CRÓNICA DE LA SOLEMNE
MISA DE CLAUSURA DEL AÑO JUBILAR DE LA HERMANDAD
POR SU 300 ANIVERSARIO FUNDACIONAL
José Ramón
Yébenes Canuto
Hermano Mayor
Valdepeñas, 21 de junio de 2016
El
pasado domingo, 19 de junio, se clausuraba el Año
Jubilar que S.S. el Papa Francisco concedió a
la Hermandad del Stmo. Cristo de la Misericordia y María
Stma. de la Palma, con motivo de su 300 Aniversario Fundacional,
mediante el cual la Iglesia Parroquial del Stmo. Cristo
de la Misericordia ha sido templo jubilar durante 371
días, desde el 14 de junio de 2015 hasta el 19
de junio de 2016.
Un Año Jubilar vivido con
mucha intensidad por parte de la Hermandad y de toda
la comunidad parroquial que, de manera conjunta, han
ido desarrollando diferentes celebraciones a lo largo
de todo este año de gracia.
Así, tras la celebración del Solemne
Pontifical y Procesión Extraordinaria del Stmo.
Cristo de la Misericordia como preludio y pórtico,
que se celebró en la víspera de la clausura
del Año Jubilar, era el momento de dar por cerrada
la Puerta Santa y de clausurar este Año de Gracia.
Para ello, la Hermandad y la Parroquia solicitaron
hace semanas la presencia del nuevo Obispo-Prior de
la Diócesis, D. Gerardo Melgar Viciosa, una
vez conocida su designación como nuevo pastor
de esta Iglesia de Ciudad Real.
Con
gran alegría, toda la comunidad parroquial recibió la
noticia de la presencia de D. Gerardo en un día tan
especial y, por ello, se preparó con mucho celo y
trabajo, la visita de nuestro Obispo así como la celebración
litúrgica que sería presidida por él.
De este modo, se preparó la bienvenida de D. Gerardo
con la presencia una hora antes del inicio de la celebración
de una gran cantidad de fieles que aguardaron la llegada
del Obispo. Se realizaron más de 350 libros para que
los fieles pudieran seguir la celebración litúrgica
en los que se podía ver la foto de D. Gerardo y el
mensaje: “Bienvenido y Gracias”, como muestra
de cercanía y como gratitud por los cambios de agenda
que tuvo que realizar el Prelado para estar esa tarde en
Valdepeñas.
A las 19:30 horas llegaba a Valdepeñas, por primera
vez a una parroquia de la ciudad, D. Gerardo Melgar Viciosa.
Venía acompañado del Vicario Judicial de la
Diócesis, el sacerdote valdepeñero D. Bernardo
Torres, que tanto nos ha ayudado a la Hermandad y la Parroquia
en esta Año Santo. A las puertas de la Iglesia Parroquial
del Cristo de la Misericordia, Monseñor Melgar fue
recibido por el Párroco y Consiliario de la Hermandad,
D. Emilio Jesús Montes Romero, quien le dio la bienvenida,
le ofreció la imagen de Jesús Crucificado que
hay sobre el altar para que fuese besada por el Obispo y
puso a disposición del prelado el agua bendita con
la que se bendijo y después a los presentes.
Junto
al Párroco, la Junta de Gobierno de la Hermandad del
Stmo. Cristo de la Misericordia y María Stma. de la
Palma, Reina de los Mártires, también quiso
estar presente en esta bienvenida del Obispo quien, tras
intercambiar unos breves saludos, se dispuso a entrar en
el templo parroquial (prácticamente lleno a falta
de media hora para el inicio de la celebración) siendo
recibido con efusivos aplausos por los feligreses que se
encontraban gozosos por la jordana vivida el día anterior.
D. Gerardo se dirigió al Altar Mayor de la Iglesia
para rezar al Santísimo en el Sagrario y elevar una
oración ante las imágenes del Stmo. Cristo
de la Misericordia y María Stma. de la Palma, Reina
de los Mártires. Tras estos breves momentos de oración,
el Sr. Obispo se retiró a la sacristía donde
pudo saludar a los 11 sacerdotes concelebrantes de esta Misa
de Clausura del Año Jubilar, con la presencia de los
párrocos de la ciudad, muestra del buen entendimiento
que hay entre ellos y, de forma especial, entre los dos párrocos
de las dos parroquias históricas de la ciudad, algo
que de un tiempo a esta parte resulta fundamental para la
unión de los fieles católicos.
En los minutos que transcurrieron hasta el inicio de la celebración,
la Iglesia del Cristo de la Misericordia se llenó de
fieles que quisieron acompañar al Obispo-Prior en
su primera visita a nuestra Parroquia. El templo se quedó pequeño,
tras habilitar el coro para desahogar las entradas del templo,
se colocaron sillas individuales en los pasillos hasta ocupar
todo el espacio disponible pero, aún así, muchos
fieles tuvieron que permanecer de pie y otros tantos tuvieron
que quedarse fuera del templo debido a que no era posible
acoger más personas dentro del templo parroquial.
A las 20:00 h. daba comienzo la celebración de esta
Misa de Clausura del Año Jubilar con la Procesión
de Entrada desde la sacristía habilitada para esta
ocasión, saliendo al exterior del templo para entrar,
por última vez, por la Puerta Santa. Junto al Sr.
Obispo, concelebraron con casulla el Vicario Judicial Diocesano,
D. Bernardo Torres y el Párroco de la Asunción
de Ntra. Señora, D. Enrique Galán, junto a
nueve sacerdotes más concelebrantes, actuando como
maestro de ceremonias el Párroco del Cristo, D. Emilio
Jesús Montes.
Tras
el saludo inicial del Sr. Obispo, el Hermano Mayor de la
Hermandad, José Ramón Yébenes Canuto,
dirigió a D. Gerardo unas palabras de bienvenida y
agradecimiento al tiempo que le dio conocer que esta celebración
de clausura del Año Jubilar coincidía con la
fecha exacta de la fundación de la Hermandad, el 19
de junio de 1716, cumpliéndose 300 años de
vida de esta Hermandad desde que sus Ordenanzas fueran aprobadas
por el Arzobispo de Toledo, Mons. Valera y Losa. Así mismo,
en sus palabras, el Hermano Mayor quiso mostrar la gratitud
de la Hermandad y de la Parroquia al Obispo emérito
D. Antonio Algora y a todo su equipo del Obispado por la
ayuda y colaboración mostrada para que la Santa Sede
concediese este Año Jubilar. Un Año de Gracia
que ese día acababa con cierta tristeza al haber sido
un tiempo vivido con una especial intensidad habiéndose
desarrollado multitud de iniciativas encaminadas a dar a
conocer el gran atributo divino de la Misericordia a todos,
especialmente a los que están más alejados
de ella.
Monseñor Melgar mostró su satisfacción
por el trabajo realizado y prosiguió con la celebración.
En ella participaron alrededor de 20 hermanos que realizaron
las lecturas, el ofertorio del pan y el vino y la colecta.
El Evangelio fue leído el Párroco de la Asunción,
D. Enrique Galán, y precedió a la Homilía
de D. Gerardo a los fieles.
En ella, don Gerardo
quiso transmitir varios mensajes esenciales que debían
resumir las vivencias de este Año Jubilar. En especial
habló de la Misericordia, la que representa la imagen
de Jesús muerto en la Cruz, que se venera en esta
feligresía desde hace 300 años, y la que vive
la Iglesia en este Año Santo declarado por el Papa
para los cristianos del mundo. Un jubileo que la Iglesia
vive en profunda unidad. Cada una de las ideas transmitidas
en su homilía, repleta de un profundo contenido teológico
y doctrinal, eran iniciadas con una llamada de atención
al Cristo de la Misericordia como ejemplo que representa
Jesús en nuestras vidas para vivir la Misericordia.
En este sentido, D. Gerardo afirmó que la Misericordia
sólo puede ser vivida a través de las Obras
de Misericordia, tanto las espirituales y como las corporales.
Un mensaje que viene a reafirmar la línea pastoral
llevada a cabo y puesta en práctica, durante todo
el Año Jubilar y sus siete años al frente de
esta parroquia, por parte de su Párroco, el presbítero
don Emilio Jesús Montes.
La celebración continuó con la profesión
de la fe y con el ofertorio. Momento en el cual el Tesorero
de la Hermandad, Jesús Caminero Fernández,
informó a nuestro Prelado del Proyecto que la Hermandad
había desarrollado durante el Año Jubilar,
la Obra Social que consistía en la reconstrucción
del Colegio de Ed. Especial “San José” en
Brazzaville (República del Congo), por un importe
de 12.000 €, cuya directora es la misionera de Almadén,
Dª María Teresa Castañeda, de las Hijas
de la Caridad de San Vicente de Paul. Con esta donación
de 12.000 €, fruto de la caridad de todos los fieles
que han peregrinado durante el Año Jubilar y de distintas
iniciativas llevadas a cabo durante este periodo, la Hermandad
cumple su objetivo de vivir este Año Jubilar en el
doble sentido que se desprende del mandamiento principal
de Dios: “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo
como a uno mismo”.
Cruzaba la cruz del Señor el dintel de la antigua
capilla de San Andrés, donde naciera la Hermandad
hace ahora 300 años, cuando el silencio inundó el
ambiente, volviéndose por momentos sobrecogedor. Los
rayos de sol oblicuos de la tarde comenzaron a iluminar el
paso y la imagen del Señor. De fondo musical dos temas
cumbres de la música sacra fueron interpretados magníficamente
por el Coro Dulcimer: “Oh Rostro Lacerado” y “O
Bone Jesu”; mientras el Señor caminaba hasta
el Altar del Pontifical.
En la parte
final de la celebración, el sr. Cura-párroco
informó a Monseñor Melgar de la realización
de la Oración Jubilar que, durante todo el año,
había sido utilizada en las celebraciones jubilares.
Así, por última vez, todos los fieles rezaron
juntos esta Oración Jubilar que fue aprobada por
la Penitenciaria Apostólica.
De
nuevo el Sr. Cura-párroco tomó la palabra para
informar al Obispo de una breve memoria del Año Jubilar.
D. Emilio dio a conocer que, desde que el pasado 14 de junio
de 2015 se inaugurara este Año de Gracia, por este
templo parroquial han peregrinado miles de fieles que han
querido acercarse al Señor para recibir su Misericordia,
a través de los sacramentos del Perdón y la
Eucaristía, orando por las intenciones del Santo Padre
y entregando una limosna para contribuir con el proyecto
de la Obra Social. Estas fueron sus palabras:
“En estos
371 días de Año Jubilar, este templo
ha permanecido abierto 4.800 horas, 13 horas ininterrumpidas
cada día. Se han celebrado algo más de 400
Eucaristías, de las cuales más de 100 con
carácter
jubilar. Se ha expuesto el Santísimo Sacramento
en más de 70 ocasiones en lo que aquí denominamos
la Hora de la Misericordia (rezando la Coronilla de la
Misericordia y cantando las Llagas al Stmo. Cristo de la
Misericordia).
Más de 1.000 horas de confesionario abierto
a escuchar y a perdonar.
Informó que hasta aquí han peregrinado fieles
de nuestra ciudad, de nuestro arciprestazgo y de otros puntos
de la geografía española. Hemos recibido a
parroquias como las de Arenas de San Juan, Santa Cruz de
Múdela, Sto. Tomás de Villanueva de Ciudad
Real. Especial recuerdo nos quedó de la Peregrinación
a pie de las Hermandades y Parroquia de Membrilla, recorriendo
los 25 km que nos separan. Hemos recibido en este templo
a Hermandades de Talavera de la Reina, Madrid, Ciudad Real,
Tarancón, La Rinconada, Castellar de Santiago, Málaga,
etc.
También,
a todas las Parroquias de Valdepeñas y a la mayoría
de las Hermandades que han peregrinado hasta aquí,
algunas con la presencia de sus imágenes titulares.
Inolvidable fue el día en el que la Patrona de esta
ciudad, la Virgen de Consolación, salía extraordinariamente
por primera vez en 40 años de su Iglesia de la Asunción
para ser portada en andas hasta esta Iglesia Parroquial y
ganar el Jubileo. Y en una noche de vigilia rezar un rosario
ininterrumpido de 30.000 avemarías.
También, infinidad de fieles han venido a título
personal para ganar la Indulgencia Plenaria y, cómo
no, nuestra comunidad parroquial ha vivido intensamente y
ha gozado de las gracias de este Año Jubilar.
Por eso, ahora que esta Puerta Santa iba a ser cerrada quiso
afirmar que “tenemos muy presente que Cristo es nuestra
verdadera «Puerta Santa»: que nadie va a Padre
sino por Él. En el Libro del Apocalipsis, Él
mismo nos dice «Mirad: estoy de pie, junto a la puerta
y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en
su casa y cenaré con él y él conmigo» (3,20).
La Puerta Santa del Año Jubilar de la Misericordia
ha sido y sigue siendo el Corazón de Cristo, que a
todos llama, a todos acoge y a nadie rechaza.
Acabado nuestro Año Jubilar, continua en toda la Iglesia
el Jubileo de la Misericordia, y nuestra Parroquia es Sede
Jubilar Diocesana: Jesús sigue llamando, y todos,
pero de manera particular los pecadores, pueden, si quieren,
seguir accediendo a las fuentes de la Misericordia Divina
de las que se derraman copiosos los ríos de su gracia
en el Sacramento de la Reconciliación pues desde hoy
hasta el final de este Año Santo de la Misericordia
la puerta del Confesionario será la puerta de la Misericordia
como se indica en nuestro templo”.
Tras
esta memoria del Año Jubilar se inició el rito
de la clausura de la Puerta Santa de la Iglesia Parroquial
del Stmo. Cristo de la Misericordia. Tras unas palabras del
Prelado, Monseñor Melgar se dirigió junto con
el Párroco y el Hermano Mayor de la Hermandad a la
Puerta Santa para proceder al cierre de la misma, en una
imagen histórica que quedará para el recuerdo
de todos los fieles.
De regreso al Altar, el Vicario Judicial, el presbítero
valdepeñero D. Bernardo Torres procedió a dar
lectura de la Bula de concesión del Año Jubilar
a la Hermandad mediante la cual faculta al Obispo Diocesano
a impartir la Bendición Apostólica con Indulgencia
Plenaria a todos los fieles en nombre de Su Santidad el Papa
Francisco.
Con gran solemnidad se impartió esta Bendición
Apostólica que dio por finalizada la celebración
del Año Jubilar. Antes de retirarse a la sacristía,
D. Gerardo quiso agradecer a todos los fieles allí presentes
y a la Hermandad el trabajo realizado y el gran cariño
con el que fue recibido y las muestras de afecto que allí encontró.
También, se cantó la Salve a la Stma. Virgen
de la Palma, Reina de los Mártires, antes de descender
del altar y retirarse a la sacristía, mientras el
coro parroquial cantaba magníficamente que la Misericordia
de Dios es eterna. Se inició en esa procesión
final una cerrada ovación de todos los asistentes
que con lágrimas en sus ojos expresaban la gran alegría
y gozo espiritual vividos en estos dos días.
Tras
la celebración, muchos fieles quisieron compartir
unos momentos con D. Gerardo quien atendió a todos
con gran amabilidad y cercanía. Especialmente cercano
estuvo con los miembros de la Hermandad allí presentes,
con los que quiso hacerse una fotografía en el Altar
de Cultos que ha permanecido en la Iglesia Parroquial del
Cristo durante los últimos días de este Año
Jubilar con motivo de las celebraciones extraordinarias desarrolladas
en los días previos a la clausura.
También mostró especial interés por
conocer dos de las instituciones de vida consagrada que tiene
la Parroquia: las Hijas de la Natividad de María y
el Hogar de Nazaret, conociendo la importante labor pastoral
y asistencial que desarrollan.
Así se daba por concluida esta primera visita de nuestro
Obispo, D. Gerardo Melgar, a esta Parroquia del Cristo de
la Misericordia que le mostró su afecto y su total
disposición al servicio de su pastoreo en la Iglesia
de Ciudad Real.