EL ROMÁNICO EN LA
VALL DEL BOÍ. IGLESIA PARROQUIAL
DE SANT CLIMENT DE TAÜLL
Francisco Molina
Muñoz
La Vall del Boí,
agosto 2014
Ficha
Resumen
Monumento:Iglesia
parroquial de Sant Climent de Taüll Localidad: Taüll (Alta
Ribagorça) Coordenadas UTM: 31, 323380,
4609678 Descripción: Pequeña
pero bonita iglesia de tres naves y ábsides semicirculares
con restos de pinturas murales en el interior de mediados
del siglo XII. Esbelto campanario de 7 plantas situado
anexado en la parte sur del edificio. Elementos destacados: Pinturas
murales. Planos: Planta Fotografías
Bibliografía específica
Un
poco de historia
El 10 de Diciembre del año 1123 Ramón Guillem,
obispo de Roda-Barbastro, consagra la iglesia de Sant Climent
de Taüll, después de terminarse las obras de
reconstrucción del edificio y de la finalización
de la ejecución de las pinturas murales de su interior.
Esta es la fecha más lejana en la que podemos encontrar
el nombre de esta pequeña pero elegante iglesia en
la documentación de la época que ha llegado
hasta nuestros días. Un día después,
el 11 de Diciembre, se consagraba la cercana parroquia de
Santa Maria de Taüll, compartiendo desde entonces ambas
iglesias una co-parroquialidad que pudo durar hasta el siglo
XVIII (1).
En el año 1920 el conocido arquitecto Josep Puig i
Cadafalch descubre en el interior de la iglesia, oculto tras
un retablo de madera de origen barroco, unas magníficas
pinturas murales en el ábside central, el ábside
norte y las paredes del presbiterio y que fueron trasladadas
al Museo Nacional de Arte de Cataluña en Barcelona.
En el 1922 fue restaurada la iglesia y en 1931 fue declarada
monumento histórico-artístico. Hasta el año
1977 no fue objeto de una nueva restauración, momento
en el que se descubrieron otras pinturas in-situ como el
fragmento que aparece en el muro sur, cerca del pie del edificio,
e incluso posteriormente, en 2001, otros fragmentos han sido
encontrados en los arcos triunfales del ábside central.
Así pues, desde ser declarada como monumento y el
hecho de reproducirse in-situ una réplica de las pinturas
originales del ábside ha hecho que sea un lugar ampliamente
visitado por el turismo y los estudiosos, al estar inscrito
dentro del maravilloso patrimonio artístico y cultural
del Valle de Boí.
Descripción
Se
trata de un edificio de planta basilical de tres naves con
una cabecera de tres ábsides semicirculares precedidos
por arcos presbiterales, que en el caso del ábside
central y del ábside norte son dobles. Se encuentra
en la parte sureste de la población, alejada del núcleo
original, en una barriada externa conocida con el nombre
de Guinsa (que significa la isla) y hasta el siglo XVIII
compartió parroquialidad con Santa María (2).
De hecho, estas dos no fueron las únicas iglesias
de la localidad, pues existió al menos una tercera,
Sant Martí de Taüll, de la que hoy solo quedan
restos del ábside en el centro de la población.
En el siguiente croquis
se puede ver la planta de la construcción,
así como sombreado en rojo la situación
de las pinturas murales.
A excepción de las ventanas del muro oeste y de las de los ábsides,
no aparecen mas oberturas en forma de ventanas o aspilleras en el edificio.
La puerta que abre en el muro occidental, lo
que permite el acceso al interior,
abre con un arco de medio punto alrededor del que se observan vestigios de
un posible porche de madera en la fachada oeste.
Ya en la cabecera, en cada ábside se abre una ventana de arco de medio
punto con jambas escalonadas acompañada en el ábside central por
dos ojos de buey paredados a posteriori, seguramente en el momento del revestimiento
interior, para la realización de las pinturas murales. En el mismo ábside
central, pero por el exterior y a ras de suelo, observamos también tres
ventanas de arqueadas con medio punto, también paredadas puesto que no
se detectan desde el interior. Se trataría de las aberturas que corresponderían
al edificio original primitivo sobre la planta del cual se levantaría
el actual.
Las fachadas del cuerpo de las naves son totalmente lisas
y sin decoración, aunque si que existe esta decoración
en el exterior de los ábsides. Arcos lombardos formados
por tres arcuaciones concéntricas forman esa decoración,
agrupados de tres en tres en las absidiolas y de cuatro en
cuatro en el ábside central. Cada grupo de arcos se
separa por una lesena cilíndrica que arranca desde
una parte baja del parlamento y que forma una especie de
base, momento en que cambian a sección rectangular,
y que culmina por la parte superior en un tosco y rudimentario
capitel, a veces esculpido. Una franja de dientes de sierra
completa la decoración absidal bajo la cornisa de
tejas. Las ménsulas de los arquillos ciegos lombardos
cuentan con formas más o menos geométricas
y podemos observar restos de decoración en forma pintura
en la ventana del ábside central. (1)
Algunas de las imágenes que aparecen alrededor de
estas líneas están tomadas en el momento en
que el sol asoma desde el este sobre las montañas,
podéis observar la claridad con la que se ilumina
el edificio a esa temprana (y fría) hora.
En el ángulo sureste aparece un alto y delgado campanario
de torre, de planta cuadrada con un total de 7 plantas, base
más seis. Es un cautivador campanario que conforma
con su esbelta silueta un perfilado agradable y coherente
al conjunto del edificio. La estructura de la transmisión
de cargas a través del elemento se entiende perfectamente
observando el campanario desde la distancia: la base es la
parte más sólida, forma un zócalo macizo
que hace las veces de cimiento de todo el elemento, que en
cada una de las plantas a medida que vamos ascendiendo se
hace más ligera y con las aberturas de las ventanas
más grandes, aligerando proporcionalmente el peso
de la estructura (1).
En cada una de las plantas aparece la misma distribución
de ventanas en cada una de las cuatro caras. La decoración
existente es a base de arcuaciones ciegas, al igual que en
el ábside, formando un grupo de cinco arcos consecutivos
en el espacio que queda rebajado y que inscribe las ventanas
(1).
El interior
Las naves se cubren con una estructura de envigado de madera, que en el caso
de la nave central forma unas falsas encaballadas que apoyan la biga riostra.
No se conoce realmente si esta es la estructura original del templo, aunque es
probable puesto que en 1922 ya contaba con esta estructura de recubrimiento,
aunque no se puede afirmar con certeza absoluta (1).
Los arcos que separan
las naves y soportan la cubierta, están sostenidos por tres pilares cilíndricos
en cada lado, con decoración en forma de dientes
de sierra en la parte superior, justo bajo el nacimiento
del arco. En los dos pilares occidentales y el central
del lado sur, este dentado se dobla con una segunda
fila a la misma altura. Los pilares del lado sur
arrancan directamente desde el pavimento mientras
que los del lado norte apoyan sobre una pequeña
base formada por un anillo cilíndrico. Además,
el primero y segundo del lado norte disponen de un
zócalo cuadrado.
En la primera columna del lado norte de la iglesia, la
más cercana al ábside, se encontró la
inscripción de la consagración de la iglesia,
hoy conservada en el MNAC. El fragmento estaba pintado
con letras de color blanco y negro sobre fondo rojo,
y rezaba lo siguiente:
“ANNO AB INCARNACIONE
DOMINI MºCºXXºIIIº IIIIº IDUS
DECEMBRIS
VENIT RAIMUNDUS EPISCOPUS BARBASTRE-
NSIS ET CONSECRAVIT HANC ECCLESIAM IN HONORE
SANCTI CLEMENTIS MARTIRIS ET PONENS RELI-
QUIAS IN ALTARE SANCTI CORNELII EPISCOPI ET
MARTIRIS"
"El año de la Encarnación
del Señor de 1123, el 10 de Diciembre ,
vino Ramón, Obispo de Barbastro,
y consagró esta iglesia en honor
de San Clemente mártir, y puso reliquias
en el altar de San Cornelio obispo y
mártir." (1)
Las pinturas murales
De la iglesia de Sant Climent de Taüll procede uno
de los conjuntos de pintura románica mural más
importantes de Cataluña, conservándose
gran parte en el Museu Nacional d'Art de Cataluña
en Barcelona, aunque unos pocos fragmentos se conservan
aun in situ. En el museo están catalogadas el
cuerpo principal compuesto por el pantocrátor
y colegio apostólico como MNAC/MAC 15966 y sus
dimensiones totales son de 770 x 420 x 590 cm, el resto
de fragmentos se identifican con los códigos MNAC/MAC
15806, 15860, 15966, 15967, 15968, 22996, 113142 y 200752.
En el MNAC se expone así la decoración
correspondiente al ábside central, a la de los
dos arcos de triunfo y a la del ábside lateral
de la nave norte. Las pinturas, adquiridas y arrancadas
por encargo de la Junta de Museus conjuntamente con otras
pinturas (Santa María de Taüll, Boí,
etc...) en marzo de 1920, se instalaron en Barcelona
inicialmente en el Museu de la Ciutadella y desde 1934
en el museo en Montjuïc, donde actualmente descansan.
EN 1960 se incorporó la decoración completa
del interior de la ventana del ábside central,
y en 1970 se terminan de recuperar fragmentos dispersos
de los muros verticales de los dos arcos triunfales y
se descubren los que quedan in situ en el ábside
norte.
Sobran todas las palabras que podamos escribir aquí para
tratar de definir las pinturas. Pongo las imágenes
lo más grandes posible para que podáis
contemplar al detalle cada una de las partes de las pinturas,
así que tened paciencia al abrirlas cuando las
pinchéis, vale la pena.
1.-Ábside Central
En el ábside central, queda ocupada toda la bóveda
por la figura del Cristo en Majestad, dentro de la mandorla
almendrada; sentado en el arco del cielo, descansando
sus pies en una esfera que puede representar la tierra.
Según Isaías (Is, 66, 1):"Así dijo
Yahvé: los cielos son el trono y la Tierra, el
escabel de mis pies!". La mandorla en la que se
inscribe Cristo está situada sobre un fondo de
tres bandas paralelas horizontales de color azul, ocre
y negro.
Alrededor de ella el tetramorfo y bajo el grupo, un apostolado.
El Pantocrátor
Aquí se representa a Cristo como una figura mayestática,
solemne, en actitud de bendecir con la mano derecha y
con la izquierda sosteniendo un libro abierto con la
inscripción EGO SUM LUX MUNDI, (yo soy la luz
del mundo). (1)
El dibujo de las manos traduce la anatomía. El
rostro, ordenado en los rasgos principales según
una perfecta simetría axial, queda enmarcado por
largos cabellos, destaca el dibujado de los ojos.(1)
Cristo lleva una túnica blanca y gris y un manto
azul sobre ella, muy ricos, con ornamentos que imitan
rombos de colores azules y rojos, con perlas figuradas
o círculos. Estos ropajes, tan ricos, limitados
por una línea blanca, se presentan en pliegues
volumétricos muy marcados, reflejan algo de movimiento
y algo de realismo. Junto a él aparecen las letras
Alfa y Omega, la primera y la última de las letras
del abecedario griego que simbolizan el inicio y el fin,
indicando que en Dios empiezan y terminan todas las cosas.
Aparecen como colgando como lámparas a cada lado
de la figura central; por su sentido de final, la letra
omega introduce el carácter apocalíptico
de la escena que se refleja alrededor (1).
El Tetramorfo
El tetramorfo aparece en la bóveda de cuarto de esfera, alrededor de la
Majestad. En la parte inferior del fondo, inscrito en dos círculos a cada
lado, un ángel acompaña al león mientras lo sujeta por una
de sus patas traseras, símbolo de San Marcos, a la derecha de Cristo;
en los dos círculos de la izquierda otro ángel sostiene la cola
del toro, símbolo de San Lucas. Ambos animales presentan el cuerpo recubierto
de ojos. Se podrían relacionar estas cuatro esferas con las cuatro ruedas
de fuego del carro de Yahvé descrito por Ezequiel (1).
Las otras dos representaciones del tetramorfo
se sitúan siguiendo la ley
del marco y se adaptan al espacio triangular lateral de la mandorla. A la derecha
de Cristo aparece un ángel que representa a Mateo y que sostiene el libro
del evangelio, y en el lado izquierdo, otro ángel las alas del cual se
adaptan al espacio triangular existente situándose casi en posición
vertical, sostiene entre brazos el águila de San Juan.
Esta es la disposición más común en el arte románico,
el ángel y el águila arriba y el león y el toro abajo, tanto
en pintura mural como en las portadas esculpidas o frontales de altar. Las inscripciones
también identifican a cada una de las figuras. Cierran la composición,
a cada lado, dos ángeles serafines que cuentan con tres pares
de alas cada uno repletas de ojos. (1).
El Colegio Apostólico
Bajo la cúpula aparece una franja negra con letras
blancas entre dos líneas. A cada lado de la ventana
central aparecen tres arcos que descansan sobre columnas
de complicados capiteles en que predominan los colores
verde, rojo y negro, con motivos vegetales, similares
a los vistos en las pinturas de Santa María de
Taüll y en Maderuelo (en el Museo del Prado). Las
columnas imitan el mármol con un dibujo ondulado.
El fondo, de arriba a abajo, en rojo, azul y verde y
aparecen de izquierda a derecha las representaciones
de Sant Tomás ([S.TO]MAS), Sant Bartomeu (S. BARTOLOMEE),
la Madre de Dios(S, MARIA), San Juan Evangelista (S.
IOANES), San Jaume (S. IACHOBE) y San Felipe (S. FI[LIPUS]).
La madre de Dios sostiene con la mano izquierda recubierta
por manto una copa o especie de cuenco de donde surgen
rayos de color rojo, que de acuerdo con la tradición
iconográfica, combina el personaje histórico
de María con el personaje simbólico de
la iglesia que recoge, al pie de la cruz, la sangre de
Cristo, redentor. Sant Bartolomé y San Jaime sostienen
contra el pecho, entre los pliegues del mano, un libro
cada uno, mientras que san Juan alza otro libro con la
mano derecha recubierta. La parte baja de la pintura
de la derecha esta erosionada a causa de las escaleras
y otros objetos durante el tiempo en que aquel espacio
fue utilizado como sacristía. La parte inferior
de la Madre de Dios y san Bartolomé fue eliminada
en un contorno rectangular, por el hecho de haberse vaciado
el muro para contener un armario de sacristía.
Afortunadamente, cuando en 1970 fue rebajado todo el
terreno exterior y se extrajo la humedad acumulada, aparecieron
de nuevo las pintura, en la parte baja y bajo el armario,
en las cuales eran visibles los pies, con calzado negro,
de la Madre de dios, y mas abajo una complicada cenefa
o meandro.
A parte del ábside, se conservan restos de pintura
mural en el primer arco triunfal. Ocupa el centro del
intradós del primer arco la mano de Dios sobre
un fondo blanco inscrita en un círculo, en actitud
de bendecir, dirigiéndose hacia el lado derecho
del Cristo en Majestad. En la actualidad solo la podemos
observar en las pinturas originales del MNAC, puesto
que en Sant Climent de Taüll no se ha restaurado
aún esta parte de las pinturas.
En el siguiente enlace encontrarás una imagen
de lo que se expone en el museo: cort.as/FzUW
En el intradós del segunda arco triunfal, el más
alejado del ábside, aparece en la clave la figura
del Agnus Dei, dentro de un círculo y con fondo
azul. Es el cordero místico que abre el libro
de los siete sellos, que era el testamento que Dios había
prometido a David, y que solo Jesucristo, legítimo
descendiente de David, podía abrir, el cual le
daría el conocimiento de los que sucedería
en el reino de Dios. El cordero está representado
con siete ojos y sostiene el libro, con el nimbo crucífero
rodeando su cabeza. Tanto el Agnus Dei como la Dextera
Domini ocupan un lugar privilegiado en el conjunto mural
debido a su simbología, se sitúan en la
parte central más elevada, la más noble
(1). Todas las pinturas de este grupo se conservan sólo
en Barcelona.
En el lado izquierdo del espectador, en el mismo arco
exterior, se plantean dos escenas: en la superior, en
bastante mal estado, aparecen dos personajes sobre un
fondo azul de los que solo se conserva la parte inferior
del cuerpo. En la escena inferior se representa la escena
de la parábola de Lázaro, que se lamenta
mientras un perro le lame las llagas ante la puerta llena
de herrajes del rico Epulón, tema representado
también en Sorpe. Por encima de estas dos escenas,
a tenor de las notas redactadas por el equipo de técnicos
encargados de la extracción de las pinturas, podrían
existir otras dos figuras más en forma de ángeles.
Todas las pinturas de este grupo se conservan sólo
en Barcelona.
En el frontis del arco triunfal exterior queda en la
parte izquierda otros restos pictóricos que parecen
representar a un personaje que ostenta un casco, de difícil
identificación.
Los muros verticales, por debajo de los arcos triunfales
que preceden al ábside, contienen otras imágenes
de santos bajo los arcos, incomprensiblemente olvidadas
o ignoradas por el equipo que se encargó, en 1920,
de la extracción del conjunto. Descubiertas en
parte en el transcurso de las campañas estatales
dirigidas por el arquitecto Alejandro Ferrant, la resistencia
de éste a admitir la necesidad de su extracción
es la causa principal de que continúen in-situ
pero expuestas a una creciente degradación, ya
que la eliminación de la capa de enyesado, que
de cierta manera tapaba y protegía las pinturas,
ha permitido que las humedades invadan la zona y depositen
las sales disueltas en el agua. Sólo dos de los
santos se pueden identificar: una figura fácilmente
reconocible como Pedro por la inscripción superior,
continua el colegio apostólico del interior del ábside,
dándonos una idea general de la composición
del conjunto pictórico. Este colegio recorrería
desde la cara frontal entre los ábsides central
y lateral pasando por el interior del ábside hasta
el lado opuesto simétrico. Precisamente en esta
cara frontal entre el ábside central y el izquierdo
aparece la segunda figura representado la figura de San
Clemente (1) y en el lado opuesto los restos de San Corneli.
En el frontal entre el ábside central y el del
lado derecho también se intuye en los restos de
pintura una figura no identificable. Cabe decir, que
bajo ella aparece una especie de gran cuenco, que quizás
pueda relacionarse con él. Según se apunta
en algún estudio pertenece a la imagen de San
Corneli.
En el arco triunfal interior también aparecen
dos escenas en el lateral derecho, en una de ellas apreciamos
a un hombre golpeando con una hacha la cabeza de otro,
sobre un fondo verde y rojo, probablemente sean Abel
y Caín en el momento de la muerte del primero
a manos de su hermano. Estos fragmentos fueron encontrados
en el año 2001 tras una restauración parcial,
por lo que solo las podemos observar en la iglesia (no
se han trasladado a Barcelona).
2.-Absidiola Norte
Del ábside lateral del lado norte se conservan
restos pictóricos que se pueden ver solo en el
MNAC, puesto que no se han realizado ninguna réplica
en Taüll. Lo que se conserva pertenece a la parte
alta del muro cilíndrico en el que aparecen un
grupo de seis ángeles sobre un fondo de bandas
paralelas de distintos colores, negro, marrón,
ocre y rojo, enmarcado por una cenefa geométrica
en la parte superior. En la iglesia tan solo se puede
observar los restos (no transportados a Barcelona) de
la parte baja de la decoración, conformada por
más franjas horizontales.
En el frontis del espacio ocupado por la absidiola norte
existen también fragmentos dispersos decorativos,
tan solo una parte del muro frontal sobre la cúpula
de 1/4 de esfera, con la imagen destacada de la silueta
de un cuadrúpedo, quizás un perro, de idéntica
factura al que se encuentra en la iglesia de Santa María
de Taüll. Bajo el animal, recorriendo el arco de
la cúpula de la absidiola, mas fragmentos de una
cenefa con decoración geométrica similar
a la de la parte superior del grupo de ángeles
en el muro cilíndrico. También bajo el
perro, aparece decoración con algún tipo
de ave. Al otro lado algo parecido parece que también
representa algún tipo de ave.
La técnica y el material utilizados para la realización
de estas pinturas son muy pobres, con una gama de pigmentos
muy reducida. El estilo es muy homogéneo y se
le ha designado como Maestro del Juicio Final, por la
composición atribuida al mismo autor del muro
occidental de Santa María de Taüll. La fecha
para estas obras parece depender de la consagración
de Santa María (11 de diciembre de 1123). (2)
3.-Técnica y Estilo Pictórico
El conjunto de pinturas murales de Sant Climent de Taüll
ha sido estudiado por historiadores del arte nacionales
e internacionales, pero no se cuenta aún con un
trabajo monográfico completo que un conjunto de
tanta importancia merece. En este sentido, casi no se
han establecido las paralelos estilísticos con
otros conjuntos catalanes anteriores y europeos que nos
expliquen el origen directo del pintor que ha dado una
de las obras más perfectas del arte románico.
Desde el punto de vista estilístico, J. Pijoan
(1911-1912) remarca el tratamiento de los pliegues de
los vestidos tanto en Taüll como en la Seu d'Urgell,
y por eso los relaciona con los pintores alemanes de
las orillas del Rihn, y emparenta este estilo con las
vidrieras y la miniatura. G.Richert (1930) habla de la
concepción ornamental de las pinturas y busca
sus antecedentes formales en "formas árabes
unidas al arte cristiano" y los antecedentes inmediatos
en la miniatura catalana. En su publicación de
1937 insiste en la influencia árabe.
J.Pijoan, en la Monumenta Cataloniae (1948), habla también
de esta influencia hispánica, y define el ábside
de Sant Climent de Taüll como la pintura que representa
(de manera más pura y perfecta el concepto estético
del arte románico de la primera mitad del siglo
XII). Establece la identidad del maestro que pinta el ábside
lateral de Sant Climent y del Juicio Final del muro de
cierre de Santa María de Taüll, y apunta
a la relación con el retablo o frontal de los
obispos procedente de Sant Sadurní de Tavernoles.
Según pijoan también pertenecerían
al mismo grupo la decoración del portal lateral
exterior de Sant Joan de Boi.
J.Gudiol y Ricart (1950 y 1980) sitúa los pintores
de Sant Climent bajo el grupo de los conjuntos pictóricos
que reciben la influencia italo-bizantina. Define como
Maestro de Taüll al autor de las pinturas del ábside
central y explica su carácter excepcional siguiendo
la técnica de los fresquistas italo-bizantinos.
También plantea la posibilidad de que un discípulo
del maestro principal se encargara de la realización
de las pinturas de la Virgen y los apóstoles.
Lo mismo pasaría con la escena de Lázaro.
Gudiol, en un artículo de 1958 sobre los pintores
itinerantes, define las características estilísticas
del Maestro de Sant Climent, y le hace provenir de Italia
reclamado quizás por el obispo Ramón. Sería
pues, el pintor de una de las capillas laterales de Roda
de Isávena. El autor del ábside lateral
de Sant Climent, con la decoración del coro de ángeles,
sería el mencionado Maestro del Juicio final,
que pinta este tema en la iglesia de Santa María.
Así, del Maestro de Sant Climent, deriva estilísticamente,
según J. Ainaud (1973), el denominado Maestro
de Santa María (o Maestro del Juicio final) autor
de las pinturas de Santa María de Taüll.
A. Grabar (1952) plantea una posible estrecha relación
entre los frescos de la Villa Roggiery a Revello y de
la Casa Cavassa a Saluzzo, ambos en el Piemonte, con
las dos iglesias de Taüll. La expresividad de los
rostros, el esquematismo lineal, el tratamiento de los
cabellos, manos, pies, son los elementos para esta comparación.
Es una de las pocas relaciones concretas que se han establecido.
O. Demús (1968) observa en Taüll una fuerte
influencia del arte románico francés, y
habla del arte de Midi, de Toulouse de Llengaudoc y de
Provenza.
W. Neuss relaciona en 1960 los temas iconográficos
de la pintura catalana con el arte de la zona del Rihn.
J. Yarza (1979) relaciona el Maestro de Sant Climent
con Roda de Isávena de nuevo, y cuestiona el supuesto
italianismo y la influencia de Bizancio.
J. Sureda (1981) entiende que las pinturas corresponden
a la secuencia alto-románica y al modo dominante,
y establece dos pintores trabajando en el ábside
central. El primero sería el autor de la figura
de Cristo y del apostolado, y el segundo, el discípulo,
sería el autor del tetramorfo y de los ángeles.
Niega la ascendencia estilística de la miniatura
mozárabe y la relaciona con el arte proveniente
de Lombardía. (1)
En conclusión, no se puede definir exactamente
la influencia del artista o los artistas de Taüll,
puesto que los expertos no se ponen de acuerdo. En la
bibliografía indicada en la parte inferior de
esta página queda una muestra de ello. La representación
teofánica de Sant CLiment de Taüll es de
las que se han conservado la que presenta en un mayor
grado el aspecto sobrenatural de la visión apocalíptica
y se puede considerar como un paradigma en el románico.
Cristo tiene unas proporciones gigantes comparado con
cualquier otro de los personajes representados en el ábside.
Tanto el apostolado como los evangelistas y los ángeles
que aparecen en la composición se han dibujado
sobre franjas, por contra, Cristo surge de un fondo azul,
rompiendo la continuidad cromática de su entorno.
Su cuerpo ha sido concebido con plena armonía:
la cintura actúa como eje horizontal, la parte
superior, al igual que la inferior, ha sido considerada
como un triángulo equilátero, los costados
del cual siguen la alineación del manto con que
se viste, y la parte inferior aparece inscrita en un
trapecio también equilátero. El otro eje
de simetría, el longitudinal, divide la figura
en dos partes también equilibradas; la única
descomposición que aparece (el brazo derecho levantado)
queda contrarrestada por la fuerza cromática del
libro blanco. (3)
La técnica y los pigmentos utilizados por el Maestro
son diferentes y muy superiores en calidad a los del
Maestro de Juicio Final e incluso a los de Santa María
de Taüll. Tan solo sería admisible relacionar
su estilo con el de la decoración de la capilla
de San Agustín en la catedral de Roda de Isávena,
capilla consagrada por el obispo Ramón en el mes
de Julio de 1107, aunque otras teorías posteriores
desechan esta posibilidad. (2)
El color que utiliza el Maestro tiene también
una densidad poco usual en la pintura románica,
circunstancia que se ejemplifica en la imagen de María
del semicírculo absidal. En ella el más
pequeño detalle ha sido cuidadosamente tratado
con el fin de cooperar en esta armoniosidad que domina
todo el conjunto. Los rostros y partes visibles del cuerpo
se han resuelto con un ocre muy denso y cuentan con pequeños
toques de blanco que hace que parezcan reflejar una luz
real. El manto azul ha sido perfilado por un trazo negro
sobre una superficie también azul; aun así,
tanto el manto como el fondo no parecen encontrarse situados
en el mismo plano. El tocado blanco con una línea
en rojo aparece superpuesta sobre un fondo rojo de la
misma intensidad; esta parte de la toca que supera el
fondo y entra en el azul aparece recortada a distintos
niveles para evitar una monotonía de una alineación
con la separación de las bandas; el blanco en
el orillo tiene un color que aleja y aligera la densidad
del rojo y del azul que se encuentran. Con todo, allí donde
el cromatismo alcanza un mayor grado de armonía
y simplicidad es en la relación aureola-toca.
Podríamos decir que el maestro aquí ha
reutilizado un blanco sobre blanco roto por el perfil
del tocado, que de un modo algo ilógico pero sí bastante
estético, compensa la estilización del
rostro de la virgen María con su desviación
hacia los flancos. En la efigie de la Madre de Dios vemos
que el artista se aleja de las formas convencionales
y busca para cada elemento una solución más
estética, como lo hace también en las otras
figuras del conjunto. (3)
Frontal de Altar
En el MNAC también se conservan otros elementos
de Sant Climent de Taüll pertenecientes y elaborados
en el periodo románico y que son dignos de destacarse
también aquí, aunque por desgracia su observación
solo es posible en Barcelona, puesto que tampoco existe
réplica alguna en Taüll.
Uno de ellos es un frontal de altar de 92 x 168 cm de
dimensiones, perteneciente a la segunda mitad del siglo
XIII, catalogado como MNAC/MAC 3908. Se trata de un conjunto
pictórico de sobre tabla que correspondería
al ábside septentrional y en el que se describen
distintas escenas de San Climent que han sido dibujadas
sobre un fondo de estucado. Aparece dividido longitudinalmente
en dos zonas narrativas, la superior partida en dos mitades
y cada mitad compartimentada en dos nuevamente. En la
parte superior izquierda, a mano izquierda, está San
Climent bendiciendo a Teodora, la cual se muestra arrodillada
a sus pies, mientras que a mano derecha tres soldados
a las órdenes del emperador salen en busca del
santo. En el compartimento de la derecha se ha representado
el milagro del Agnu Dei cuando este hace brotar agua
de una montaña delante de la plegaria del santo
que figura al lado de otros compañeros.
En la zona inferior, de izquierda a derecha: San Climent
es trasladado a la presencia del emperador; el santo
es sumergido en el mar con un peso atado al cuello, y
la representación del milagro de la capilla-sepulcro
submarina en la que se pierde un niño; rescatado
de las aguas. (3)
No tengo manera de poderos mostrar una imagen del frontal,
ni tan solo de un croquis esquemático, por lo
que solo puedo remitiros a que lo visitéis personalmente
si podéis en Barcelona.
En el Museu Episcopal de Vic se encuentra otro frontal
de altar procedente de Sant Climent de Taüll. La
superficie queda presidida por la figura de Cristo sentado
en un banco sobre un cojín. Levanta su mano derecha
para bendecir, mientras que con la izquierda sostiene
un libro cerrado. SU cuerpo se sitúa bajo un arco
de medio punto sostenido por unas esbeltas columnas.
Sobre el arco aparecen dos águilas enfrentadas,
como posible símbolo de la resurrección
de Cristo. En los compartimentos laterales, separados
por una amplia banda con decoración a base de
hojas de palma, aparecen imágenes alusivas a la
resurrección. En el compartimento superior derecho
las tres santas mujeres con recipientes; en el superior
izquierdo dos ángeles aparecen sentados sobre
el sepulcro de Cristo. El sepulcro es una construcción
similar a un templete con un frontón triangular
sostenido por dos columnas. Bajo ellas, en actitud de
dormir, aparecen tres pequeñas figuras que alegorizan
los soldados que guardaban el sepulcro de Cristo. En
el compartimento inferior derecha, del que solo se conserva
la parte superior, aparece la representación del
Noli me tangere ante la puerta de una ciudad simbolizada
por una torre. En el compartimento inferior izquierdo
la escena representada no hace referencia a Cristo, en
ella, aparece un personaje parecido a un Obispo (podría
ser San Climent) y a su lado, delante de una mesa, dos
figuras masculinas, una con el libro abierto y la otra
sujetando una cruz. (3)
Otros Objetos
También en Barcelona se conserva un banco presbiteral
de madera de conífera tallada y calada, datada
entre los siglos XII y XIII, perteneciente a Sant Climent,
de la cual se ha reconstruido una réplica que
se puede ver también en Taüll.
Además, en Barcelona también se dispone
proveniente de Sant Climent una lipsanoteca, de finales
del XI, de madera policromada al temple.
Fotografías
Bibliografía específica
sobre el lugar:
(1) Catalunya Romànica. Vol. XVI. La
Ribagorça. 1987. Barcelona. Fundació Enciclopèdia
Catalana.
(2) Catalunya Romànica. Vol. I. Introducció general.
Museu Nacional d'Art de Catalunya. 1987. Barcelona. Fundació Enciclopèdia
Catalana.
(3) SUREDA, Joan. "La Pintura románica
a Catalunya".1982. Barcelona. Alianza Forma.
DALMASES,
Nuria de / JOSÉ i Ptarch, Antoni. "HISTÓRIA
DE L'ART CATALÁ I, sIX.XII. Els inicis de i l'art
románic". Edicions 62.