Las
primitivas fiestas paganas que se celebraban en la época de Navidad, las Saturnalias
Romanas, entre el 17 y el 23 de diciembre, son las
que dieron paso a las actuales fiestas navideñas
con la entrada en la historia del Cristianismo.
Se atribuye al Papa
Clemente I, allá por
los años 88 al 97 de nuestra era, la primera
referencia a la Navidad como fiesta, aunque es cierto
que existen otras versiones que indican que la misma
se celebró por vez primera en el año
98.
La variación de la fecha que se da como auténtica,
en cuanto a la proclamación de la Navidad
como fiesta, es amplia y muy distinta. Varía
en razón del sistema que se emplee para determinar
aquella según la aplicación de los
variados calendarios históricos existentes
y que son los culpables de esta dispersión.
Así recordamos
que esta datación ha pasado, por ejemplo, por los
días 6 de enero, 2 de febrero, 25 de marzo, 20 de
mayo y hasta el 29 de septiembre; y parece afirmarse que
fue San Telesforo, Papa gobernante entre el 125 y 136 de
nuestra época, quién ordenó que la Navidad
se celebrara como fiesta solemne en toda la Cristiandad,
el año 129 D.C.
Tiempo después, San Julio I encargó un estudio
teológico profundo para determinar el año del
nacimiento de Cristo, tras el que decretó que la fecha
correcta fue la que se ha mantenido hasta nuestros días,
esto es, el 25 de diciembre. Este hecho se encuentra recogido,
por primera vez, en unos documentos romanos del año
354 y, desde el 400, se viene observando como válida
la fecha del 25 de diciembre dentro de la cristiandad.
No obstante algunas iglesias cristianas ortodoxas, las griegas,
mantienen celebrando la Navidad trece días más
tarde, ya que conservan vigente el calendario Juliano, sin
acceder a la modificación que realizó al mismo
el Papa Gregorio XIII en 1582.
La imposición del 25 de diciembre no es que determine
con total rigor la fecha del nacimiento de Cristo en Belén,
sino que, con gran habilidad por parte del Papa Julio I,
y a solicitud del obispo de Jerusalén, San Cirilo,
fue elegida como conmemoración cristiana para la unificación
de todos los fieles, por ser la fecha de celebración
pagana de la “Fiesta del Sol” o “Natalia
Invicti”, y como posibilidad de erradicar de una vez
por todas a esta.
Por tanto no se corresponde históricamente con el
hecho real del natalicio del Niño Dios. Más
bien parece probable que ocurriera en el año 748 de
la fundación de Roma, pero tal hecho quedó en
el olvido al ser cambiado el calendario basado en la fundación
romana, en el 533 de nuestra era y casi todos los historiadores
abogan por establecer el hecho unos 7 u 8 años antes
de lo que dice nuestro actual calendario.
Esta fiesta fue introducida en Inglaterra en el año
604 por San Agustín de Canterbury. En Alemania fue
San Bonifacio quién la estableció en el 754.
Tras el descubrimiento de América, es probable que
la primera Navidad celebrada en el Nuevo Mundo fue la que
realizó Cristóbal Colón, tal y como
refieren las crónicas, en la isla de La Española,
habiendo dado a la fortaleza que allí se estableció el
nombre de “La Navidad”, aunque algunos autores
dan como cierta la celebración en el siglo XI de la
Navidad en “Vinland”, cuyos protagonistas fueron
expedicionarios vikingos provenientes de Noruega.