CRÓNICA DEL SOLEMNE
PONTIFICAL Y PROCESIÓN EXTRAORDINARIA POR EL 300
ANIVERSARIO FUNDACIONAL DE LA HERMANDAD
José Ramón
Yébenes Canuto
Hermano Mayor
Valdepeñas, 21 de junio de 2016
El
Emmo. y Rvdmo. Cardenal y Arzobispo emérito de Sevilla,
Mons. D. Carlos Amigo Vallejo, ofició el Solemne
Pontifical con motivo del 300 Aniversario Fundacional de
la Hermandad del Stmo. Cristo de la Misericordia y María
Stma. de la Palma, Reina de los Mártires
Fue
una jornada emotiva e inolvidable para la historia
de la Hermandad.
Desde primeras horas de la mañana del sábado
18 de junio, se estuvo preparando el recinto que albergaría
el Solemne Pontifical del 300 Aniversario Fundacional,
en los exteriores de la antigua Iglesia del Stmo. Cristo
(en las
confluencias de las calles Cristo, Manuel León, Acera del Cristo y Paquita
Baeza), preparado para acoger a 1.200 personas sentadas, pero que se quedó pequeño
para llegar a reunir a cerca de 1.500 fieles que quisieron estar presentes
durante esta celebración tan especial, muchos de ellos de la propia
Parroquia del Stmo. Cristo y que quisieron arropar y acompañar a su
Hermandad en este día tan importante.
A
las 18:15 h. de la tarde, se daba la bienvenida a Mons. D.
Carlos Amigo, quien llegaba hasta la Puerta Santa de la Iglesia
Parroquial del Stmo. Cristo de la Misericordia. En el dintel
de la misma era recibido por el Párroco, la Junta
de Gobierno de la Hermandad y un nutrido número de
hermanos. Se daba inicio al rito de entrada: una pequeña
imagen de Cristo en la Cruz, que portaba el Párroco
y Consiliario de la Hermandad D. Emilio J. Montes Romero,
se le ofreció a besar a Mons. D. Carlos Amigo. Junto
a la Cruz, el agua bendita para realizar el rito de entrada
del Cardenal al templo parroquial.
Una vez dentro, el Cardenal junto al Párroco y al
Hermano Mayor, José Ramón Yébenes Canuto,
se dirigieron al Altar donde se realizó una breve
oración ante el Santísimo Sacramento, así como
ante la imagen de María Stma. de la Palma, Reina de
los Mártires, titular de la Hermandad. Allí esperaban
el resto de sacerdotes de la ciudad, y de otras localidades
vecinas, que también estuvieron presentes para recibir
a Mons. Amigo.
Tras esta breve oración, una comitiva abierta por
el Cardenal, el Párroco y el Hermano Mayor, seguida
por todos los hermanos de la Hermandad, se dirigieron desde
la Puerta Santa hasta la antigua Iglesia del Stmo. Cristo
por los exteriores del templo, atravesando el recinto que
albergaría el Solemne Pontifical. Allí, Mons.
Amigo fue recibido con efusivos aplausos por parte de los
numerosos fieles que ya se encontraban presentes. Entre ellos,
Mons. Amigo quiso saludar a los miembros de las Hermandades
y Cofradías de Valdepeñas, que habían
sido invitadas por la Hermandad a esta celebración,
con las que mantuvo una distendida conversación
durante unos instantes.
Al llegar a la antigua Iglesia del Stmo. Cristo de la Misericordia,
se abrieron las puertas del templo pudiendo contemplarse
la imagen del Stmo. Cristo de la Misericordia sobre su
paso procesional. El Cardenal se dirigió ante la imagen
del Señor y realizó una oración ante
esta bendita imagen del Stmo. Cristo de la Misericordia.
Allí, Mons. Amigo se interesó por la ejecución
final del proyecto del paso del Señor que sería
posteriormente bendecido por él, tras varios años
de trabajo en el mismo.
A continuación, Mons. Amigo se retiró, junto
con el resto de sacerdotes, a la Sacristía de la Parroquia
para comenzar a preparar la celebración.
Era el momento de proceder al Traslado del Stmo. Cristo
de la Misericordia al Altar del Pontifical. A las 18:40
h. de
la tarde se abrían las puertas del antiguo templo
del Stmo. Cristo del a Misericordia para que la Cruz de Guía
de la Hermandad iniciara el trayecto hasta el Altar del
Pontifical.
La Cofradía se dispuso en su modo acostumbrado, formándose
los hermanos en diferentes tramos y portando cirios color
tiniebla para anunciar la llegada del Señor. El cuerpo
de monaguillos de la Hermandad, junto con el cuerpo de acólitos
turiferarios y ceroferarios, precedían al paso del
Stmo. Cristo de la Misericordia que precisó de las
habituales maniobras para realizar la salida a la calle.
Cruzaba la cruz del Señor el dintel de la antigua
capilla de San Andrés, donde naciera la Hermandad
hace ahora 300 años, cuando el silencio inundó el
ambiente, volviéndose por momentos sobrecogedor. Los
rayos de sol oblicuos de la tarde comenzaron a iluminar el
paso y la imagen del Señor. De fondo musical dos temas
cumbres de la música sacra fueron interpretados magníficamente
por el Coro Dulcimer: “Oh Rostro Lacerado” y “O
Bone Jesu”; mientras el Señor caminaba hasta
el Altar del Pontifical.
Minutos después de las siete de la tarde daba comienzo
el Solemne Pontifical que se inició con la Procesión
de entrada desde la Sacristía de la Iglesia del Stmo.
Cristo de la Misericordia. Un decena de sacerdotes precedían
al Cardenal quien incensó el Altar y la imagen del
Stmo. Cristo de la Misericordia antes de dirigirse a los
fieles e iniciar esta celebración por el 300 aniversario
fundacional.
La celebración tuvo un carácter muy solemne.
En ella participaron hasta una treintena de hermanos durante
la liturgia de la Palabra, el ofertorio y el reparto de la
comunión (acompañando a los sacerdotes) en
los distintos puntos del recinto del Pontifical. El Evangelio
fue leído por el Párroco y Consiliario de la
Hermandad, D. Emilio J. Montes Romero. A destacar la homilía
del Cardenal que tuvo gran intensidad emocional, una especial
cercanía con los fieles y una profundidad teológica
con la que transmitió el mensaje esencial de la Misericordia
y de la vida de una Hermandad. Afirmó que una persona
para ser persona tiene que tener tres pilares: la fe, la
familia y el pueblo. La fe nos da el sentido de la transcendencia
y que esta vida es el inicio del Reino de Dios eterno. La
familia nos da un amor incondicional a pesar de nuestras
miserias. Y el pueblo nos da unas tradiciones y nos proporciona
unas vivencias que nos introduce en la historia de compromiso
y servicio a un proyecto común, forjando en la persona
una cultura común en la que vive.
Dado el alto número de fieles que se congregaron en
el Pontifical, un total de 11 sacerdotes impartieron la comunión
en distintos puntos del recinto del Pontifical que fueron
señalizados por cruces portadas por hermanos de
la Hermandad.
En la parte final de la celebración, se procedió a
la Bendición del paso del Stmo. Cristo de la Misericordia,
tras ocho años de trabajos en el proyecto de restauración,
reestructuración y enriquecimiento del mismo, llevado
a cabo por el tallista cordobés, D. José Carlos
Rubio Valverde. Mons. Amigo destacó que este paso
del Señor es obra del amor y el esfuerzo de los fieles
que han hecho posible, con su trabajo y su generosidad, la
realización del mismo.
Finalmente, el Cardenal inició la Oración del
Año Jubilar que se ha rezado todos los días
jubilares durante el Año Santo, procedió a
dar la bendición final a los fieles y entonó el
Salve Regina a la Stma. Virgen.
Antes de despedirse, quiso agradecer a la Hermandad y a
la Parroquia la gran acogida dispensada y deseó que pueda
celebrarse, dentro de cien años, el cuarto centenario
de la Hermandad en un camino que se iniciaba desde ese
momento.
Tras sus palabras, se inició una larga y sincera ovación
de todos los fieles presentes como muestra de gratitud por
la amabilidad, cercanía y disposición mostrada
por el Cardenal y su secretario D. Pablo. Mons. Amigo recorrió el
camino hasta la Sacristía de la Iglesia recogiendo
las muestras de cariño de los fieles en medio de
un aplauso ininterrumpido hasta que se introdujo en el
templo
parroquial.
Tras
unos minutos de receso, y mientras se comenzaba a organizar
la Procesión Extraordinaria del Stmo. Cristo de la
Misericordia, las autoridades municipales presentes fueron
recibidas por el Cardenal en la Sacristía de la Parroquia,
así como otros invitados de la Hermandad que quisieron
mostrar sus muestras de afecto al Cardenal.
A las 21:10 h. de la tarde-noche, 40 minutos después
del horario previsto inicialmente, se daba comienzo a la
Procesión Extraordinaria del Stmo. Cristo de la
Misericordia con motivo del 300 Aniversario Fundacional.
El cortejo se iniciaba con la Cruz de Guía de la Hermandad,
seguido de las distintas Hermandades invitadas. El tramo
de hermanos fue abierto por el Estandarte de Cristo tras
el cual se formaron los distintos tramos de la Cofradía,
seguido del Libro de Reglas y el Estandarte Corporativo.
La presidencia fue ocupada por los miembros de la Junta
de Gobierno y por los antiguos Hermanos Mayores de la
Hermandad que quisieron estar presentes.
El paso del Señor de la Misericordia, con un exorno
floral especial para esta ocasión (formado por yedra,
rosas rojas y moradas, gerbera roja, astromenia, iris y orquídeas),
comenzaba a caminar a los sones de la Agrupación Musical “Nuestro
Padre Jesús de la Salud” (“Los Gitanos”)
de Sevilla que despertaron una expectación inusitada
por su presencia en la ciudad.
Durante las primeras calles del recorrido, repleto de
fieles, el Cardenal quiso acompañar a la Hermandad en su Procesión
Extraordinaria, recorriendo las calles Cristo, Manuel León
y Bernardo de Balbuena.
En la esquina con la C/ Sor Cándida, el Cardenal realizó la
levantá del paso del Stmo. Cristo de la Misericordia
y se despidió de los fieles para retirarse a descansar.
Durante este trayecto, el Cardenal portó la vara dorada
de Hermano Mayor, como máxima representación
de la Hermandad, en una imagen que será imborrable
para muchos de los allí presentes, ya que Mons. Amigo
se iba acercando a los fieles enfermos e impedidos para impartirles
su bendición.
La Procesión continuó por Juan Alcaide para
llegar a la Plazoleta Balbuena donde esperaba una cantidad
de público inusitada, junto a otra importante concentración
de espectadores que acompañaban el caminar del Señor.
La Agrup. Musical de “Los Gitanos” de Sevilla
desplegaba toda su calidad musical encadenando varias de
sus marchas propias, como “Andando y con sentimiento”, “Costaleros
Gitanos”, “Mi Cristo de bronce”, etc.
Tras este trayecto de la Procesión Extraordinaria
se le daba la oportunidad a todos los antiguos costaleros
de la Hermandad, que han pertenecido a las cuadrillas en
algún momento, de poder formar parte de la cuadrilla
que llevaba sobre sus pies al Señor. Esta invitación
de la Hermandad fue atendida por algunos de estos antiguos
costaleros, algunos de los cuales con 60 años de edad,
que quisieron ser partícipe de este día especial
para todos aquellos devotos y fieles del Stmo. Cristo de
la Misericordia. Tras algunas chicotás emotivas con
sones clásicos como “La Saeta”, la Procesión
se adentró en la C/ Cárcel Vieja, verdadero
punto álgido para la Cofradía en una calle
que ya forma parte de la idiosincrasia de la Hermandad. “Gitano
de Sevilla”, “Mi ángel de la Madrugá”,
además de “Y se fue al cielo”, fueron
las marchas interpretadas en este punto del recorrido donde
el Stmo. Cristo caminaba acompañado de cientos
de fieles.
Se llegó a la Plaza de España a las 23:15 h.,
una hora más tarde de lo previsto, en un retraso acumulado
que se mantuvo ya durante toda la Procesión, para
adentrarse en la Iglesia de la Asunción de Nuestra
Señora, donde la Hermandad quería rendir visita
a la Patrona de la ciudad, la Stma. Virgen de Consolación.
Allí la Hermandad de la Patrona, junto con el Párroco
de la Asunción, D. Enrique Galán Ruedas, esperaron
el cortejo exclusivamente formado por hermanos que se introdujo
en el templo asuncionista hasta que el Stmo. Cristo de la
Misericordia hizo su entrada a los sones de “Ave María”.
La Hermandad de la Virgen de Consolación quiso entregar
un ramo de rosas rojas al Señor que, desde ese momento,
llevó en el calvario del paso.
Muy especial fue también la salida del paso de la
Asunción camino de la capilla de Ntra. Sra. de los
Dolores de las Madres Salesianas donde la comunidad religiosa
y educativa salesiana de la ciudad esperaba la llegada del
Señor, como hacen cada noche de Jueves Santo, para
rezar ante la imagen del crucificado de la Misericordia.
El paso giró sobre su eje para que las hermanas salesianas
pudieran dirigir su oración.
Dado el retraso acumulado, la Cofradía aceleró su
ritmo de paso camino de otro de los puntos álgidos
de la jornada: los Jardines del Convento. Para ello, el cortejo
se condujo por Real, Plaza España, Virgen, Bataneros
y Paseo Luis Palacios para llegar a este bello y recogido
lugar de la ciudad. Dada la dificultad de acceso a estos
Jardines del Convento, la cuadrilla de hermanos costaleros
tuvo que realizar un esfuerzo extra para salvar los escalones,
la puerta de los Jardines y la propia vegetación en
unas chicotás complicadas en la que la Agrupación
Musical “Los Gitanos” de Sevilla quiso despedirse
interpretando hasta un total de siete marchas casi ininterrumpidas.
En estos Jardines del Convento confluyen dos casas religiosas
a las que la Hermandad quiso rendir visita en un día
tan especial: las Madres Agustinas en el Monasterio de San
Diego con los sones de “Ave María” y los
Padres Trinitarios en el Convento de la Stma. Trinidad, con “La
Saeta”. Emotivos fueron ambos saludos, donde ambas
comunidades religiosas y educativas quisieron esperar la
llegada del Señor, pasadas la una y cuarto de
la madrugada.
Quiso tener la Comunidad de Padres Trinitarios y la Archicofradía
de Ntro. Padre Jesús Nazareno Rescatado y Ntra. Sra.
del Mayor Dolor en su Soledad un gran detalle con la Hermandad,
entregando una placa conmemorativa del paso de la Cofradía
por este enclave de la ciudad en la Procesión Extraordinaria
del 300 Aniversario Fundacional. El Hermano Mayor de la Archicofradía
fue quien tocó el martillo del paso en una levantá que
dio paso a la última chicotá en la que la A.M. “Los
Gitanos” de Sevilla interpretó sus sones y tras
la cual concluía su acompañamiento musical,
siendo despedido por una gran ovación por parte de
todo el público presente.
Este cambio de banda previsto por la Hermandad para dar
la posibilidad de tener un acompañamiento musical especial
y extraordinario para esta ocasión y, además,
premiar a la Banda de CC. y TT. habitual de la Cofradía
en su Salida de Reglas del último domingo de agosto,
hizo posible contar también con el acompañamiento
musical de la Banda de CC. y TT. “Stmo. Cristo de la
Columna” (“Los Coloraos”) de Daimiel, en
el recorrido de regreso de la Cofradía hasta su templo
parroquial. En este punto finalizaba el recorrido oficial
y el acompañamiento de las Hermandades invitadas,
dejando únicamente el cortejo formado por hermanos.
Y así se daba inicio a esta segunda parte de la Procesión
Extraordinaria, con una complicada salida de los Jardines
del Convento, por el desnivel de los escalones del mismo,
pero que permitió ver una imagen histórica,
el tránsito del Stmo. Cristo de la Misericordia por
estos Jardines, como ya hiciese María Stma. de la
Palma, Reina de los Mártires, el pasado 11 de octubre
de 2015, en su Procesión Triunfal Extraordinaria por
su Coronación Litúrgica.
Fue momento también para mostrar la vinculación
de la cuadrilla de hermanos costaleros de la Hermandad con
el resto de cuadrillas de hermanos costaleros y hombres y
mujeres de trono de Hermandades de la ciudad. Por este motivo,
fueron invitados los capataces y mayordomos de las diferentes
Hermandades de la ciudad, invitación que fue acogida
por el capataz de la Esperanza Macarena (Antonio Sierra),
el mayordomo de Ntro. Padre Jesús Nazareno Rescatado
(Javier Muñoz) y la mayordoma de Ntra. Sra. del Mayor
Dolor en su Soledad (Toñi Jiménez), quienes
tuvieron la ocasión de mandar algunas de las chicotás
del paso en este punto del recorrido.
Dadas las horas de la madrugada que se iban alcanzado,
el acompañamiento de público fue menguando progresivamente
con el discurrir de las horas, pero sin dejar de acompañar
al Stmo. Cristo de la Misericordia numerosos fieles que arropaban
el paso del Señor en su caminar. Se vivieron momentos
muy íntimos, reservados para aquellos que no dejaron
solo al Señor en ningún momento.
El tránsito por la calle Cristo, donde hace algunos
meses fue inaugurado el azulejo conmemorativo del 300 Aniversario
Fundacional, la subida de Cárcel Vieja, el paso de
nuevo por Plazoleta Balbuena y Juan Alcaide, fueron subieron
las emociones de los hermanos presentes ante una Banda de
CC. y TT. “Los Coloraos” de Daimiel que interpretaba
un repertorio selecto de marchas, la mayoría de ellas
de su propio repertorio como: “La Crucifixión”, “La
Sentencia”, “Et Mortuus est”, etc.
y que atronaba en la estrechez de las calles del centro
y
en medio
del silencio propio de la madrugada.
Cerca de las 3 de la mañana, llegaba el cortejo a
la Casa Hermandad donde los hermanos recibieron al Señor
con una gran petalada y con una decoración especial
de la C/ Sor Cándida, con pendones con el escudo de
la Hermandad y la inscripción “JHS” (Jesús,
Hombre y Salvador). Eran las últimas calles de un
recorrido que continuaba por Capitán Fillol, Dolores
y Balbuena para llegar de nuevo a la calle Manuel León,
la última calle.
Se sentía con intensidad el fresco de esta noche primaveral,
cuando las calles que confluyen con el antiguo templo del
Stmo. Cristo de la Misericordia quedaron totalmente a oscuras.
Era el contexto y el decorado habitual de cada madrugá de
Viernes Santo, cuando el Señor ya viene de vuelta
a su casa tras realizar la Estación de Penitencia.
La luz de los cirios de los hermanos iluminaban levemente,
con resplandor dorado, las fachadas de las casas completamente
engalanadas para la ocasión. El silencio era patente,
sólo roto por el potente sonido de la Banda de CC.
y TT. “Los Coloraos” de Daimiel que inundaban
de sones cofrades la madrugá de este sábado
primaveral en el barrio del Cristo en una estampa atípica,
donde se podía contemplar al Señor volviendo
en medio de la oscuridad con el sonido de “La Crucifixión”.
Las puertas del antiguo se abrían para dar abrigo
a su Cofradía que había salido nueve horas
antes para celebrar su 300 Aniversario Fundacional y volvía,
ya de recogida, arropando al Señor de la Misericordia.
La marcha real daba por finalizada esta Procesión
Extraordinaria en el momento que el Señor se adentraba
en el templo, siendo cerca de las cuatro de la madrugada,
y comenzaba la Oración final e íntima de los
hermanos para agradecer a Dios los dones recibidos y las
gracias dispensadas. Quiso la Hermandad que fuese su Párroco
y Consiliario, D. Emilio J. Montes Romero, quien hiciese
la última levantá del paso `para colocarlo
en su lugar habitual y dar por finalizada la celebración
extraordinaria por el 300 Aniversario Fundacional.