EL BESAMANOS A NTRO. PADRE
JESÚS EN SU SOBERANO PODER ANTE CAIFÁS, DE
SAN GONZALO EN TRIANA (SEVILLA)
Manuel Romero
Castillo
PES del IES Punta del Verde (Sevilla)
Historiador
Sevilla, 11 de mayo de 2016
Mayo ha entrado primaveralmente, es tiempo de estar en
la calle disfrutando de la cerveza fresquita, la compañía
jubilosa de familia y amigos y de una buena tapita.
Mayo ha entrado primaveralmente, es tiempo de estar en
la calle disfrutando de la cerveza fresquita, la compañía
jubilosa de familia y amigos y de una buena tapita.
También es tiempo de acercarse al trianero
Barrio de San Gonzalo para dejar un beso en la
mano esperante a Jesús del Soberano Poder.
El día uno de mayo y el dos han sido días
muy señalados para este tranquilo barrio,
barrio que vive en la calle todos los acontecimientos.
Barrio dulce de bullicioso devenir y de cristiano
porte que ofrece al visitante que pasea por sus
anchas y tranquilas avenidas una conversación
certera, una parada propicia en sus tranquilas
terrazas y un rincón único para vivir
la fe sincera.
EL TEMPLO PARROQUIAL DE SAN GONZALO
El templo parroquial nació con el barrio en la
década de los 30 del pasado siglo XX. El estilo
neoclásico imperante en la época fue quien
marcó su portada, así como la decoración
interior del sagrado edificio.
Se encuentran el Altar Mayor con un retablo que imita
la piedra marrón y que se combina con el dorado
y dos capillas abiertas sin cerramientos. La de la derecha
de la epístola alberga a las tres imágenes
procesionales. En el centro el Soberano Poder, obra de
Rafael Laforque, a su derecha San Juan evangelista, obra
de Luis Ortega Bru, y a la izquierda, Nuestra Señora
de la Salud.
Enfrente, un altar donde se encuentra la Virgen Dolorosa
con la cruz con un sudario envuelto en la cruz arbórea
redondeada.
EL BESAMANOS
El sol
tibio de la mañana
de abril se torna jubiloso y feliz, se viste su mejor gala
para pasear por el Barrio de Triana, y esperar ante la
neoclásica entrada de la iglesia parroquial de San
Gonzalo, a ver al Soberano Poder del Cielo y la Tierra
estar paciente y sereno mientras se le ofrece un simple
beso en su bella mano y sientes que le entregas tu humilde
corazón y tu pobre alma.
A
lo largo de estos dos días
se ha podido dar un beso en la impresionante mano
de acentuado realismo que el majestuoso Señor
ofrece al fiel.
En cada
Besamanos convergen la fe y la expresión
pública, las dos son caras de una misma
moneda, y una no puede estar sin la otra. También
hay una parte de espectáculo, una escenografía
que se propone al fiel, pues se debe producir una
vinculación sensitivo- afectiva, sin ella,
dar un beso no es más que un acto normal
y cotidiano, pero en el momento en que se lo
das a una imagen sagrada trasciende todas las
esferas
y la persona ofrece su propia esencia, su alma.
Hay gente
que sigue pensando que veneramos a las imágenes de forma idolátrica, no
es la primera vez en la historia que se vertió esta
opinión, y no será la última
tampoco que se oiga, sin embargo, la fe del cristiano
necesita un sostén vivo y cercano al que
aferrarse en los continuos bamboleos de la barca
de su vida.
Mientras
que esperamos en la cola la atmósfera
de recogimiento, el cortinaje de incienso entra
en nuestro ser para meternos de lleno en lo que
se produce ante nuestros ojos, sobre una alfombra
floral se encuentra la sagrada imagen de Nuestro
Padre Jesús en su Soberano Poder ante Caifás.
Presenta esa mirada perdida y dulce, a la par
que triste y resignada.
Con su túnica blanca de sencilla factura
y medio manto rojo sangre sobre el hombro derecho,
la soga al cuello y anudada a su estilizada cintura
y los pies descalzos se muestra Jesús,
vendido por los suyos, vendido por todos. Su
Santa Madre lo contempla desde su posición,
y San Juan, con miedo en el rostro soporta lo
que pasará.
El
besamanos se torna emotivo y sobrecogedor
cuando el fiel
va a darle un sencillo beso y se seca
las lágrimas de los ojos. Son muchos los motivos
que se esconde tras este gesto, cariño, petición,
emoción, devoción, esperanza y un sinfín
de sentimientos que se van juntando amalgamadamente
y que se agolpan cuando estas delante de tan dulce
Señor.
El padre
que lleva al retoño para que le
ofrezca su pueril beso, también se entremezcla
con la persona mayor que tiene dificultad para
caminar y es ayudada para que le pueda ofrecer
su madura vida y devoción. La joven pareja
espera pacientes a que llegue su turno para ofrecer
una vinculación especial y pedir la protección
necesaria para el nuevo futuro que van a emprender.
Sus ojos morenos son un canto de amor al plan
que Dios ha trazado en su persona y que va a cumplir
escrupulosamente y sin reparos.
La mano
que observamos, mano firme, mano sentida y dolorida,
es también, la mano de la esperanza
que necesitamos al sentirnos débiles y
acorralados por todos los acontecimientos dolorosos
y que nos
causan sufrimiento.