SAN LUIS REY DE FRANCIA:
EL PARADIGMA DE REY CRISTIANO
Manuel Romero
Castillo
Historiador
PES del IES Castillo de Luna de Rota (Cádiz)
Rota, 12 de julio de 2015
I.- INTRODUCCIÓN
Queremos rescatar la memoria de San Luis
IX Rey de Francia, un santo poco celebrado
en el actual calendario litúrgico,
es el paradigma de rey y practicante cristiano
que inspiró a otros monarcas europeos,
como Fernando III “el Santo” de
Castilla, quien siguió el modelo de
su primo hermano francés.
Ha sido todo un descubrimiento realizar una
investigación sobre el santo y comprender
que se encuentra en el germen expansivo que
la Orden de san Francisco tuvo en el país
galo, y que posteriormente tras su canonización
fue tenido por patrono de todas las obras
franciscanas de España, Europa y América.
Hemos fijado varios epígrafes donde
desgranar su vida; las oraciones que se le
dedican; su definición iconográfica,
los lugares donde recibe culto y las fuentes
empleadas para realizar este artículo.
II.- SU VIDA
San
Luis nació el día 25 de abril de 1214 en
Possiy, su nombre Ludovico se transformó en Louis
y murió en Túnez, el día 25 de agosto
de 1270. Era hijo del rey francés Luis VIII apodado “el
león” y la infanta Blanca de Castilla.
Entró dentro del juego matrimonial internacional
al casarse en 1235 con Margarita de Provenza, hija de Ramón
Berenguer, que a su vez era nieto de Alfonso II de Aragón.
La joven pareja tuvo once descendientes:
Blanca (1240-1243).
Isabel (1242-1271), casada en
1258 con Teobaldo II de Navarra.
Luis de Francia (1244-1260).
Felipe el Atrevido (1245-1285),
rey de Francia.
Juan (nacido y muerto en 1248).
Juan-Tristán
(1250-1270), conde de Valois.
Pedro (1251-1284), conde
de Alençon.
Blanca (1252-1320), casada en 1269
con el infante de Castilla Fernando de la Cerda.
Margarita
(1254-1271), casada en 1270 con el duque Juan I de Brabante.
Roberto (1256-1317), conde de Clermont, casado con
Beatriz de Borbón. Su hijo, el duque Luis I de
Borbón,
fue el fundador de la Dinastía Borbón.
Inés
(1260-1327), casada en 1279 con el duque Roberto
II de Borgoña.
II.1.- SU
GOBIERNO
La prematura muerte de su padre hizo que su madre fuese
su tutora y guía para fortalecer su espíritu,
donde la justicia era quien guiaba todas sus decisiones.
Así lo demostró al aplicar el principio de
justicia con los demás Estados de su época:
Castilla, Aragón, Inglaterra, con los que sus antecesores
habían mantenido arduas luchas, con él llegaron
los acuerdos de paz con los reinos implicados en la política
europea.
El Tratado de Corbeil con Aragón
en 1258.
El Tratado de París con Inglaterra en
1259.
El principio de justicia también lo aplicó con
tanta certeza que se le consideró el mejor árbitro
de los conflictos en que los reinos vecinos estaban inmersos.
Luis fue transformando Francia, aplicó la justicia
a la cotidianeidad del pueblo medieval donde imperaban
los duelos, el juego y la prostitución, la mala
moneda, el enriquecimiento de los servidores reales y la
mala justicia señorial.
Erradicó los duelos de honor
para limpiar las afrentas imponiendo severas disposiciones.
Quiso erradicar la blasfemia de su pueblo con leyes
duras y justas. Pues no se debe ofender a Dios con la
boca.
Combatió los lugares donde se producía
el juego y la prostitución.
Era usual que cada
persona que tenía moneda limara
sus bordes y la devaluara el valor, el rey impuso una
nueva ley para que tuviese el peso correcto y no hubiese
alteraciones.
Combatió la usura de los prestamistas y cambistas
de moneda.
Dictó nuevas leyes para prevenir la
ostentación
de sus súbditos, de sus cortesanos y las aplicó en
su propia persona.
Frente a las defraudaciones económicas
impulsadas por sus subordinados estableció controles
y endureció las
penas de sus oficiales.
Cuido de los pobres, hizo leyes
para socorrerlos y que no muriesen de hambre. Visitaba
los hospitales siempre
que podía y regalaba a los enfermos generosos
obsequios para aliviar su estado. Curó a varios
de los enfermos que visitaba.
Tras hacerse hermano franciscano,
llevó el hábito
de San Francisco bajo su ropa real.
Fundó la Universidad
de la Sorbona.
El rey
Luis IX vivió el pleno
apogeo de las cruzadas. Participó en dos
cruzadas contra el Islam.
La octava
cruzada sucedió en 1270. Un ejército
formado por tropas francesas y de otros países
cristianos fue a socorrer a los cristianos de Jerusalén
frente los musulmanes.
Túnez fue la ciudad a la que el ejército
comandado por Luis puso sitió para doblegar
al gobernador musulmán pero lejos de lograr
su piadoso propósito y devolver el punto fortificado
a la cristiandad, el ejército sufrió los
envites de la disentería y de la fiebre tifoidea.
De la que cayó víctima el propio rey
y su séquito.
Escudo del Rey. Escudo apuntado, en campo azur la
flor de lis dorada (símbolo de la realeza
francesa)
I.1.1.- EL NUEVO IDEAL
La
trascendencia de Luis IX radica en superar el espíritu
medieval de la época donde el honor iba aparejado
al espíritu caballero y el espiritual a las personas
que servían a Dios. Sin embargo, el Rey y creyente
fusionó ambas tendencias y “revolucionó” un
reinado al fortalecer su monarquía en Francia y
por extensión frente a otros reyes.
Podemos decir que era un rey cristiano y no un rey “feudal” al
estilo de los despóticos reyes que durante la Edad
Media subyugaron los diferentes estado europeos, con un
dominio férreo y enzarzados en guerras intestinas
por odios y posesiones.
Su reinado material se transformó en un reinado
espiritual, teológico, podríamos decir, pues
fue sembrando Francia de iglesias, que construyó con
su propio dinero. Una de las joyas eclesiásticas
que promovió con ansia fue la Santa Capilla (Saint
Chapelle), obra gótica por antonomasia y que guarda
numerosas reliquias entra las que se encuentra la corona
de espinas de Jesucristo.
II. 1.1.1.- Repulsión
al pecado
El nuevo ideal que representa Luis se debe enmarcar dentro
de las enseñanzas que su madre Doña Blanca
de Castilla le fue inculcando a lo largo de su educación.
Una de las que más caló en el joven espíritu
fue: "Luis, prefiero verte muerto antes que en
desgracia de Dios por un pecado mortal". Durante
la Edad Media alejarse de Dios, ofenderlo mediante
ultrajes (blasfemias, actos contra natura, etc.), era
sufrir el horror de la condenación eterna. Además,
era una “mancha” que iba a soportar la
familia, en el imaginario colectivo se pensaba que
el alma que iba al infierno se aparecía a la
familia. Este hecho era terrible y causaba horrores
y pánico pues se pensaba que el alma arrastraba
a las demás a donde estaba sufriendo. No será hasta
que aparezca el Purgatorio y la teología del
Purgatorio cuando el alma que pide ayuda no sea motivo
de miedo sino de auxilio por parte de la familia y
amigos.
El pecado era una obsesión latente en la sociedad
medieval, sobre todo porque “todo” era pecado.
No existía una conciencia religiosa clara ni la
persona tenía claro que iba a manchar su alma
el robar, participar en luchas callejeras (pendencias),
jugar a los dados, estar en las tabernas y mesones, adulterar
la moneda, tener relaciones extramatrimoniales (o ir
al prostíbulo) o soltar una ofensa oral a Dios.
La sociedad consentía estas prácticas,
eran normales, los hombres debían pasar por ellas
para ser tenidos en cuenta en la comunidad de los varones.
Francia
vivía una ola de escándalos
religiosos. Los prelados y abades estaban más
ocupados en la esfera mundana: obtener importantes
riquezas (exprimiendo con insoportables impuestos a
las clases sociales más humildes), demostrar
ostentación constante en su vestimenta (ropajes
carísimos, joyas profusas, etc.), tener una
vida muy regalada (donde dominaban las comidas, los
numerosos sirvientes a su disposición, lujosas
mansiones episcopales y abadías repletas de
lujosos materiales), y dejaban de lado sus obligaciones
espirituales con su pueblo necesitado del favor de
Dios, un Dios lejano pues el ritual era en latín
y el pueblo era inculto y no comprendía lo que
sucedía durante las escasas celebraciones eucarísticas.
Los dominicos y franciscanos cambiaron el panorama
espiritual francés llevando la luz del Evangelio
a las gentes necesitadas y atendiendo a la formación
espiritual (percepción de los sacramentos,
asistiendo al confesionario, realizando sermones
moralizantes,
etc.)
Como la labor del santo rey era ingente premió a
la Orden franciscana haciéndose su fiel servidor.
Adoptó el hábito y fue promoviendo el
espíritu de la Orden en su vida diaria. También
ayudó a la Orden en su instalación en
todos los enclaves que fueron necesarios. Aportó dinero
o mandó misivas a los súbditos para
que la Orden se pudiese instalar sin problemas.
II.2. 1.-
Su Testamento espiritual
Luis Capeto, aparte de ser un gran rey fue un gran cristiano.
Se distinguió por su espíritu de penitencia
y oración, y por su amor a los pobres.
Ejercitó las virtudes cristiana de pobreza, castidad,
justicia, amor al prójimo. Virtudes que su madre
Doña Blanca le infundió y que el rey fue
aplicando diariamente cuando podía a su vida cotidiana.
De su puño y letra redactó su testamento
a su hijo, que es un reflejo del espíritu de caridad
y amor a Dios y a su justicia por encima de todas las demás
virtudes que tuvo, y síntoma del espíritu
franciscano que lo guiaba.
II.2. 2.-
El Proceso de Canonización
Su vida fue una constante oración, penitencia, amor
a Dios y servicio al prójimo. En resumen espíritu
franciscano que su biógrafo Jean de Joinville fue
recogiendo1 en sus páginas desde su más tierna
infancia hasta su muerte. Recoge los testimonios de todas
las vicisitudes que tuvo que soportar y superar Luis y
cómo brilló el espíritu justo, piadoso,
sencillo y caritativo de un hombre que seguía la
luz del evangelio que la Orden Franciscana iba difundiendo
por el orbe conocido.
Los biógrafos recogieron cómo Luis asistía
todos los días a misa y pasaba largas horas en oración.
Cosa que sus súbditos no tenían la oportunidad
y cargaron las tintas contra el magno varón, por
excesiva piedad y frecuentar poco los sitios de fiesta
desenfrenada e incluso a veces orgiástica.
Fue canonizado en 1297 por el Papa Bonifacio VIII después
de haber concluido en proceso y donde Jean de Joinville
prestó testimonio ante el sumo Pontífice
declarando sobre la noble y virtuosa vida del cristiano
y piadoso rey francés.
III.- ORACIONES QUE SE LE DEDICAN
Tras la canonización en 1297 se procedió a
confiar piadosamente en el nuevo santo y la piedad popular
acudió a su protección y amparo. Encontramos
diversas oraciones haciendo alusión a su vida.
¡Oh
Dios!, que has trasladado a San Luis de Francia
de los afanes del gobierno temporal al reino
de tu gloria, concédenos,
por su intercesión, buscar ante
todo tu reino en medio de nuestras ocupaciones
temporales. Por nuestro
Señor
Jesucristo2 .
Dios nuestro,
que quisiste dejarnos en san Luis, rey de Francia,
un modelo de responsabilidad
cristiana para con
su familia y con su pueblo, concédenos, por su
intercesión,
colaborar a la venida de tu Reno, mediante el cumplimiento
fiel de nuestras tareas temporales. Por nuestro Señor
Jesucristo,... Amén3
Señor mi Rey San Luis, que partiste con los más
valientes caballeros al frente del ejército cristiano,
dígnate atender la súplica de un hijo de
Francia que quisiera como tú levantarse para servir
mejor al Señor mi Dios y a su Esposa, la Santa Iglesia.
Dame horror hacia el pecado mortal, aún más
que el que tenía Joinville, quien sin embargo fue
buen cristiano; y consérvame puro como las lises
de tu blasón. Tú que mantuviste siempre tu
palabra, aún si la dabas ante los infieles, haz
que la mentira jamás pase por mi garganta, aunque
mi franqueza deba costarme la vida… Así sea.
¡San Luis, Ruega por la Francia! (Tres veces)4
IV.- SU ICONOGRAFÍA
Se hace necesario analizar la imagen que nos ha llegado
del santo rey francés. Podemos diferenciar las
obras pictóricas de las estatuas de bulto redondo.
En los dos soportes encontramos que los autores han pretendido
reflejar la vena juvenil del personaje o la madura.
En una de las pinturas encontramos al Rey en primer plano
acompañado de las banderas que van a portar durante
las cruzadas en las que participa y su ejército.
En la otra va a caballo, portando la espada guerrera, el
escudo y el banderín.
Las demás
imágenes reflejan la vertiente real. Rey de Francia,
rey santo pues posee halo místico.
El
Greco en un su obra de 1590-96 ofrece una visión
diferente y única al representar al monarca francés
alejado de cualquier referencia a la santidad como lo reflejan
las obras cristianas.
Como se aprecian
en las dos estatuas, que a continuación se ven, se alude en las dos
a la realeza, representada en la corana y el armiño
de su capa, pero la vestimenta en la primera es el
hábito franciscano y en la segunda indumentaria
real completa con coraza incluida. Se refleja así los
dos aspectos de su vida, es un rey franciscano.
III.1.-
EN SU SALIDA PROCESIONAL
En el
pueblo sudamericano San Luis del Palmar de la provincia
de Corrientes en Argentina vive cada 25 de agosto
la fiesta de su patrón como un acto festivo
de primera magnitud.
Desde un par de días antes, el día 23, el ambiente festivo se
va difundiendo por el bello pueblo. Se expone el programa de fiestas donde
hay diversos eventos (exposiciones con dibujos, concursos variados, piezas
musicales, comidas típicas, etc.).
Por la tarde, tras la celebración eucarística, el santo patrón
fue acompañado por la banda de música local durante su recorrido
por las bellas calles hasta llegar de nuevo a su sede parroquial. Participaron
en todos estos eventos las autoridades locales, civiles, militares y eclesiásticas,
además de todos los fieles devotos.
Fotografía realizada por Raúl Sotelo
V.-
LUGARES DE CULTO
La actual
República francesa se encuentra bajo su
divino patronazgo. Igualmente sucede en suelo latinoamericano
donde existen diversos enclaves donde es patrón.
En el actual país de Méjico encontramos la ciudad de San Luis
de Potosí. En una céntrica Plaza de los Fundadores encontramos
la imagen del idealizado y santo rey. También San Luis de la Paz es
una ciudad del estado de Guanajuato, México. En su cédula de
fundación de 1552, y la de la refundación de 1560, el Virrey
de la Nueva España designa la advocación de la iglesia de la
naciente villa a San Luis Rey de Francia.
Salcajá es un municipio del departamento de Quetzaltenango en Guatemala,
donde en la iglesia parroquial de San Jacinto se encuentra la sagrada imagen
del santo rey.
En Argentina,
dentro de la provincia de Corrientes encontramos
al pequeño pueblo de San Luis del Palmar.
En suelo
hispano encontramos que La Granja de San Ildefonso,
que mandase edificar Felipe V se encuentra bajo
el patrocinio del santo rey. Sin embargo, son más
numerosos los lugares donde encontramos que el
culto al santo monarca, sobre todo en los enclaves
francisanos, como por ejemplo la iglesia parroquial
de Nuestro Salvador de Albuñuelas, donde
encontramos la estatua de bulto redondo del rey.
VI.- NOTAS
Se
ofrece un pormenorizado relato de cada una de las
vicisitudes
que vivió, en la página web: www.divinavoluntad.net/santoral/index.php?s=0825.
Se puede encontrar el acta de todo el proceso en
Acta Sanctorum Augusti