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Historia de las Iglesias de Albuñuelas (3)
Retablos e imaginería de la Iglesia del Salvador

En este último artículo dedicado al templo de Albuñuelas nos detendremos en sus obras escultóricas y en sus retablos, para así conocer lo más destacado de estas obras en el citado templo.

En el campo de la imaginería, son muchas las obras que encontramos en el interior, aunque bien es cierto que la iglesia rinde especial culto a dos imágenes muy veneradas en el pueblo como son la Virgen de las Angustias y Ntro. Padre Jesús Nazareno. Estas obras nos han llegado en muy buen estado de conservación y su ubicación coincide con los lugares mas destacados del templo, como son el camarín del retablo de la capilla mayor y el camarín situado en el crucero. La primera, es obra del barroco granadino del siglo XVIII, siendo una escultura encomiable, de gran calidad y sobre todo de enorme belleza y devoción por parte de todo su pueblo. La del Nazareno es también una obra del barroco granadino, mostrándose con una cabellera de pelo natural (como es habitual de las imágenes barrocas de la escuela granadina) y con un rostro sereno que casi no muestra el dolor físico.


   

Hay en el interior una serie de imágenes que representan a frailes franciscanos que seguramente provienen del antiguo convento de San Francisco que albergaba el actual templo. Otras imágenes de menor importancia son las de un Cristo Crucificado situado a los pies de la iglesia, el Cristo del Santo Sepulcro o la Divina Pastora que anteriormente formaba parte del conjunto escultórico de la Piedad y que fue reconvertida para su actual uso.

  

En el campo de la retablística, destaca sobre todos los demás el gran retablo barroco del altar mayor, que cumple una triple función en el templo, como es la de servir de Sagrario; de embellecer el lugar mas sagrado de la iglesia y sobre todo, mostrarnos mediante un hueco en el centro a la imagen de la Virgen de las Angustias que está situada en un nivel superior.

Se trata de un retablo de tres pisos perfectamente delimitados por cornisas y de tres calles, formadas estas mediante el juego de volúmenes entre las calles laterales y la central, estando está mas retrasada que las otras dos, provocando con este efecto, que la vista del espectador se centre en la imagen mariana. Presenta motivos ornamentales basados en decoración vegetal tallada en madera y dorada en oro, situada ésta ornamentación en los lugares más importantes del retablo como es en el sagrario y alrededor de la capilla de las Angustias. Aparecen otras dos grandes hornacinas donde se da culto a San José con el Niño y en la parte inferior se abren dos pequeños huecos donde se sitúan dos bustos que representan a Cristo en su Pasión y a su Madre. Incluye a su vez otras tres secciones ocupadas por otros tantos cuadros (uno de ellos de mayor amplitud) que representan a Cristo Salvador y a Santos Franciscanos. Sin embargo, una de las notas más importantes que nos refleja esta obra son las dos cartelas en donde se representa el escudo franciscano y que nos hace ver que este retablo es el original de este templo.

De la misma época, y posiblemente del mismo autor, son los otros cuatro retablos situados en las naves laterales y crucero del templo y que como hemos dicho, siguen el mismo modelo compositivo y decorativo del altar mayor. Por tanto, son retablos al mas puro estilo barroco en donde el color blanco impera sobre todo y es decorado con motivos vegetales dorados en oro recorriendo todo el retablo. En el centro de todos ellos se abre un hueco para situar una hornacina en donde se rinde culto por lo general a San Francisco o a la Virgen, en donde de nuevo vuelve a aparecer la vinculación del templo con la orden franciscana.


               

El resto de retablos se sitúan en las naves laterales y en la zona más cercana a la puerta principal. Estos, por sus formas y decoración nos hacen ver que son ya de una época posterior a la construcción de la iglesia y que nada tienen que ver con los retablos anteriormente citados. Estamos hablando ahora de unas obras de menor envergadura tanto en tamaño como en calidad, siguiendo las líneas de la decoración neoclásica (S. XIX) pero que si conservan la misma función de los anteriores como es la de albergar una hornacina para rendir culto a la Divina Pastora o de nuevo a San Francisco. Por tanto, son retablos de nula decoración con unas líneas muy rectas y marcadas generalmente por la composición de un arco del triunfo compuesto por columnas circulares, friso decorativo, la hornacina y un frontón triangular que remata el retablo.

Para terminar, mencionaremos por su alto valor artístico e histórico uno de los mayores tesoros que guarda entre sus paredes la iglesia del Salvador de las Albuñuelas. Nos referimos a un tríptico de madera con pinturas de la pasión de Cristo que pudiera pertenecer a la escuela flamenca de pintura (Países Bajos) del Renacimiento, que de tan alta estima y calidad son consideradas sus pinturas.

Publicado en el número 8 de la revista
"La Voz del Valle de Lecrín"
Texto: Andrés Rejón Sánchez
Fotos: F. Molina

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