LA ECONOMÍA DIARIA
DE SAN FERNANDO EN EL CUATRIENIO 1808-1812
Manuel Romero
Castillo
San Fernando, junio 2012
INTRODUCCIÓN:
Hoy día tenemos una serie de parámetros que nos dicen lo que gastamos
y en cómo distribuimos el sueldo, cesta de la compra. Sin embargo, la
economía diaria es ahora imperceptible, sobre todo por el nivel socioeconómico
que disfrutamos.
No siempre fue así, de hecho desde
1975 en adelante fue cuando empezamos a tener este “nivel
de vida”, pues hasta este año el racionamiento
fue un mal endémico de la situación histórica
vivida.
El racionamiento también implicaba
el pesar y medir las cantidades para que la persona no
careciese de nada, pero también se ha dado este
tipo de práctica en regímenes comunistas
y en zonas donde desgraciadamente pasaron por la parecida
etapa histórica de guerra que arrasaba todo el país.
Durante la I Guerra Mundial Europa estaba consumida y se
acudió al racionamiento para poder subsistir mientras
se levantaban los países.
Fotografía de la plaza del Ayuntamiento Viejo
La ración
era pesada mediante libras del bien a consumir, es
un sistema antiguo así la
primera fuente que habla de las libras es la Biblia,
donde las esencias para embalsamar al difunto se pesa
en libras de mirra y de incienso, como se recoge en
el Evangelio de san Juan, cap. 19, 39-41, También
Nicodemo, que al principio había venido a Jesús
de noche, fue llevando un compuesto de mirra y áloes,
como cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús
y lo envolvieron en lienzos con las especias, de acuerdo
con la costumbre judía de sepultar.
Está costumbre de pesar se trasmitió a occidente y así tenemos
como resultado su empleo en San Fernando.
LA FUENTE:
El documento a examinar se encuentra dentro del libro de
registros que se llevaba de la contaduría del gasto
de plaza y utensilios de dicha villar en el año de
1808.
En su Archivo Municipal se custodia dicho libro, que es un
cuadernillo suelto con muy buen estado de conservación,
escrito en letra humanística mediante tintas metálicas
y papel normal de tamaño folio que no presenta ningún
tipo de manchas por humedades o demás inclemencias
que afectasen a lo largo del tiempo.
La caja 751 guarda toda la documentación referida
al mismo ramo.
EL ANÁLISIS:
El propio libro nos indica que manejamos dos conceptos diferentes,
por un lado, la plaza y por otro los utensilios, es decir,
todo lo que se vende en la plaza en un día normal,
como puede ser pescado, hortaliza, carne, etc…, y
por otro, útiles u otros materiales de tipo no alimenticio
como carbón, esparto, etc.
Veamos pues el documento original:
Como se aprecia entre lo comprado en la
plaza encontramos la carne de baca y el carnero, el pescado,
la harina de maíz, la de trigo, el arroz o el chocolate.
Si realizamos una cata de los precios, se puede establecer
el siguiente cuadro-resumen:
BIEN PRECIO POR LIBRA:
Pescado: 2 R y 5 mrs.
Harina de maíz: 1 R y 1/2 .
Harina de trigo: 2 R y 13 mrs.
Arroz: 2 R y 12 mrs
Chocolate: 6 R
Se observa
como el chocolate es el producto más caro,
seguido de la harina de trigo, el arroz y el pescado.
En cuanto a los utensilios:
El cuadro quedaría del siguiente
modo:
BIEN PRECIO POR LIBRA
Carbón:
6 R y 75 mrs
Esparto: 8 R
Jabón: 4 R y 6 mrs
Canasta de colar: 8 R
Como se aprecia la canasta de colar, un cernidor de la época
es tan caro como el esparto, aquí el macho es la gavilla
en que se transporta. Este curioso hecho no resulta chocante
por estos lares dado que por San Fernando a penas hay monte
bajo, que es de donde se obtiene una planta tan útil
para la cordelería, fabricar el calzado, una bolsa
de transporte (capacha), etc.
El documento también recoge que hay dos formas de
peso. Por un lado el que se realiza en el día, para
todos los productos no perecederos o que se pueden conservar
en salazón, etc., y otro por días, para los
productos perecederos como las verduras.
También se aprecia algunos elementos que se usan durante
los días festivos, esto es, la manteca de Flandes,
como el documento indica es para el almuerzo de días
de fiesta y que además es un producto suntuario, es
decir, de lujo pues la libra cuesta 10 reales.
Dado que estamos en una zona marinera la harina de maíz,
la de trigo y garbanzos son muy usadas para las tortillas
de camarones, alimento que se consigue actualmente por la
calles de la localidad y que como la tradición indica
no puede faltar en la mesa de todo sanfernandense.
El documento es fuente de asombro para quien lo consigue
leer. En el año de 1810, en diciembre, hay una entrada
en los gastos de plaza para leche, pero no cualquier leche
sino de burra.
Lo que se consume en la villa lo podemos
apreciar en la siguiente reproducción del original:
TEMAS DE ESTUDIO:
Historiográficamente con los documentos del cuadernillo
podemos estudiar diversas cuestiones.
En primer lugar, el precio de cada bien. Ello permite observar
la carestía de la vida en una zona bajo la autosuficiencia
como era la sociedad isleña durante el Antiguo Régimen.
En segundo lugar, determinar si hubo comercio lejano y
de qué tipo, regional, comarcal, nacional etc., la prueba
reside en encontrar manteca de Flandes. San Fernando era
zona de tránsito hacia Cádiz, urbe a la que
estaba muy vinculada pues todo lo que se producía
se destinaba para abastecer a la ciudad más importante
de la zona. A su vez al puerto de Cádiz llegaban alimentos
de otros lugares y se redistribuían entre las zonas
cercanas.
En tercer lugar, dado que existe una acuciante preocupación
por la dieta se puede observar si se sigue la dieta mediterránea,
en qué medida pueden seguirla y que alimentos la completan
o la suplen.
CONCLUSIÓN:
Cerramos el estudio del documento con una valoración
altamente positiva al “disfrutar” de una documentación
muy bien conservada, ello permite su fácil lectura
y su “cómodo” análisis.
Los cuadernillos dejan entrever los bienes alimenticios de
que dispone la población, el precio que alcanzan durante
el año en análisis y de la diversidad económica
pues cuando hay bienes “caros” es porque se traen
a la zona por medio del comercio y porque existe una cierta
clase social que los necesita para reivindicar su estatus
socioeconómico con respecto al resto de la sociedad.
Dado que se ha realizado un análisis de los posibles
temas a estudiar sirva este artículo como piedra de
toque sobre la que esperar se realicen dichos estudios e
ir completando el panorama historiográfico para recomponer
definitivamente la historia de una localidad con tanta personalidad
histórica.
PALACIO ATARD, Vicente, La Alimentación de Madrid
en el siglo XVIII y otros estudios madrileños, Real
Academia de la Historia, Madrid, 1998
PÉREZ SAMPER, María Ángeles. La alimentación
cotidiana en la Cataluña del siglo XVIII, Cuadernos
de Historia Moderna. Anejos, Nº. 8, 2009, (Ejemplar
dedicado a: "Cosas de la vida". Vivencias y experiencias
cotidianas en la España moderna), págs. 33-65.
VVAA. Historia de España, Planeta, Barcelona, 2005.