 hasta el día de hoy, en
la persona de Martin, alumno de nuestro Seminario Mayor, según
la relación
que ordenamos hacer, muy difícil de explicar por solas las fuerzas
naturales; y Nos ha sorprendido que los alumnos de nuestro Seminario
unánimemente
lo hayan atribuido a la intervención sobrenatural de la Stma.
Virgen".
La relación citada, firmada por el superior del Seminario, el
ecónomo
y tres profesores, afirma que M. Martin es un edificante clérigo
menor, de entera confianza. Durante el curso, hasta el 1 de abril, apenas
podía
apoyarse en la pierna izquierda, con dolores continuos, que no le permitían
seguir los actos de la comunidad. El Obispo decidió que no se
le admitiera a las órdenes menores hasta que no estuviese totalmente
curado. El 1 de abril comenzó una novena a Ntra. Señora
de La Salette, y su director espiritual a las 6 de la tarde le dio un
frasco de agua de La Salette. A las
siete andaba, subía y bajaba corriendo las escaleras. La curación
produjo una fuerte impresión en todo el Seminario." -1 de
agosto de 1849
Clemente, Obispo de la Rochelle
y de Saintes
"...oído el testimonio de muchos personajes sobre la curación
repentina de Madame Bonnet de una enfermedad incurable, como consecuencia de
una novena
que hizo a Ntra. Sra. De La Salette; examinado atentamente el proceso
verbal pedido al Dr. M. Kemmerer, que atestiguó la imposibilidad absoluta
de dicha curación con los remedios humanos; consultado nuestro Consejo
e invocadas las luces del Espíritu Santo, pronunciamos que no puede ser
atribuida nada más que a una intervención sobrenatural".
-12 de enero de 1855
Una preciosa basílica fue construida en el lugar de la aparición,
seis mil pies sobre el nivel del mar. En la actualidad junto a la basílica
hay un centro de acogida a los peregrinos con alojamiento.
Una nueva congregación de sacerdotes fue fundada: "Sacerdotes misioneros
de Nuestra Señora de la Salette“, que tienen casas y escuelas alrededor
del mundo. Para fomentar su trabajo y contribuir en la propagación de
los mensajes de Nuestra Señora de penitencia, una confraternidad fue fundada,
y fue elevada casi instantáneamente a Archicofradía. Una congregación
de religiosas, las Hermanas de Nuestra Señora de la Salette, fue establecida
para ayudar a mujeres peregrinas y a los enfermos. Muchos peregrinos llegan anualmente
a la Basílica y con espíritu de penitencia suben la montaña.
Muchos milagros se dan en el cuerpo y en el alma dependiendo de la devoción
de los fieles y la gracia de Dios.
Al preguntarnos cuál es el significado y la gracia derramada a la humanidad
el 19 de septiembre, de 1846, encontramos aspectos de la Palabra de Dios que
son recordados en el mensaje enviado del cielo a través de la Virgen
de la Salette.
Gran significado
evangélico
"Para ver y entender"
"Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no
oyen ni entienden" (Mt. 13:13)
Antes de hablar, la Señora se comunica con señales. María
la madre de Jesús y madre nuestra, irradia la luz de la resurrección.
El brillo de su rostro es tanto que Maximino es incapaz de mirarla permanentemente
y a Melanie le deslumbra su presencia. Su vestidura, como las de Cristo en la
montaña el día de la Transfiguración, de igual forma resplandece
de luz. La luz procede del gran Crucifijo que tiene sobre su pecho. Apareciéndose
en la Salette, María Santísima continúa llevando a cabo
la misión que recibió al pie de la cruz: tomar el sufrimiento y
el dolor por nosotros para darnos vida en la Fe. "pues nunca entre vosotros
me precié de conocer otra cosa sino a Jesucristo, y a éste crucificado".
(1Cor 2:2).
El crucifijo está entre un martillo y unas tenazas, los instrumentos de
la Pasión. De los hombros de la hermosa Señora cae una larga cadena,
el símbolo bíblico del pecado y de las injusticias cometidas por
nosotros contra nuestros hermanos. Paralelamente a las cadenas, en los bordes
del chal, la hermosa Señora tiene rosas de muchos colores. Esto nos recuerda
al rosario. Desde nuestras raíces humanas hasta la cruz y de la cruz a
la gloria y al festín celestial. También hay rosas alrededor de
su cabeza, como una diadema de luz y alrededor de sus pies. . "He arraigado
en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad.
Como plantel de rosas en Jericó" ( Eclco 24:12).
La Constitución Gaudium et Spes (13) del Concilio Vaticano II, nos dice "De
ahí que el hombre está dividido dentro de sí mismo. Por
eso toda vida humana, individual o colectiva, se nos presenta como una lucha
dramática, entre el mal y el bien, entre las tinieblas y la luz. Más
aún el hombre se encuentra incapacitado para resistir eficazmente por
sí mismo a los ataques del mal, hasta sentirse como aherrojado con cadenas".
Escuchen y pónganlo en práctica (Luc 6:46, 8:21,
11: 28, Sant 1:25-27)
Por la maternal caridad de la Virgen Santísima, Ella intercede, a Ella
le importa y continúa trayendo los dones de la salvación eterna
a nosotros, hermanos de su Hijo, quienes aún estamos peregrinando en esta
tierra, rodeados de peligros y dificultades hasta el día
de entrar a la patria feliz.
La Santísima Virgen habla el idioma de su pueblo. La Virgen Santísima
es una "hija de Israel" que vivió en una cultura específica.
Ella se aparece también comunicándose según la cultura de
sus hijos. Hay una gran consonancia entre su preocupación y el lenguaje
del pueblo. En la Biblia, la Palabra de Dios se manifiesta de una forma concreta
en la historia del pueblo de Dios. María como hija de Israel nos enseña
a descubrir a través de los eventos y situaciones de la vida, la presencia
discreta de Dios quién "hace maravillas" y quien "recuerda
su amor a su pueblo"
Ella nos llama a la conversión urgentemente. Por su inmenso amor, se preocupa
por nuestra indiferencia religiosa y por nuestros pecados, pero también
por nuestros problemas y esperanzas.
La Virgen se sitúa en la tradición de los profetas. Un profeta
es aquel a quien Dios le confía la misión de hablar en su Nombre
al pueblo, para revelar a este pueblo en los eventos pasajeros de este mundo
la llamada a un mayor amor. En la Salette, la Virgen toma en cuenta la actual
situación de las cosechas: el trigo, las patatas, las uvas y las nueces.
Ella empieza con la predicción pesimista de los granjeros: hambruna y
muerte infantil si el trigo continúa así. Dice que nosotros no
prestamos atención y luego lanza el reto a cada alma, "Así se
convierten" Nos recuerda la llamada de Aquel que es la Palabra: El reino
de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva (Mc1:15),
y otra vez dice: No os preocupéis, busca primero el reino de Dios y su
justicia. (Mt. 6:33). En realidad es una llamada del Evangelio que quizá hemos
olvidado y la Virgen Santísima nos la recuerda. Analizando
su discurso nos damos cuenta de las grandes verdades encontradas
en los Evangelios.
Todo se conjuga en Cristo: Cristo crucificado y resucitado. El
papel de María
Santísima respecto a todo creyente es unirnos a Jesús,
en nuestras luchas, batallas y sacrificios tenemos la oportunidad
diaria de ser transfigurados
en Cristo.
En el Nombre de Cristo te imploramos (Juan 20:31; Hech 4:12)
La Virgen Santísima, modelándose en Jesús resucitado, viene
como mensajera de paz, esa paz que es fruto del Evangelio vivido. La Virgen viene
a implorarnos que retornemos a Jesús. Nos pide también que, en
unión con ella seamos mensajeros. La Buena nueva necesita ser proclamada,
oída y difundida.
La Virgen dijo: "Si mi pueblo no quiere someterse..." En estos tiempos
modernos es difícil oír palabras de advertencia. Pero la Virgen
no viene a quitarnos la libertad ni para amenazar, sino para invitarnos a vivir
en el reinado y liderazgo de Cristo, en comunión con su voluntad. Esta
sumisión la cual es comunión con Dios es la que María, la
humilde esclava del Señor, vivió desde la Anunciación hasta
la Crucifixión y Pentecostés. Y es por eso que todas las generaciones
la llamarán bendita. (Luc1:48)
Nunca podremos recompensar el dolor que la Virgen ha sufrido
por nosotros, pero ello es razón para responder lo más generosamente posible. "Por
lo tanto, ofrezcan todos los fieles súplicas insistentes a la Madre de
Dios y Madre de los hombres, para que Ella, que estuvo presente a las primeras
oraciones de la Iglesia, ensalzada ahora en el cielo sobre todos los bienaventurados
y los ángeles, en la comunión de todos los santos, interceda también
ante su Hijo". (Conc Vat II, LG, 69).
Reconcíliense con Dios (cf. Mt 5:23; Mc.11:24; 2Cor 5:18;
Ef 2:15)
Nuestra Señora específica dos rechazos del pueblo: "Las dos
cosas que hacen la mano de mi Hijo tan pesada" son:
El irrespeto del Día del Señor. Esto nos lleva a recordar los
dos primeros Libros de la Biblia, el Génesis y el Éxodo, y a recordar
que desde el principio los cristianos celebran el domingo como día de
la Resurrección. ¿Cómo damos honor al Día que el
Señor se ha reservado para El mismo? ¿Es realmente día de
reposo, día de asistir a la Santa Misa?
El irrespeto al Nombre de mi Hijo.
Los que utilizan el Nombre de Cristo por la menor adversidad
e imponen
a Dios la responsabilidad
de éstas, olvidándose
así de las propias. Cuando nos vemos asediados
con toda clase de pruebas, egoístamente nos cerramos
en nosotros mismos sin esperanza. La Virgen viene a recordarnos
nuevamente "Santo es su Nombre", porque no
hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por
el que nosotros debamos salvarnos
(Hech 4:12). Y todo cuanto hagáis, de palabra
y de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor
Jesús, dando gracias
por su medio a Dios Padre. (Col 3:17).
(El hombre), al negarse muchas veces a reconocer a Dios
como su principio, trastornó,
además, su debida ordenación a un fin último y, al mismo
tiempo, dañó todo el programa trazado para sus relaciones consigo
mismo, con todos los hombres y con toda la creación.
(Conc. Vat II, Gaudium et Spes, 13).
Las cosas que se corroen (cf. Mt 6:19; Luc 12,13; Sant 5:3)
La rebelión contra Dios, que significa "muerte de Dios en nosotros" inevitablemente
nos llevará a la muerte y a la ruptura armoniosa con el universo. Esa
ruptura es la causa de la corrupción. Para redimirnos de esos males es
que vino Nuestro Señor. En la Salette, la Virgen no nos saca de la realidad,
sino que al contrario, nos hace un llamado urgente a que reconozcamos los peligros
en que vivimos y nos abramos a la redención que ofrece su Hijo. Las cosechas
y patatas podridas, el trigo que se vuelve polvo, las nueces vacías, las
uvas en las viñas estropeadas, hambrunas y epidemias,
todo ello es causado por el pecado.
Nuestra situación precaria y la duración restringida que nuestras
vidas tienen sin embargo un punto positivamente elevado, siendo éstos
motivos que nos llaman a la propia conversión, retándonos al seguimiento
de Cristo, viviendo hoy la nueva vida que El vivió hasta el Calvario.
Esa es la fuente de nuestra confianza. En esta tierra donde las dos terceras
partes de la humanidad sufren hoy de hambre y desnutrición, donde los
derechos humanos son burlados, la injusticia se encuentra a nuestra puerta, los
riesgos de la destrucción aumentan; que todo esto nos haga meditar los "signos
de Dios" y nos vuelvan a Él. Así actuaremos
como verdaderos hermanos, en especial con los menos afortunados.
Si se convierten (cf. Ez 18:30; 1R 8:35; Mc 1:15; Luc 15; Hech 2:38,
3:19)
La llamada a la conversión está en el corazón del mensaje
de la Salette. Todo se dirige hacia ese fin: las lágrimas y el crucifijo,
la luz y las rosas, las actitudes de la Hermosa Señora, su caminar desde
la quebrada hasta la cumbre, pero sobre todo el discurso de la Virgen. "Regresen
a Dios con todo su corazón", El es la única
fuente de vida.
La ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación
de los hijos de Dios... en la esperanza de ser liberada de la corrupción
para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
(Rom 8:19).
El camino a la conversión: Tres puntos (Mt. 6:5; Mc.
14:32; Luc 18:1; Jn 17)
Oración perseverante y profunda "¿Hacéis
bien vuestras oraciones?" "No muy bien, Señora" contestaron.
Quizá también
esa es nuestra respuesta. La Virgen Santísima nos
exhorta a orar diariamente, mañana y tarde. Velad
y orad (Mt 26:41) La Virgen les indica lo mínimo,
un Padrenuestro y un Ave María, pero les urge ir
más allá cuando
puedan.
Los discípulos de Cristo, perseverando en la
oración y alabanza
a Dios (Hch 2:42), han de ofrecerse a sí mismos
como hostia viva, santa y grata a Dios (Rom 12:1),
han de dar testimonio de Cristo en todo lugar y,
a
quien se la pida, han de dar también razón
de la esperanza que tienen en la vida eterna (1Pe
3:15). (Conc
Vat
II, LG, 10).
Participación en la Santa
Misa "Durante
el verano solo algunas mujeres mayores van a Misa".
El participar juntos cada semana como cristianos
en la celebración de la Misa Dominical es
una necesidad vital. La Palabra de Dios nutre nuestra
fe, el contacto con Cristo en la fracción
del pan para un nuevo mundo es fuente de dinamismo,
la comunión con su Cuerpo
entregado por nosotros y su Sangre derramada nos
recuerda que debemos estar listos para dar nuestras
vidas por otros y entonces hacernos partícipes,
siendo fortalecidos en su Espíritu. En el
corazón de este mundo que pasa
y al cual estamos todavía ligados por nuestra
ceguera e inercia, la Iglesia, en la celebración
de la Eucaristía, comprende y anuncia que
el nuevo mundo, inaugurado por Cristo resucitado,
está realmente presente
entre nosotros, y es necesario que seamos sus testigos
en nuestra vida cotidiana, a través de nuestra
conducta individual y como miembros de la sociedad.
La necesidad eucarística entonces es fuente
de esperanza y de gozo que nadie nos podrá quitar
(Luc 21:14; Jn13:1, 20:19-26).
Recobrar
nuestra dignidad actuando como cristianos. "Durante
la Semana Santa van a la carnicería como
perros". Lejos de escandalizarnos,
las palabras de Nuestra Señora deberían
traspasar nuestras conciencias. En las Sagradas
Escrituras, cuando al pueblo se le compara con
los perros significa
que éste ha perdido el sentido de su dignidad
(Fil 3:2; Mt. 7:6) Qué realmente
hacemos con nuestra dignidad de hijos de Dios cuando
desperdiciamos el alimento, cuando menospreciamos
los bienes que quizá otros necesitan? Para
recobrar nuestra dignidad debemos darnos cuenta
que no solo de pan vive el hombre y que
los esfuerzos necesarios que hagamos para compartir
nuestras bendiciones con otros nos pone en comunión
con el Hijo de Dios, de Quien se deriva nuestra
dignidad. "En verdad os digo que cuanto hicisteis
a unos de estos hermanos míos más
pequeños, a mí me lo hicisteis" (Mt
25:40)
Cada año se nos presenta el maravilloso testimonio dado por Jesús
durante su Pasión (1Tim 6) y es un recordarnos que nunca debemos "vender" nuestra
dignidad. El poder de la resurrección está entre nosotros obrando
y haciéndonos hijos de Dios. Entonces no puede haber nada que nos comprometa
con la falsedad, la injusticia, el dinero o el poder. No vivamos como perros
sino que todo nuestro ser y nuestros bienes estén
a la voluntad del Padre, cueste lo que cueste.
En la finca de "Coins" (Jer 23:24; Os 6:1; Mt 28:20;
Luc 24:29; 2Cor 6:16).
La Hermosa Señora hace mención a Maximino de un evento aparentemente
sin importancia. Una pequeña obra y una observación que había
hecho su padre. Por mucho tiempo el señor Giraud no había atendido
a la iglesia y era realmente indiferente a la religión. Cuando el 20 de
septiembre escuchó el relato de la Aparición, su reacción
fue prohibirle a su hijo decir nuevamente esos cuentos sin sentido. Días
después, molesto por el ir y venir de las personas interesadas en hacer
preguntas a Maximino, lo amenazó con castigos severos. "Pero, papá,
Ella me habló de ti", exclamó el muchacho. Le recordó el
episodio del trigo estropeado en la finca de Coins y el trozo de pan que le había
dado a su hijo de regreso a Corps. Así, como Maximino había olvidado
el incidente, de igual forma lo había olvidado su padre. El señor
Giraud se sorprende, pensaba que quizá había desterrado a Dios
de su vida y ahora se da cuenta, descubre que ni siquiera por un instante Dios
cesa de percibir sus esperanzas y ansiedades y en particular del temor de no
tener más pan que darle a su hijo. Este descubrimiento será el
comienzo de una autentica conversión que será intensificada más
tarde con la milagrosa curación de su asma crónica.
Nosotros nos podríamos preguntar si realmente estamos conscientes de la
presencia de Dios que nos acompaña a dondequiera que vayamos. Cuando compartimos
el pan, cuando lo distribuimos entre los hambrientos, dondequiera que se da vida,
el Padre está, pues Él es la fuente de la Vida.
Dimensión Misionera es Urgente (Mt 28:18; Luc10:1;
Jn 17:18; 20:21; Rom 10:13).
"Pues bien, hijos míos, decid esto a todo mi pueblo". La dimensión
misionera es esencial para todo cristiano y Nuestra Señora
nos lo recuerda. Cristo, nuestro Señor vino a
crear nuevas condiciones de vida, reconciliada con Dios
y con el prójimo. Debemos dedicar nuestro existir
a realizar esta vida de reconciliación en este
mundo dividido en el cual nos encontramos. La Reconciliación
es la fuerza viva capaz de abrir el futuro a todas las
gentes, renovando así los lazos rotos o debilitados
por el egoísmo
y los temores. En este mundo donde tantos trabajan, construyen,
sufren y esperan, tengamos tan solo un tipo de obsesión:
obsesión
misionera.
Son muchos los peregrinos que se acercan a la Aparición de la Salette
y suben la montaña santa. Todos juntos y cada uno personalmente se siente
llamado por la Hermosa Señora que nos recuerda que Dios "rico en
misericordia" está presente en cada una de nuestras
vidas.
¿
Cómo no hacer caso ante tanta ternura? ¿Cómo resistir el
llanto incesante de aquella que ora e intercede por nosotros sin cesar? Ella
está junto a nosotros con su atención maternal, en cada detalle
y acontecimiento de nuestras vidas. En nuestras luchas y penas, en nuestras decisiones
y nuestras aflicciones diarias. María Santísima, fiel a la misión
recibida en el Calvario, nunca cesa de recordarnos los medios que se nos han
dado para regresar a su Hijo; pues sin Su ayuda no podremos construir nuestras
vidas o nuestro mundo. El rechazo de Su gracia trae serias consecuencias. María,
nuestra abogada y reconciliadora vino a la Salette a recordarnos
esta verdad.
Hemos olvidado las verdades del Evangelio y al contemplar
su aparición
y el profundizar en sus palabras nos debe mover a responder su llamado, aliviando
su dolor, secando sus lágrimas, retornando a Dios con todo nuestro corazón,
a través de su Hijo Jesucristo, Quien es el Camino, la Verdad y la Vida.
El que fue crucificado por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos
para nuestra salvación. Jesús, nuestra paz y reconciliación.
Los Videntes después
de la Aparición
Maximino trató de
ser sacerdote y entró en el seminario
menor. Tenía mucha dificultad en aprender,
tuvo muchas dudas sobre su vocación
y se retiró del seminario. Muchos se
preguntan por qué, acaso ¿no
tuvo la gracia de la vocación o no correspondió a
ella? Podemos decir que la vida íntima
de cada alma es un misterio, las gracias que
recibe y la respuesta que ésta da.
Afirman
que Maximino tenía una fe profunda,
y en la virtud de la castidad fue muy íntegro
y delicado llegando a decir en confidencia: "Cuando
se ha visto a la Santísima Virgen,
uno no piensa más en mujeres".
Trabajó en un hospital por un tiempo,
luego llegó a ser soldado y finalmente
terminó administrando una pequeña
tienda de artículos religiosos.
Se habla de un mal entendido entre el Santo
Cura de Ars y Maximino. El joven visitó al
santo cuando tenía una crisis vocacional.
El Cura de Ars que hasta entonces había
sido entusiasta de las apariciones se decepcionó al
interpretar que Maximino se retractaba de haber
visto a la Virgen. Como buen obediente se remitía
a la autoridad del obispo y del Papa que habían
aprobado las apariciones. "Dios no confirmaría
con milagros una superchería, ni la
Iglesia la enriquecería con indulgencias" (Journal
d´une Institutrice, pag. 117). Maximino
por su parte negaba que él se hubiese
retractado. Conforme a las explicaciones del
muchacho el cura estaba sordo y se le entendía
mal, además sólo se le podía
hablar en el confesionario y hubo un mal entendido: él
le dijo haber mentido a veces, el cura de Ars
entendió que se refería a la
aparición... Parece ser que años
después el santo cura recibió una
prueba de Dios de la autenticidad de la aparición
de la Salette (aunque en realidad no era necesaria,
dado el juicio de la Iglesia basado en el estudio
de los hechos y en los milagros reconocidos).
No dejó de ser providencial el incidente
de Ars, pues de él hablaron tanto los
periódicos que acudió el arzobispo
de Lyón al Papa Pío IX quién
de esa forma recibió el secreto y aprobó la
aparición.
Cuenta un amigo de Maximino
con cierto asombro y tristeza que en ocasiones se reunían
con eclesiásticos y muchas otras personas y
tristemente observaban a Maximino vaciar los vasos
de vino y volverlos a llenar en seguida. Dentro de
la providencia de Dios se pueden enumerar muchas purificaciones
de pobreza y enfermedad y calumnias con cuyos méritos
sin duda habrá alcanzado glorias para el cielo.
Murió en estado de gracia cuando tenía
treinta y ocho años de edad.
Melanie también trató de entrar a la vida
religiosa. Visitó varias comunidades, pero no
permanecía suficiente tiempo en ellas. Le era
muy difícil la vida comunitaria. Recibió mucha
persecución por haber sido elegida especialmente
para comunicar los mensajes. Aún en medio y llena
de contradicciones, rechazos e injurias poseía
una fuerte valentía y una tenacidad admirable
para difundir al mundo el mensaje de Nuestra Señora
de la Salette. Su vida de oración era intensa,
algunos milagros son atribuídos a ella aun estando
en vida. Uno de ellos es la enfermedad del Rev. Combe
sanada al día siguiente después que Melanie
le dijera que estaría bien y que viviría
hasta la ancianidad. El sacerdote admirado le preguntó: "¿Qué dijiste?" "Bueno,
contesta Melanie, tan solo oré a la Señora
y le dije: Madre mía, el P. Combe está enfermo,
el trabaja para ti y lo has dejado así." La
vida del P. Combe duró hasta sus 82 años.
En junio de 1904, Melanie deja Francia y se traslada
a un pequeño pueblo llamado Altamura en el sur
de Italia. El obispo Mons. Cecchini, O.P: es amigo suyo
y la recibe con agrado. Encuentra una casa fuera de la
ciudad. Está tranquila y alegre en su soledad.
Todos los días va a la Catedral. El 15 de diciembre
no fue. Había muerto durante la noche del 14 de
diciembre. Forzaron la puerta de su casa y la encontraron
en el piso completamente vestida, tenía 72 años.
En febrero de 1903 había profetizado que forzarían
la puerta de su casa y la encontrarían muerta,
en un lugar desconocido de Italia. Dos de sus vecinos
cuentan que la noche anterior se había aído
la preciosa melodía del Tantum Ergo en la habitación
de la dama francesa y que también oyeron una campanita
como la que es usada para llevar el Sagrado Viático
a los moribundos. La gente de Altamura sostiene que la
Sagrada Comunión fue traída a Melanie por
el mismo Señor.
Algunos puntos del importante secreto dado por la Virgen
a Melanie
La Hermosa Señora de la Salette comunicó un
secreto que debía revelar años más
tardes. Maximino aseguró que la Virgen dijo algo
a Melanie que el no oyó. Este secreto, sin embargo,
no está incluido en la aprobación dada
por la Iglesia a la aparición ya que fue divulgado
posteriormente.
Melanie: Esto
que Yo te voy a decir no será siempre
secreto; puedes publicarlo en 1858. Los sacerdotes, ministros
de mi Hijo, por su mala vida, por sus irreverencias y
su impiedad al celebrar los santos misterios, por su
amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han
convertido en cloacas de impureza. Sí, los sacerdotes
piden venganza, y la venganza pende de sus cabezas. ¡Ay
de los sacerdotes y personas consagradas a Dios, que
por sus infidelidades y mala vida crucifican de nuevo
a mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a
Dios claman al cielo y piden venganza, y he aquí que
la venganza está a las puertas, pues ya no hay
almas generosas ni persona digna de ofrecer la Víctima
sin mancha al Eterno en favor del mundo. Dios va a castigar
de una manera sin precedentes. ¡Ay de los habitantes
de la tierra! Dios va a derramar su cólera y nadie
podrá sustraerse a tantos males juntos. Los jefes,
los conductores del pueblo de Dios, han descuidado la
oración y la penitencia, y el demonio ha oscurecido
sus inteligencias, se han convertido en estrellas errantes
que el viejo diablo arrastrará con su cola para
hacerlos perecer. Dios permitirá a la antigua
serpiente poner divisiones entre los soberanos, en todas
las sociedades y en todas las familias. Se sufrirán
penas físicas y morales. Dios abandonará a
los hombres a sí mismos y enviará castigos
que se sucederán durante más de treinta
y cinco años.
Los malos libros abundarán en la tierra y los
espíritus de las tinieblas extenderán por
todas partes un relajamiento universal en todo lo relativo
al servicio de Dios y obtendrán un poder extraordinario
sobre la naturaleza: habrá iglesias para servir
a esos espíritus. Algunas personas serán
transportadas de un lugar a otro por esos espíritus
malvados, incluso sacerdotes, por no seguir el buen espíritu
del Evangelio, que es espíritu de humildad,
de caridad y de celo por la gloria de Dios.
Habrá por todas partes prodigios extraordinarios,
porque la verdadera fe se ha extinguido y la falsa luz
alumbra al mundo. ¡Ay de los príncipes de
la Iglesia que se hayan dedicado únicamente
a amontonar riquezas, a poner a salvo su autoridad
y a
dominar con orgullo!
Dado el olvido de la santa fe de Dios, cada individuo
querrá guiarse por sí mismo y ser superior
a sus semejantes. El Santo Padre sufrirá mucho.
Yo estaré con él hasta el fin para recibir
su sacrificio. Los malvados atentarán muchas veces
contra su vida, sin poder poner fin a sus días.
Los gobernantes civiles tendrán todos un mismo
plan, que será abolir y hacer desaparecer todo
principio religioso, para dar lugar al materialismo,
al ateísmo, al espiritismo y a toda clase de
vicios.
En los conventos, las flores de la Iglesia estarán
corrompidas y el demonio se hará como el rey de
los corazones. Que los que estén al frente de
las comunidades religiosas vigilen a las personas que
han de recibir, porque el demonio usará de toda
su malicia para introducir en las órdenes religiosas
a personas entregadas al pecado, pues los desórdenes
y el amor de los placeres carnales se extenderán
por toda la tierra.
Los justos sufrirán mucho; sus oraciones, su penitencia
y sus lágrimas subirán hasta el cielo y
todo el pueblo de Dios pedirá perdón y
misericordia e implorará mi ayuda e intercesión.
Entonces Jesucristo, por un acto de justicia y de su
gran misericordia con los justos, mandará a sus ángeles
para que mueran todos sus enemigos. De golpe los perseguidores
de la Iglesia de Jesucristo y todos los hombres dados
al pecado perecerán y la tierra quedará como
un desierto. Entonces se hará la paz, la reconciliación
de Dios con los hombres; Jesucristo será servido,
adorado y glorificado; la caridad florecerá en
todas partes. Los nuevos reyes serán el brazo
derecho de la Santa Iglesia, que será fuerte,
humilde, piadosa, pobre, celosa e imitadora de las virtudes
de Jesucristo. El Evangelio será predicado por
todas partes y los hombres harán grandes progresos
en la fe, porque habrá unidad entre los obreros
de Jesucristo, y los hombres vivirán en el temor
de Dios. Esta paz entre los hombres no será larga:
25 años de abundantes cosechas les harán
olvidar que los pecados de los hombres son la causa
de todos los males que suceden en la tierra.
Yo dirijo una apremiante llamada a la tierra; llamo
a los verdaderos discípulos del Dios que vive y
reina en los cielos; llamo a los verdaderos imitadores
de Cristo hecho Hombre, el único y verdadero Salvador
de los hombres; llamo a mis hijos, a mis verdaderos devotos,
a los que se me han consagrado a fin de que los conduzca
a mi divino Hijo, los que llevo, por decirlo así ,
en mis brazos, los que han vivido de mi espíritu;
finalmente llamo a los apóstoles de los últimos
tiempos, los fieles discípulos de Jesucristo que
han vivido en el menosprecio del mundo y de sí mismos,
en la pobreza y en la humildad, en el desprecio y en
el silencio, en la oración y en la mortificación,
en la castidad y en la unión con Dios, en el sufrimiento
y desconocidos del mundo. Ya es hora que salgan a iluminar
la tierra. Id y mostraos como mis hijos queridos, Yo
estoy con vosotros y en vosotros con tal que vuestra
fe sea la luz que os ilumine en esos días de infortunio.
Que vuestro celo os haga hambrientos de la gloria de
Dios y de la honra de Jesucristo. Pelead, hijos de la
luz, vosotros, pequeño número que ahí veis;
pues he aquí el tiempo de los tiempos, el fin
de los fines.
La Virgen Santísima predijo
acontecimientos que se cumplieron en la fecha indicada,
afectando naciones,
a la Iglesia y al mundo entero.
Conclusión
Los mensajes de Nuestra Señora de la Salette para
el mundo dados a Maximino y Melanie en 1846 son importantes
y actuales para nuestros días: "No ofendan
más a Dios (no pequen más) y hagan penitencia;
sino, terribles pruebas y sufrimientos vendrán
sobre el mundo". El mismo mensaje ha dado Nuestra
Señora en Lourdes y en Fátima: oración,
penitencia y consagración a su Inmaculado Corazón.
Datos principales de La Salette:
Los pastorcitos Maximino y Melanie, vieron a la Virgen
y recibieron sus mensajes urgentes para toda la humanidad.
La Virgen mencionó específicamente la
necesidad de renunciar a dos graves pecados que se habían
hecho muy comunes:
La blasfemia
El no tomar el domingo
como día de descanso
y asistencia a la Santa Misa.
Le pidió a los niños
que recen, hagan sacrificios y propaguen su mensaje.
La Virgen lloraba, con su cabeza entre sus manos, porque
los hombres ignoran la cruz de Jesucristo.
Varias congregaciones se han fundado
por inspiración
de La Salette, entre estas, los Misioneros y las Hermanas
de Nuestra Señora de La Salette, que están
dedicados a propagar el mensaje de reconciliación.
La Salette es una de las apariciones que fueron aprobadas en el siglo XIX.
Juan Pablo II: "En
este lugar, María, la madre siempre amorosa, mostró su
dolor por el mal moral causado por la humanidad. Sus
lágrimas nos ayudan a entender la gravedad del
pecado y del rechazo a Dios, mientras que manifiestan
al mismo tiempo la apasionante fidelidad que su Hijo
mantiene para con cada persona, aunque su amor redentivo
está marcado con las heridas de la traición
y abandono de los hombres.