TRADICIONES PERDIDAS DE
LA SEMANA SANTA DE ALBUÑUELAS
Manuel Romero
Castillo
Albuñuelas, abril 2013
La localidad
de Albuñuelas ha ido perdiendo algunas tradiciones,
los motivos son varios. En primer lugar, ya no está la
gente que la impulsó en su momento, sacerdote o
devoto/s. En segundo lugar, la nueva religiosidad imperante
percibe algunas prácticas antiguas como poco adecuadas
al tiempo actual. En tercer lugar, las nuevas prescripciones
eclesiásticas suprimieron algunas prácticas
y fomentaron otras.
Una vez que dejaron de realizarse estas tradiciones se
conocen porque han pasado de generación en generación
de forma oral, por ello, las conocemos en la actualidad,
no hay documentación que las recoja. Siguen estando
en la mente de las personas que las han vivido y son ellas
quienes han permitido ver cómo era Albuñuelas
en el pasado.
Vamos a ir desvelando partes de una tradición perdida
por los motivos ya apuntados y que forman parte del acervo
cultural de la localidad.
MIÉRCOLES SANTO
Antaño se realizaba este día el llamado
oficio de tinieblas, era un rito eclesiástico oscuro,
es decir, tenía un matiz “lúgubre” porque
se usaba ropa negra, la usada durante los funerales, lenguaje
pesado, etc.
Se realizaba en medio de una oscuridad física,
se intentaba que hubiese poca luz. La liturgia invitaba
al recogimiento interno, pero se llenaba de misterio, de
suspense, de intriga que se veía rota por el empleo
del tenebrario, un candelabro con trece o catorce velas,
dependiendo de si se tenía en cuenta la Virgen María
o no en el rito.
Desapareció porque la Iglesia tras el último
concilio ecuménico consideró que el rito
era poco edificante para la moral cristiana por perderse
parte del contenido original y perder sentido frente a
las nuevas imágenes o prácticas.
JUEVES SANTO
Las llamadas cuarenta horas (XL), era una institución
religiosa cristiana dedicada a orar ante el santísimo.
El Rvdo. Padre Don Enrique fue quien la impulsó en
Albuñuelas y antes su predecesor. Consistía
en que tras la noche del Jueves Santo quedaba expuesto
en el Monumento.
Se organizaban turnos de vela para no dejar al Señor
solo. Dichos turnos se organizaban por los hombres y eran
ellos quienes iban hora tras hora, con sus respectivos
sequitos, a acompañar en el rezo que se hacía
y las mujeres cantaban.
Al desaparecer los hombres que llevaban a cabo los turnos
y las cofradías que fomentaban la vela, no se volvió a
realizar más.
VIERNES SANTO
Se podía considerar el día por antonomasia
del silencio absoluto y total. La localidad de Albuñuelas
era una población eminentemente agrícola
y rara era la familia que no tenía una yunta de
bueyes o de bacas y estas siempre llevaban cencerros, igual
que los toros o todo animal que lo llevase. Ese día
no podía hacer ningún ruido. Es más,
los niños no podían dar voces, se les prohibía
gritar o hablar fuerte. La misma máxima se aplicaba
a los adultos, nada de hablar alto. Incluso, las campanas
del reloj estaban en silencio y no sonaban.
SÁBADO SANTO Y DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Tras la Resurrección de Jesús era habitual
que se pusiese un señor resucitado presidiendo el
templo y los actos litúrgicos. Se ubicaba donde
actualmente tiene su sede fija Nuestra Señora de
las Angustias.
El señor resucitado con su lábaro y envuelto
en su vestido blanco y con una expresión dulce y
feliz y las llagas, formaba parte de la imaginería
pasionista gloriosa del templo pero se perdió.
PLATO GASTRONÓMICO
La cocina tampoco se queda al margen de los acontecimientos
de la Semana Santa, es más, forma parte de ellos,
con platos tan típicos como el arroz con leche de
almendras.
La tradición reconoce que este postre se realiza
a base de tiempo, se debe hacer la leche de almendras y
se hace por varios motivos.
El primero, porque no había leche
de vaca o de cabra para hacerlo. La leche de almendras
consiste en cocer
las almendras, irlas majando y añadiendo agua pura
hasta obtener una pasta líquida lechosa.
En segundo lugar, se hacía en toda casa que no
le gustaba la leche, era una forma de sustituir un sabor
por otro.
La tercera razón, dado que el Viernes Santo se
debía ayunar todo el día, se empleaba este
plato que no tiene leche (alimento considerado poco apropiado
para el ayuno), para realizarlo.