Francisco Molina
Muñoz
La Vall del Boí,
agosto 2014
A
principios de este mes de agosto, que ya va tocando a
su fin, nos desplazamos
de vacaciones a un lugar hasta entonces desconocido para
nosotros: La Vall del Boí.
Paso
seguidamente a ponerles en antecedentes para que se sitúen
perfectamente en el lugar, con geografía y su historia.
El Valle
de Bohí (en catalán y oficialmente
La Vall de Boí), o valle del Noguera de Tor
(principal afluente del río Noguera Ribagorzana),
es un conjunto de valles y sierras situados en la
zona nororiental de la comarca catalana de la Alta
Ribagorza (provincia de Lérida) y que forma
el municipio más extenso de la comarca. La
cabeza del municipio se sitúa en la localidad
de Barruera, que le dio nombre hasta 1996. Ocupa
la cuenca principal del río Noguera de Tor,
cuya población se estableció desde
antiguo en el valle subsidiario de Sant Martí.
Limita: al norte con el municipio
de Alto Arán, al nordeste con el municipio
de Espot, al este con los municipios de La Torre
de Cabdella y Sarroca de Bellera, al sur con el
municipio de Pont de Suert, y al oeste con el municipio
de Vilaller. Desde el valle se puede acceder al
Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de
San Mauricio.
En el valle se encuentra también la estación de esquí de
Boí-Taüll Resort, que dispone de la cota más alta
de todas las situadas en los Pirineos.
Durante la Edad Media se establecieron
tres divisiones territoriales a lo largo del cauce
del río Noguera de Tor que dieron lugar
a las denominaciones de:
Valle
de Caldas, desde
el nacimiento del río en la zona lacustre
al pie del pico Montardo d’Arán
hasta Caldas de Bohí.
Valle
de Bohí propiamente
dicho, desde Caldas hasta el Portell de Boí,1
un poco más abajo del embalse de Carlet.
La
Ribera, desde el Portell
hasta la desembocadura del Noguera de Tor en
el río Noguera Ribagorzana.
Estas divisiones fueron consecuencia
de las rencillas e intereses habidos entre los señores de Erill y el
monasterio de Lavaix, que más tarde diera lugar
a las sedes episcopales de Lérida y Seo de Urgel.
No es un valle demasiado extenso2 aunque cuenta con
valles secundarios de una belleza extrema y parajes
extraordinarios
como el de Aiguas Tortas y Lago de San Mauricio que
ha sido categorizado como Parque Nacional. El valle
de Bohí al
igual que sus laterales o subsidiarios valle de Sant Nicolau
y valle de Sant Martí se formaron por la acción
de un gran glaciar del Cuaternario, en cuya cuenca de recepción
dejó excavadas bastantes cubetas que hoy están
ocupadas por los pequeños lagos donde nace el río
Noguera de Tor y Sant Nicolau y que tuvo un desarrollo
de 22 km y llegó hasta el actual embalse de
Llesp.
A lo largo de todo el valle existen núcleos diseminados
de poblamiento humano que fueron configurándose
a través de los tiempos. Durante muchos siglos estos
núcleos estuvieron casi incomunicados con el resto
de la región y más aún con el resto
de España, de ahí que se hayan conservado
casi intactas su arquitectura, urbanización y costumbres.
Algunos poblados fueron desarrollándose y evolucionando
con un aumento más o menos considerable de habitantes
y otros por el contrario sufrieron un brutal retroceso
llegando casi al abandono. La enumeración y descripción
que se da a continuación se hace de sur a norte,
comenzando por la zona de la desembocadura del río
Noguera de Tor.
Castellón de Tor,
situada a la entrada del valle. Todavía pueden verse las ruinas de una torre.
Cuenta con casas de arquitectura popular y un puentecillo
medieval
de un solo ojo sobre el Noguera de Tor. A poca
distancia se encuentra la ermita de Mare de Déu
del Remei.
Llesp, en la margen derecha del
río,
a 940 m de altura, en la falda sur del pico de
la Mina, que tiene
una altura de 2.192 m. Su arquitectura es la popular
de la zona; cuenta con un Ayuntamiento que tiene
un curioso
matacán y una iglesia pequeña con
una portada románica y un crismón
en la clave del arco.
Coll, a 1.180 m desde donde
se puede apreciar a lo lejos el embalse
de Cardet y la localidad de Barruera,
casi despoblado aunque cuenta con una iglesia románica de Santa
María que correspondió a
un antiguo monasterio.
Cardet es una aldea situada a
1.193 m de altitud. Tiene una iglesia parroquial
románica
dedicada a Santa María que sigue el estilo
lombardo de las otras que se encuentran en el valle.
Las fiestas mayores de esta
localidad son el 15 de agosto. Cerca se encuentra
el embalse de Cardet, epónimo
de la sierra y de esta localidad.
Barruera, situada a 1.095 m
de altitud al pie del Forcat (2.482
m) en la margen derecha del Noguera de Tor,
cabecera de un extenso municipio. Fue antigua baronía.
Abundan las casas de arquitectura popular.
Durro,
situado a 1.384 m en la falda de la Sierra de Corruco. En su
término
confluyen el río Durro (afluente
del Noguera de Tor) y el arroyo Barranco Cortina.
Tiene un extenso caserío de arquitectura popular
con tejados de pizarra.
Erill
la Vall, situada
en la falda del pico de Erill, a 2.508 m. Su parroquia de Santa
Eulalia fue declarada
monumento histórico artístico en 1962. Es una iglesia
de estilo románico, con ornamentación
lombarda siguiendo la pauta de las demás
iglesias del valle.
Otros núcleos de población son Saraís y el Pla
de l'Ermita.
La base de la economía de este valle fue durante
siglos la explotación forestal y la ganadería
(bovina, lanar y caballar). La agricultura jugaba poco
papel, dado lo accidentado del terreno y servía
tan sólo para cubrir las necesidades humanas. Por
otros lado han sido siempre valles casi incomunicados,
de difícil acceso y difícil llegada. Las
carreteras y buenos caminos empezaron a construirse a partir
de mediados del siglo XX, lo que dio la oportunidad a sus
moradores de emigrar a otros lugares que ofrecieran mejores
condiciones humanas. Así se desarrolló una
rápida despoblación que no favoreció en
nada al valle.
En los últimos años del siglo XX y gracias
a la industria hidroeléctrica y a un incipiente
turismo que a su vez proporcionó la industria de
servicios, el valle de Bohí comenzó de nuevo
a tener vida y a recuperar habitantes. Se construyó además
la estación de esquí de Boí-Taüll
Resort en el Pirineo, que ha dado mucho movimiento a toda
la zona. La infraestructura para el desarrollo de la industria
del turismo es bastante aceptable, con carreteras asfaltadas
y una buena red de pistas forestales. Lo mismo ocurre con
los establecimientos hoteleros. En las últimas décadas
se han comprado y restaurado las viejas casas integradas
desde siglos al paisaje. Existe un camping frente a Castelló de
Tor y varios refugios de montaña cuatro de
los cuales fueron construidos en la segunda mitad
del siglo
XX:
Refugio
del estany Llong, junto
al desagüe del lago
Llong, que fue construido en 1945.
Refugio
Ventosa i Calvell, construido
en 1954 por el Centro Excursionista de Cataluña. Está situado
junto al Estany Negre en la cabecera
del Noguera de Tor, a 2.223
m.
Refugio
Besiberri, el original,
construido en 1960 por la Federación Catalana de Montaña,
en la Brecha Peyta a 2.761 m, fue substituido
en 2.001
per
uno nuevo situado a 2.200 m, en el valle
del mismo nombre
La historia del valle se inicia seguramente
a principios del siglo IX con la creación de los
primeros condados cristianos.
Perteneciente en un principio
al condado de
Tolosa, (finales del siglo VIII), que toma estas
tierras bajo la protección de san Guillermo,
primo de Carlomagno, su historia quedó unida
a la del condado de Ribagorza, cuyos condes fueron
sus señores feudales durante
dos siglos. Fue establecida la Baronía de
Erill, cuyos miembros residían en el castillo
de Erill-Castell, del que no queda ningún
vestigio, tan sólo
el nombre y el recuerdo.3 Durante el siglo XI, el
valle fue incluido en el condado de Pallars hasta
que finalmente
fue anexionado por la corona de Aragón durante
el siglo XII.
Durante muchos siglos fue un valle aislado y desconocido.4
Alcanzó su máximo desarrollo durante el siglo
XIII en que una pequeña población llamada
Taüll llegó a contar con cuatro iglesias.
La situación del valle, limítrofe con otros
condados, permitió la creación de numerosos
castillos, hoy en día muy mal conservados. Las numerosas
iglesias que se construyeron en el área muestran
la alta densidad de población que tuvo en
su momento esta zona pirenaica.
Uno de los monumentos más conocidos del valle es
la iglesia de Sant Climent de Taüll y su pantocrátor.
El conjunto de iglesias románicas incluye también
las de Santa María de Tahull, San Juan de Bohí,
Santa Eulalia de Erill-la-Vall, San Félix de Barruera,
Natividad de la Madre de Dios de Durro, Santa María
de Cardet, Santa María de la Asunción de
Coll y la ermita de San Quirce de Durro . Construidas siguiendo
el estilo lombardo, las iglesias se caracterizan por su
elaborado trabajo en piedra y por la figura esbelta de
sus torres campanario. La mayoría de las pinturas
murales de sus interiores se conservan en el Museo Nacional
de Arte de Cataluña. Edificadas durante
los siglos XI al XIII, el conjunto fue declarado
Patrimonio
de la
Humanidad por la Unesco el 30 de noviembre del
2000.
No pudimos resistirnos al encanto del
lugar y la belleza del románico, profusa y magníficamente
representado en toda la Vall del Boí, es más nos alejamos
apenas unos kilómetros del lugar que habíamos elegido para
nuestras vacaciones y continuamos encontrando lugares,
perdidos unos, muy conocidos otros, en los que seguimos
encontrándonos
con el románico.
Les dejo un listado de los lugares que
más nos llamaron la atención y que hemos hecho una búsqueda
de información y añadido fotografías
propias y de archivo relativas a los mismos:
La experiencias que hemos vivido en este
viaje y el sentimiento de paz interior que hemos tenido
durante el mismo, nos impulsan
a recomendar, a cuantos se sientan interesados por la
naturaleza y el arte románico, una visita a esta hermosa región de la
geografía española, la cual es tan cercana y desconocida
para la mayoría de nosotros.