LOS MOSQUETEROS DEL SANTÍSIMO
SACRAMENTO EN BÉZNAR: PÓLVORA, RITUAL, FIESTA
Y MEMORIA EN EL VALLE DE LECRÍN (GRANADA)
Framcisco Molian
Muñoz
Béznar, septiembre 2014
Un
año más he vuelto a visitar
Béznar durante sus fiestas patronales.
Una vez más el aire ha sido atronado con
el estruendo de los mosquetes, mientras un intenso
olor a pólvora
ha impregnado cada uno de los rincones de la
pequeña
población del Valle de Lecrín.
La bandera ha vuelto a revolotear en honor a
San Antón y
Nuestra Señora de los Dolores al ritmo
del vals “Olas
del Danubio”, de Ion Ivanovici, interpretado
por la Agrupación Musical "Virgen
del Carmen" de
Dúrcal. En definitiva: la tradición
se sigue cumpliendo en cada uno de los rituales
y momentos
destacables de la celebración de las fiestas
patronales de Béznar.
Uno de los mosqueros hace un disparo que es capturado
en esta instantánea. Fotografías Francisco Molina
Muñoz (2014)
Por
tanto, este año queremos hacer algo distinto, destacando
el aspecto histórico,
religioso y folklorico que rodea a tan singular festejo. Para
ello me voy a valer de un artículo de Juan de Dios López
López y José Francisco Ruiz Ruiz, publicado en
el número 369, de la edición digital de la revista Folklore,
de la Fundación Joaquín Díaz.
Las fotografías
que insertaré en éste artículo son las
originales del mismo, así
como los pies de cada una. También he insertado alguna de
las instantáneas que he tomado este año en el desfile y procesión
del domingo.
.../...
Béznar es una
localidad del municipio de Lecrín, en la provincia
de Granada.
Inserta en la comarca del Valle de Lecrín, Béznar
destaca por su producción de cítricos y frutales.
Desde un punto de vista demográfico se trata de un
pueblo pequeño y presenta un considerable descenso
de población, debido, entre otros factores, a la emigración
y al envejecimiento de su población. Entre 1986 y
2008 perdió alrededor del 24% de su población,
habiendo pasado de 458 habitantes en 1986 a 350 en 20081.
Cada primer fin de semana del mes de septiembre, se celebra
en Béznar un ritual festivo denominado los “Mosqueteros
del Santísimo Sacramento”, que también
es conocido como los “Mosque- teros de Béznar” o
los “Mosqueteros de San Antón”. San Antonio
Abad, San Antón, es el patrón de la localidad
y es la imagen que se procesiona durante las fiestas2. La
fiesta se desarrolla durante las jornadas del sábado
y el domingo, repitiéndose cada día la misma
secuencia de actos. El origen de los “Mosqueteros del
Santísimo Sacramento” es la celebración
de la victoria de una milicia local sobre un grupo de moriscos
sublevados durante la llamada “rebelión de las
Alpujarras”. Los distintos actos que componen esta
fiesta son una serie de desfiles, pases de revista, etc.,
que se realizan desde el amanecer hasta la caída de
la noche, en los que los que destaca el atronador sonido
del disparo de los mosquetes que porta la soldadesca.
El principal objetivo de este artículo, lejos de
cualquier pretensión teórica, es ofrecer una
descripción etnográfica del modo en que se
celebran estas fiestas en la actualidad y contribuir, de
esa forma, a la mejora del conocimiento del Patrimonio Inmaterial
de Andalucía3. Para ello, comenzamos señalando
los personajes que intervienen en el ritual y cuáles
son sus funciones en el mismo; continua- remos con una descripción
de la secuencia de actos que tienen lugar a lo largo del
tiempo festivo y terminaremos ofreciendo algunos datos sobre
los dos elementos materiales más destacados del ritual:
la indumentaria de los mosqueteros y los propios mosquetes.
Personajes
La fiesta de los Mosqueteros del Santísimo Sacramento
sigue el modelo de las soldadescas, descritas por Brisset
(1997) para el caso de las fiestas de Moros y Cristianos,
con las que comparte algunas características, sobre
todo con las celebradas en la Alpujarra y en otras partes
de Andalucía. Sin embargo, no puede ser encuadrada
dentro de éstas, puesto que carece de dos bandos y
de la representación del enfrentamiento.
El origen de las soldadescas son las milicias locales organizadas
por los Reyes Católicos, encargadas de la protección
del territorio circundante, que fueron incorporándose
a la celebración de las festividades de sus respectivas
localidades. Felipe II configuró la jerarquía
de estas milicias estableciendo las siguientes figuras: capitán,
alférez, sargento, cabo y soldados (Brisset 1997:
369). En la actualidad, los Mosqueteros de Béznar
se estructuran de un modo similar: teniente, sargento, cabo
y mosqueteros.
Teniente (Abanderado)
El Teniente o Abanderado es el cargo de mayor rango dentro
de la jerarquía de los Mosqueteros. Su distintivo
es una bandera con los colores del Vaticano y el escudo de
España. El Teniente es el último del grupo
en ser recogido. A su salida la banda toca la Marcha Real
y se realiza una descarga de mosquetes. Su función
principal es tremolar la bandera ante la imagen de San Antón,
al principio y al final de la procesión.
Sargento (Pica)
El Sargento o Pica es el enlace entre la tropa de mosqueteros
y el Teniente. El traje que usa es el mismo que el del Teniente
y su insignia o distintivo es la pica o alabarda. Durante
los desfiles acompaña siempre al teniente y tiene
un papel destacado en el acto de la escolta que se realiza
en la iglesia.
Cabo
El Cabo es el Mosquetero que dirige al resto del grupo,
encabeza el desfile y es el encargado de realizar los disparos
del alba. Su traje es igual que el del resto de los Mosqueteros.
Mosqueteros
Los Mosqueteros son el elemento principal y más llamativo
de la fiesta. En la actualidad, el grupo de Mosqueteros está compuesto
por una veintena de varones “adultos”4 aproximadamente.
Además, sobre todo durante los actos que se desarrollan
por la tarde, también se visten de Mosqueteros muchos
niños y niñas de la localidad.
El reparto de los cargos
Los cargos de Teniente, Sargento y Cabo, según nos
cuentan nuestros informantes, aunque existía un reglamento
formal, era habitual que se transmitiese de padres a hijos
dentro de una misma familia, sobre todo en el caso del teniente
abanderado.
Antes había un reglamento, pero hoy ya no se lleva… Antes
si el de la bandera no era mayordomo y había otro
que era mayordomo, tenía prioridad. Si se llevaba
un músico tenía prioridad. Porque antes los
músicos venían y había que llevarse
uno a cada casa… Si tú no tenías músico
y yo tenía, y peleábamos por llevar la bandera,
pues el que era mayordomo o tenía un músico,
ese tenía derecho a salir con la bandera (Vecino de
Béznar, Mosquetero desde la década de los 50
del siglo xx).
En la actualidad, aunque persiste cierto carácter
hereditario (los hijos de un teniente suelen querer ostentar
ese cargo durante las fiestas), el reparto se hace mediante
consenso entre los mosqueteros.
Para representar el papel de mosquetero los únicos
requisitos son disponer de un mosquete y de la indumentaria
adecuada.
El reglamento al que aludíamos data de la creación
de la Hermandad del Santísimo Sacramento de Béznar,
fundada en 1578 (Río, 2006: 83-154). Hoy, esta hermandad
ya no existe como tal, aunque se sigue aludiendo en ocasiones
a la fiesta como el desfile de la Hermandad de los Mosqueteros
del Santísimo Sacramento.
Además de los personajes que acabamos de señalar,
que forman parte de la soldadesca e intervienen directamente
en los desfiles, es necesario mencionar la existencia de
otras figuras cuya participación es indispensable
para el adecuado desarrollo de las fiestas.
Polvorista
Es el encargado de transportar la pólvora que se
usará para efectuar los disparos durante todo el recorrido.
También se encarga de realizar la carga de los mosquetes.
No lleva ninguna indumentaria especial y suele ir, durante
el desfile, a la altura del cabo.
Mayordomos
El sistema de mayordomías en las fiestas de Béznar
supone el ofrecimiento voluntario, a diferencia de otras
localidades donde se hace por designación (Rodríguez,
12), de cierta cantidad de dinero (en la actualidad una media
de 150 euros aproximadamente) con el objeto de sufragar los
costes generados por la celebración. Al dinero recaudado
de entre los mayordomos, hay que sumarle los fondos obtenidos
por la Comisión de Fiestas a través de diversas
actividades (organización de rifas, publicación
de libros, confección del programa, etc.) y la aportación
municipal. Esta comisión está formada cada
año por un grupo distinto de personas que voluntariamente
se ofrecen para organizar estas actividades. Durante el desarrollo
de las fiestas no son objeto de ningún acto específico,
a no ser que, como sucede habitualmente, sean también
mayordomos o mosqueteros.
Los mayordomos adquieren un especial protagonismo a lo largo
de la jornada festiva en el momento en que son homenajeados,
individualmente, por parte de la banda y los mosqueteros.
Banda de música
Hasta el último tercio del siglo pasado, el desfile
era acompañado por un tamborilero. Con el tiempo,
este tambor ha sido sustituido por una banda de música
de Dúrcal que acompaña a los mosqueteros desde
su salida, al alba. Por la tarde, se le suma también
un grupo de Majorettes.
Entonces venía un tamborilero, cuando
yo salí la
primera vez, que era de Dúrcal y venía to-dos
los años, le pasaba que llegaban las fiestas y
no había que decirle nada, ya estaba aquí.
Y estuvo viniendo hasta que el hombre pudo, porque ya estaba
muy viejo. Entonces buscaron a un tamborilero de Granada,
de la Cruz Roja, que se llamaba Juan, y Juan, un año,
dijo que iba a traer a su hijo, que era un redoblante. Entonces,
ya venían dos, el tamborilero y el redoblante, ya
iba a más... A los pocos años, se trajo cuatro
o cinco cornetas de la Cruz Roja, y ya no me veas la que
armaron… Pues ya venían todos los años.
Hasta que ya empezó a venir una banda de Dúrcal.
y ya vienen majorettes y todo (Vecino de Béznar, Mosquetero
desde la década de los 50 del siglo xx).
Secuencia
festiva
El alba
La fiesta comienza entre
las 6.00 y 6.30 h. de la mañana, cuando el cabo
de los Mosqueteros, acompañado por la banda
de música que tocará la diana, realiza
el primer disparo para anunciar al resto de Mosqueteros
que se va a iniciar la recogida y que deben ir preparando
sus trajes y armamento. Tradicionalmente, durante el
alba, el cabo sólo realizaba este primer disparo
y otro inmediatamente antes de comenzar la recogida.
En la actualidad, suelen acompañarle algunos
mosqueteros más, que disparan sus mosquetes
en diversos puntos del pueblo.
Tanto el cabo como el resto de los
mosqueteros que le acompañan en el alba, aún
no visten su traje completo. El cabo no lleva su
vistoso sombrero de flores y el resto puede ir
vestido de calle.
Momento del desfile de los Mosqueteros.
En primera posición
aparece el Cabo, acompañado del polvorista a su
derecha. Fotografía: Juan de Dios López
(2009)
A esta hora son
muchos los grupos de jóvenes que
salen de la verbena5 para acompañar los primeros disparos
de los mosqueteros y bailar tras la banda de música.
Durante este tiempo, la banda interpretará marchas,
pasodobles, himnos y hasta adaptaciones de los últimos éxitos
del pop.
Algunos grupos de vecinos se despiertan y esperan en la
puerta de su casa o en la plaza el paso del cabo y su comitiva.
Tras recorrer algunos puntos de la localidad disparando su
mosquete, el cabo vuelve a su casa a descansar y sale de
nuevo a las 8.00, para iniciar la recogida.
La recogida
La recogida la comienza el cabo, ya debidamente uniformado,
disparando en la puerta de la casa del primer mosquetero
que encuentre a su paso. Cuando escuche el crujío6,
este primer mosquetero saldrá de su vivienda y realizará otro
disparo. Luego se colocará detrás del cabo
e iniciarán el desfile. El mosquetero que ha salido
disparará en la puerta de la casa de su compañero
de filas y así sucesiva- mente hasta que se haya reunido
todo el grupo.
Durante la recogida y siempre que la soldadesca recorre
el entorno urbano de Béznar, los mosque- teros desfilan
en formación. El cabo dirige la marcha y está siempre
delante. El resto de los mosque- teros se agrupan por parejas,
en dos filas, y marchan al ritmo del tambor. Cuando se paran,
flexionan alternativamente y de forma leve sus piernas, izquierda
y derecha, de manera que sus mantones y lazos estén
siempre en movimiento. Cada vez que, durante el desfile,
se dobla una esquina, las parejas se cruzan de modo que la
hilera que estaba a la izquierda queda a la derecha en la
nueva dirección, y viceversa (Cuadro 1).
Cuando se llega a la casa del Sargento, se disparan dos
mosquetes y éste se incorpora al desfile junto al
resto del grupo. Casi el total del recorrido se hace a pie,
excepto cuando se dirigen hacia Los Peloteos7, para recoger
a algún Mosquetero o a homenajear a algún mayordomo,
que se hace uso de varios vehículos particulares.
Una
vez que todas las escuadras de Mosqueteros se han
reunido,
se dirigenhacia el domicilio del Teniente
Abanderado. Allí, la banda interpreta el himno
de España, la Marcha Real, y el Teniente sale
a su puerta. Mientras tanto, el polvorista se encarga
de cargar y cebar los mosquetes y se realiza una descarga.
Tras la descarga,
el Teniente se incorpora al desfile, junto al Sargento,
y el grupo se dirige hacia la plaza
de San Antón, donde tendrá lugar el
pase de revista.
Cuadro 1: Recomposición de las hileras del
desfile de los Mosqueteros en los cruces. Si durante
el recorrido, los Mosqueteros desfilan según
el modelo A, al doblar una esquina la formación
se recompondrá según el modelo B
El pase de revista
El pase
de revista es uno de los actos que más
espectadores atrae y muchos vecinos y visitantes secongregan
en la plaza de San Antón para ver su desarrollo.
El sentido de este acto es que el cabo, el sargento
y el teniente, comprueben la correcta uniformidad de
la tropa. Esta comprobación también la
realizan el resto de los asistentes, que gustan de
ver quién lleva bien el traje y quién
no.
Momento del pase de revista de los Mosqueteros en la
Plaza de San Antón.
Fotografía: Juan de
Dios López (2009)
Cuadro 2: Posición de las
hileras de Mosqueteros
durante el pase de revista
La
revista comienza cuando, al borde exterior de
la plaza de la
Iglesia, desde la calle Real, el cabo,
de espaldas y a paso lento, a ritmo del tambor,
desfila hasta la fachada del fondo opuesto. Las
dos hileras
de Mosqueteros, una a cada lado del cabo, le
siguen de frente
al mismo paso. Al llegar a la fachada opuesta a
la entrada de la plaza, el cabo se para y es flanqueado
por el teniente
y el sargento. Los Mosqueteros desfilan hasta quedar
frente al cabo. Una vez ahí, los dos primeros
Mosqueteros se cruzarán y emprenderán
el camino hacia el exterior de la plaza, dejando
las dos
hileras de mosqueteros que se están acercando
al cabo en el centro.
De este modo, se
forman cuatro hileras, dos que se dirigen hacia
el exterior de
la plaza, en los laterales; y dos que se dirigen
hacia
el cabo,
en el centro (Cuadro 2).
Cuando todos los Mosqueteros han desfilado frente
al cabo, el abanderando y el pica, el primero dispara
su arma y el desfile continua en la calle Real. Es
el momento del homenaje a los mayordomos.
El homenaje a los mayordomos
Al finalizar el pase de revista, los Mosqueteros continúan
el desfile y esta vez se pararán en todas las viviendas
en las que hay uno o varios mayordomos para rendirles el
debido homenaje. Hasta el último tercio del siglo
xx, el número de mayordomos era relativamente reducido,
por lo que este acto podía hacerse en una sola jornada.
La ampliación de la celebración de la fiesta
a dos días, ha sido motivada, entre otras razones,
por el aumento del número de mayordomos.
La gente
cada vez va a más, va aportando más,
van siendo más mayordomos que, digamos,
que en definitiva es lo que se pretende, porque
son los
que realmente costean las fiestas y cuánto
más
mayordomos haya pues, digamos, que más
económico
es a nivel personal, porque cuánta mayor
sea la distribución del gasto, pues
más económico
sale. Por lo menos es un punto de vista mío,
yo creo que la tendencia es a más porque
yo creo que la gente lo que le gusta y quiere
es que perdure,
y la única forma de que perdure es colaborando
con las mismas (Mosquetero y Mayordomo).
Homenaje a los mayordomos, a la izquierda
de la imagen el Sargento
y a la derecha el teniente.
Fotografía:
Juan de Dios López (2009)
El primer día
se hace el homenaje a un grupo de mayordomos y el segundo
al resto. El teniente abanderado lleva una lista para recordar
cuáles son las viviendas en las que hay algún
mayordomo. Y si en una casa en la que hay mayordomos, por
olvido o confusión, no se realiza este acto, éstos
saldrán a recordar a los mosqueteros su deber de homenajearles… los
mayordomos son las autoridades de las fiestas, porque ellos
son los que responden al coste de las mismas y es la máxima
representación de las fiestas, en el sentido económico
se refiere… (Vecino de Béznar, mosquetero y
mayordomo).
Para realizar este acto de homenaje se procede
de la siguiente forma: el teniente abanderado y el sargento
pica, mirándose de frente, se colocan a ambos lados
de la puerta del domicilio. El sargento llama a la puerta
y, cuando abre el mayordomo, la banda empieza a tocar hasta
que un Mosquetero efectúa un disparo. En el caso de
que haya más de un mayordomo en la vivienda, la banda
volverá a tocar hasta que suene otro disparo de mosquete
y así sucesivamente, hasta que se hayan efectuado
tantos disparos como mayordomos vivan en el domicilio.
En algunas viviendas, los mayordomos ofrecen tanto a los
Mosqueteros como a los miembros de la banda de música,
que les acompaña, algo para comer y bebidas (refrescos,
cerveza, sangría, etc.).
Cuando el homenaje a los mayordomos ha concluido, tiene
lugar en la Iglesia de San Antón la celebración
de la eucaristía donde los Mosqueteros ocuparán
un lugar destacado.
La escolta del Santísimo
Sacramento
Durante la celebración de la misa, los Mosqueteros
llevan a cabo la llamada escolta del Santísimo Sacramento.
El acto sucede de la siguiente forma: el sargento (pica)
nombra a una pareja de Mosqueteros para realizar la primera
escolta y los tres se dirigen, por la nave central de la
iglesia, hacia el altar mayor en fila de uno, quedando en
el centro el sargento. Al llegar a los pies de la escalinata
que sube al altar,
el sargento se inclina y sujeta la pica por encima de los
escalones señalando al altar mayor. Los Mosqueteros
se colocan a su lado y se arrodillan. Se levantan y suben
los escalones, poniendo los dos pies en cada uno de ellos.
Al llegar al cuarto y último escalón, se
vuelven a inclinar. Una vez que se levantan, se colocan
de pie, mirándose de frente, uno a cada lado de
la escalinata. Y allí permanecen hasta que son relevados
por otra pareja. Cada escolta dura unos 10 minutos, y todas
las parejas de Mosqueteros la realizarán durante
el desarrollo de la liturgia, exceptuando al cabo, al teniente
y al sargento.
Cada vez que una nueva pareja de Mosqueteros llega para
hacer el relevo, se vuelve a efectuar el mismo acto. La pareja
que estaba realizando la escolta abandonará la posición
en la que se encontraba, para dejar paso a los dos nuevos
Mosqueteros, y se colocarán en el centro de la parte
superior de la escalinata mirando hacia el sagrario. Entonces
volverán a hacer una reverencia, arrodillándose,
y bajarán los escalones poniendo los dos pies en cada
uno de ellos, pero esta vez de espaldas, con la vista fija
en el sagrario. Una vez abajo, hacen una nueva reverencia,
se dan la vuelta y se colocan en fila de uno, dejando al
sargento en el centro. Ya mirando hacia el coro a los pies
de la iglesia, saldrán.
A mediados del siglo pasado, este ritual tenía un
procedimiento distinto. Varios ejemplos: el avance hacia
el altar mayor se realizaba por la izquierda, la escolta
se hacía de rodillas, etc. Según los escritos
de Valentín del Río, recogidos en el libro
Los Mosqueteros del Santísimo de Ana María
del Río, el protocolo en 1957 era el siguiente:
Al empezar la celebración de la Santa Misa, el Sargento,
cuyo distintivo es una pica, nombra la primera pareja de
mosqueteros que han de cumplir esta misión. Los mosqueteros
uno delante y otro detrás del Sargento, avanzan hacia
el Altar Mayor.
El Sargento inicia la subida acompañado rigurosamente
por ambos mosqueteros y manteniendo la pica en alto, se arrodillan
en el primer escalón, haciendo el primer acatamiento;
vuelven a levantarse y suben al segundo escalón en
el que repiten el mismo homenaje y al subir el tercer escalón
el Sargento rinde su Pica hasta tocar los tramos que parten
y entonces la pareja de mosqueteros terminan de subir los
escalones que le falten y quedan arrodillados a ambos lados
de la escalinata.
Transcurridos unos quince minutos, el Sargento designa la
segunda pareja para el relevo, el cual se efectúa
en las mismas condiciones en que lo hizo la primera, con
la alteración de que una vez que el Sargento rinde
su arma –distintivo–, la primera pareja siempre
de rodillas, se desplaza hacia el centro de la escalinata,
dejando libre el sitio donde habían permanecido arrodillados,
sitio que pasa a ser ocupado por la segunda pareja (Río,
68).
Mientras una pareja está realizando la escolta, el
resto de los Mosqueteros espera fuera del templo. Cuando
el sacerdote eleva el cáliz para consagrar el vino,
los mosqueteros están preparados y a una señal
del Sargento realizarán una descarga o salva con sus
mosquetes.
Al terminar la liturgia eucarística, los Mosqueteros
volverán a desfilar hasta el domicilio del Teniente
Abanderado para proceder a su encierro hasta la hora de la
procesión de San Antón.
Comida popular y juegos infantiles
Una vez que ha concluido el desfile y el Teniente Abanderado
ha sido encerrado, la mayoría del pueblo y los visitantes
se reúnen en la plaza de la iglesia, donde la Comisión
de Fiestas ha instalado una barra en la que se sirven distintos
tipos de bebidas. Al mismo tiempo, se comienza a repartir
de forma gratuita
un plato de paella a todo aquel que lo solicite. Algunas
personas se quedan comiendo en la plaza, mientras que otros
grupos de parentesco o de amistad se irán a sus
casas con el arroz para comer y descansar. Poco a poco
los adultos abandonan la plaza y sólo van quedando
grupos de adolescentes y de niños y niñas.
En ese momento se ponen en funcionamiento los cañones
de espuma, que ha instalado la Comisión y el Ayuntamiento
de Lecrín, y los más jóvenes se quedan
divirtiéndose con la espuma y arrojándose
agua unos a otros; mientras los adultos descansan o toman
café y otras bebidas en el único bar de la
localidad8.
Recogida y desfile por la tarde
A las 18.30 h. aproximadamente, los Mosqueteros vuelven
a desfilar hasta el domicilio del Teniente Abanderado para
recogerlo. Hay que destacar que por la tarde se incorporan
al desfile muchos niños y niñas de entre 4
y 14 años que, vestidos de mosqueteros y portando
pequeños mosquetes de juguete, realizan el paso y
la revista junto a sus mayores. Aunque la indumentaria de
los niños es igual que la de los mosqueteros adultos,
en el caso de algunas niñas se sustituye el sombrero
de flores por un lazo rojo en el pelo; hasta el momento,
sólo una mujer adulta, se ha incorporado un año
al desfile.
Tras recoger al Teniente, los Mosqueteros vuelven a la plaza
de San Antón para iniciar la procesión.
La procesión de San Antón
y el revoloteo de la bandera
La imagen de San Antón es transportada hasta el exterior
del templo por cuatro hombres en un trono sobre ruedas; en
la puerta de la iglesia, el Teniente y el Sargento, uno a
cada lado, esperan la salida del patrón en posición
de saludo. En la Plaza se coloca la imagen en la fachada
opuesta a la entrada a la misma. Bajo la imagen se sitúan
el cura, las autoridades municipales (el alcalde o algún
concejal) y los muchachos que han sido elegidos “Rey” y “Reina” de
las fiestas.
Entonces,
un miembro de la banda empieza a tocar un redoble de
tambor. Al ritmo del redoble, el sargento
desfila de espaldas a la imagen hasta encontrarse con
el teniente, que se ha quedado en el centro de la plaza
dejando a su derecha la imagen del santo. En el centro
de la plaza, el sargento se gira y mira de frente al
teniente. A una señal del tambor, ambos vuelven
a girarse quedando frente a la imagen. Entonces, dan
tres pasos hacia el santo, el tambor intensifica el redoble
y ambos se inclinan apoyando la rodilla derecha en el
suelo, se quitan el sombrero con la mano izquierda y
lo mantienen en la dirección de la imagen, mientras
con la mano derecha rinden sus insignias, la bandera
y la pica. Aún con el redoble, se levantan y se
colocan el sombrero. Este acto se repite tres veces dando
pasos hacia delante y otras tres veces dando leves pasos
hacia atrás, tras lo cual el teniente se despoja
por última vez de su sombrero y se lo deja al
sargento para iniciar el revoloteo de la bandera.
El Sargento Pica y el Teniente
Abanderado haciendo una ofrenda a San Antón,
momentos antes del revoloteo de la bandera.
Fotografía:
Francisco Muñoz,
extraída de www.padulcofrade.com
Para realizar el revoloteo o baile de la bandera se procede
de la siguiente forma. El teniente des- pliega la bandera
en su totalidad, sujetándola con su mando izquierda
en el extremo inferior del mástil y con la mano derecha
tres cuartas aproximadamente más arriba.
El Teniente revolotea la bandera
frente a San Antón y Ntra. Sra. de los Dolores.
Fotografía Francisco Molina Muñoz (2014)
La banda comienza a interpretar
un vals, “Olas
del Danubio”9 de Ion Ivanovici, y el teniente,
al ritmo de la música, hace girar la bandera tres
veces a su lado derecho; después, en sentido inverso,
la gira otras tres veces a su lado izquierdo y, por último
repite lo mismo elevando la mano izquierda por encima
de sus ojos, de modo que la bandera voltea a su espalda.
Tras esto, el vals continúa sonando y el teniente
sujeta la bandera por encima de su cabeza, sólo
con la mano izquierda en el extremo inferior del asta,
haciéndola girar, con el brazo extendido y tratando
de sólo mover la muñeca, hasta que quede
enrollada al mástil; después volverá a
girarla en sentido contrario hasta que quede desplegada
de nuevo. Al finalizar se inclina y con la rodilla derecha
en el suelo ofrece la bandera a la imagen del santo y,
entonces, los mosqueteros que han estado durante todo
este protocolo en la calle aledaña a la plaza
realizarán una nueva salva o descarga con sus
mosquetes. Este acto se volverá a repetir al finalizar
la procesión y, en algunas ocasiones, también
en el barrio de Los Peloteos.
Finalizado el
baile de la bandera, comienza la procesión. Los mosqueteros
encabezan la comitiva y disparan sus mosquetes en determinados
puntos del trayecto. Tras ellos desfila una de las bandas,
acompañadas por un grupo de Majorettes que se incorpora
al recorrido por la tarde. Entre la banda y la imagen de
San Antón, caminan un buen número de vecinos
y vecinas de Béznar. Tras el trono que porta la imagen
de San Antón, se sitúan el sacerdote, el alcalde
u otras autoridades municipales, el “Rey” y la “Reina” de
las fiestas y, flanqueando a este grupo, el sargento y el
teniente. A la espalda de éstos, cerrando el desfile
procesional, se coloca la otra banda de música.
Al llegar a la plaza de la ermita de San Antón, donde
en 2007 el ayuntamiento de Lecrín instaló el
monumento al Mosquetero, se realiza una ofrenda floral a
los pies de la estatua, mientras la banda interpreta la Marcha
Real y los Mosqueteros permanecen en formación entre
la hornacina de la ermita y el monumento.
Cuando el desfile procesional llega de nuevo a la plaza
de San Antón, el teniente vuelve a tremolar la bandera
y, tras esto, se procede al encierro del Santo en la iglesia.
Por último, los Mosqueteros vuelven a hacer un pase
de revista en la plaza, con lo que la participación
de los Mosqueteros en las fiestas concluye y tanto los bezneros
como los asistentes se dirigen a la verbena.
Indumentaria
Uno de los elementos más singulares de este ritual
festivo es la indumentaria de los Mosqueteros, así como
la del Teniente y el Sargento. La composición del
traje de los mosqueteros encuentra su justificación
en la historia del origen de la fiesta, entendiéndose
los distintos ornamentos que contiene como regalos que recibieron
los vecinos que volvieron victoriosos tras rescatar el Santísimo
Sacramento:
Cuando las gentes del pueblo se enteraron
de que se traían al Santísimo, que lo habían
res- catado, pues no me veas. Entonces, salieron todas las
muchachas del pueblo y se despojaban de todo lo que tenían:
se sacaban sus lazos y se los colgaban en las correas, en
los cinturones. Los ramos de flores se lo ponían en
los sombreros. Todos los adornos que llevaban las mucha-
chas se lo ponían a los mosqueteros. Cada prenda que
llevan hoy los mosqueteros es un resultado de aquello (Vecino
de Béznar de 80 años, ex mosquetero).
El traje
del Mosquetero está compuesto por
un sombrero, adornado con flores, y un coleto al que
se le añade también una profusa ornamentación.
El coleto es una especie de chaleco de piel al que
se le cosen unas mangas de tela roja. En el cuello
llevan un pañuelo blanco, anudado con un anillo.
En la espalda del coleto se pueden observar nueve moñas,
hechas de tela de diversos colores. Bajo las moñas,
y apenas perceptibles, están cosidos dos lazos
de distintos colores, uno formando la letra A y otro
formando la letra M (iniciales del Ave María).
En los vértices de cada una de estas letras,
entrelazadas, se colocan las moñas. De los lazos,
con los que se han formado las letras, sólo
pueden observarse con claridad los extremos que van
sueltos por debajo del coleto. A la altura de la
cintura, los Mosqueteros llevan una faja roja, atada
en el lado
izquierdo. De esta faja, por la parte trasera, cuelgan
distintos mantones.
Espalda de algunos mosqueteros
durante el pase de revista.
Fotografía: Juan
de Dios López
(2009)
El sombrero es
de los denominados “catites” (Río, 2006)
y destaca por su ornamentación floral. La base del
sombrero es redonda y está forrada de color rojo.
Sobre la base se coloca una estructura en forma cónica,
hecha con alambres o cañas, sobre las que se entremezclan
ramos de flores.
El traje, y sobre todo la forma de llevarlo, es uno de los
elementos de la fiesta que más expectación
suscita entre los participantes. Las mujeres, que tradicionalmente
se han dedicado a elaborar los trajes de los Mosqueteros
de su familia, ponen mucho empeño en su elaboración
y en su colocación, de forma que todo quede “en
su sitio”. Una mujer, que lleva más de cincuenta
años elaborando trajes a varones de su familia, nos
lo explicaba de la siguiente forma:
A mí me gusta que las cosas vayan
en su sitio, no me gusta que las moñas vayan arrastrando…,
no me gusta que la moña vaya en la cintura, siempre
debe ir tres dedos más alta de la cintura, por lo
menos tres dedos, para que vayan los mantones debajo de los
lazos, que algunos se ponen la faja encima y se la atan con
una moña. Pero la faja es una faja, y se le echa un
ataero de faja, con una lazada, y las moñas pues se
pone el AM, el nombre de la virgen me parece que es, y se
pone que caiga bien. Y luego pues las moñas se hacen
con cinco lazadas y se van pegando para que vayan parejas
y que vaya bien. Es cosa de tener un capricho de que esa
persona salga bien (…). No se mira el tiempo, yo me
gusta ver lo que hago (vecina de Béznar).
La
elaboración del traje, como decimos, se hace
en el ámbito doméstico y corresponde a
cada Mosquetero o grupo doméstico tanto su elaboración
como su coste y su mantenimiento. Sin embargo, los trajes
del sargento y del teniente son, como nos decía
un vecino, “propiedad del pueblo” y se guardan
en la iglesia. Estos trajes son totalmente diferentes
al del resto de Mosqueteros y están inspirados
en la época napoleónica (Río, 67).
Están compuestos por una casaca negra con faldones
hasta las corvas, peto rojo con botones dorados, guantes
y pantalón blanco. El sombrero es un bicornio
emplumado de color negro, con adornos rojos y amarillos.
Otras fiestas
de la provincia de Granada destacan por la presencia
de
personajes que, ataviados de una
forma parecida a la de los Mosqueteros de Béznar,
hacen tronar distintos tipos de armas. Es el caso,
por ejemplo, de los “tiraores” de Campotéjar
y de la fiesta de Moros y Cristianos de Quéntar.
Tiraores de Quéntar (en
primer plano) durante las fiestas de Moros y Cristianos.
Momento de la procesión. Fotografía: Juan
de Dios López (2009)
Los mosquetes
Este ritual festivo no podría entenderse
sin el estruendoso sonido producido por los Mosquetes. Esta “pasión
por el ruido” ha sido descrita en otros fenómenos
festivos que se celebran en localidades cercanas, como es
el caso de los Guájares (González Alcantud,
1993: 13-36), y en otros rituales de Andalucía, como
en la Semana Santa de Priego de Córdoba (Briones,
1999: 53-57). El gusto por el ruido producido por los disparos
de mosquete puede considerarse, de hecho, un elemento de
identificación con la fiesta. Y, del mismo modo, el
visitante foráneo que manifiesta su desconcierto ante
el estruendo de los mosquetes, podrá ser objeto de
amables mofas.
Qué se siente cuando se escucha un mosquetazo, eso depende de quién
es el que lo sienta.
Para algunos les parecerá un
espanto, para otros pues es… digamos, de lo que
vive y por lo que sale también. Porque es parte
de su ritual durante todo el día y lo oye agradablemente.
Después puede haber gente que el sonido le parezca
un poco más desagradable, pero eso es una cuestión
personalísima de cada uno (mosquetero).
Los mosquetes son armas de avancarga,
es decir, que son cargadas por el cañón.
Tienen una longitud media aproximada de un metro y
ochenta centímetros, y un peso de entre 12 y
14 kilos. Se componen de la campana (lugar por el que
se realiza la carga), el cañón, la caña
o madera y la culata. Una pieza esencial es la llave,
que permite efectuar los disparos. La llave está compuesta
por espoleta, espejuelo y cebador. La espoleta, que
lleva una piedra de pedernal, se tira hacia atrás
y se suelta. Entonces golpea con el espejuelo y produce
una chispa que prende la pólvora del cebador
y se produce el disparo.
Según los testimonios de informantes
y algunos autores (Brisset, 1997; Río, 2006;
Rodríguez Becerra, 1982); aún quedan
en Béznar mosquetes originales del siglo xvi.
Hasta el último tercio del siglo xx, la mayoría
de los mosquetes se transmitían hereditariamente
en el seno de la misma familia (Rodríguez Becerra,
1982). Quién no disponía de mosquete
propio, podía alquilárselo a una familia
propietaria, que en el año en cuestión
no tuviese ningún mosquetero. En la actualidad,
la mayoría de los mosqueteros encargan réplicas
a fábricas de armamento del País
Vasco o Valencia y su coste aproximado ronda los
1.200 euros.
En la representación de Moros
y Cristianos de Quéntar también se utilizaban
mosquetes, pero éstos fueron confiscados por
grupos de falangistas durante la guerra civil (Brisset,
2008) y han sido sustituidos por trabucos, más
pequeños y disparados con gatillo.
Grupo de mosquetes durante un descanso en la plaza
de
la iglesia.
Fotografía Francisco Molina Muñoz (2014)
Una nota final
Las fiestas, en tanto que expresiones culturales vivas,
están sujetas a transformaciones continuas. Quienes
participan en la fiesta son sus legítimos propietarios,
los portadores de este patrimonio, y a ellos les corresponde
dirigir la dirección de los cambios que se realicen
en el ritual. En este sentido, es importante tener en cuenta
que la descripción de “los Mosqueteros del Santísimo
Sacramento” que acabamos de exponer corresponde a la
observación que hemos hecho en un periodo concreto
(las fiestas de 2009) y a las entrevistas que hemos realizado
a un grupo de participantes en las fiestas en fe- chas próximas
a la celebración. Por lo tanto, algunos de los actos
que aquí se describen pueden haber cambiado ya, una
vez publicado este trabajo. En cualquier caso, esperamos
que esta descripción per- mita dar cuenta en el futuro
de los cambios acaecidos en la fiesta y contribuya a la generación
de nuevos trabajos que profundicen en la significación
social de los Mosqueteros y su carácter patrimonial.
Juan de Dios López López Universidad de Granada. Taller ACSA
José Francisco Ruiz
Ruiz Universidad de Sevilla. Delegación
de Cultura de Granada
Bibliografía:
BRIONES, R. Prieguenses y nazarenos. Ritual e identidad
social y cultural. Córdoba: Ministerio de Educación
y Cultura, 1999
BRISSET, D.E. “Fiestas hispanas de moros y cristianos”.
En SÁNCHEZ RAMOS. V. y J. RUIZ FERNÁNDEZ (coord.).
Actas de la I Jornada de Religiosidad Popular. Almería:
Instituto de Estudios Almerienses, 1997, pp. 361-380
BRISSET, D.E. “Prologo: Una fiesta antigua y singular” En
HDAD. DE MOROS Y CRISTIANOS DE QUÉNTAR. La función
de
Moros y Cristianos de Quéntar. Granada: Hermandad
de Moros y Cristianos, 2008, pp. 13-15
GONZALEZ ALCANTUD, J.A. Agresión y rito. Y otros
ensayos de antropología andaluza. Granada: Diputación
Provincial de
Granada, 1993
RÍO, A.M. Los Mosqueteros del Santísimo
Sacramento. Granada: Velocitynet, 2006
RODRÍGUEZ BECERRA, S. (dir.) Guía de fiestas
populares de Andalucía. Sevilla: Consejería
de Cultura de la Junta de Andalucía, 1982
VELASCO, H. “Tiempos modernos para fiestas tradicionales” En
GARCÍA CASTAÑO, F.J. Fiesta, tradición
y cambio. Granada:
Proyecto Sur, 2000, pp. 97-128
Notas:
Datos elaborados a partir del Sistema
de Información
Multiterritorial de Andalucía (SIMA).
Es importante señalar que la fiesta de los Mosqueteros
del Santísimo se celebraban el 17 de enero, festividad
de San Antón, hasta el último tercio del siglo
xx. El gran porcentaje de población emigrante que
deseaba acudir a las fiestas, y que por motivos laborales
no podían hacerlo en tal fecha, provocó que
las fiestas se trasladaran al primer fin de semana de septiembre.
Este traslado del tiempo festivo fue común en muchas
localidades de la península ibérica, tras la
muerte del dictador y la apertura del proceso de transición
democrática (cfr. Velasco 2000).
La Delegación Provincial en Granada de la Consejería
de Cultura de la Junta de Andalucía inició en
el año 2009 los trámites necesarios para inscribir
en el Catálogo Andaluz del Patrimonio Histórico
de Andalucía (CGPHA) el ritual festivo de los Mosqueteros
del Santísimo Sacramento de Béznar, en
base a sus destacados valores patrimoniales.
Los Mosqueteros del Santísimo pueden ser interpretados
como un rito de paso y algunos muchachos en torno a los 15
años acceden a la condición de mosqueteros
y portan y disparan sus armas, durante las fiestas. Aun así,
en el desfile de la tarde, es habitual que se incorporen
niños y niñas, vestidos de igual modo que los
adultos –aunque en el caso de las niñas en ocasiones
sustituyen el sombrero por un lazo rojo en el pelo- y que
realizan los mismos pasos que sus mayores, aunque portando
mosquetes de juguete y sin hacer uso de la pólvora.
Hasta el momento, según nos comentaban, sólo
una mujer adulta se ha incorporado al desfile y lo ha hecho
en una única ocasión.
En Béznar la verbena nunca acaba hasta que el
cabo pega el primer tiro”, nos decían algunos
vecinos del pueblo, mientras esperábamos la salida
del cabo a las 6.00 de la mañana alrededor de un café.
Nombre por el que se conoce el ruido
producido por el disparo del mosquete. En otras localidades
cercanas
también
se le da este nombre al sonido procedente de los cohetes,
las tracas y otros fuegos artificiales (cfr. González
Alcantud 1993:27).
Los Peloteos es un barrio de Béznar, situado a
un kilómetro aproximadamente del resto del casco urbano.
Fue construido para albergar a las personas que vivían
en el antiguo Barrio de Abajo de la localidad, ante el riesgo
de que sus antiguas casas pudieran sufrir inundaciones al
construirse, entre 1977 y 1985, el pantano de Béznar.
En la actualidad, sólo hay un bar en Béznar,
el bar de la Asociación Cultural San Antón,
cuyo símbolo es la imagen de un mosquetero. Uno de
los mosqueteros nos decía, subrayando el descenso
de población que sufre Béznar, “aquí ya
no hay trabajo, fíjate que sólo queda un bar
y yo he conocido hasta cuatro bares en el pueblo”.
Este acto del baile de la bandera
se repite, con algunas variantes, en varias fiestas de
la provincia de Granada,
usándose incluso la misma música, como ocurre
en las fiestas de Moros y Cristianos de Quéntar.