CONFERENCIA:
TRAPANI Y MÁLAGA, ESPEJOS DE LA SEMANA
SANTA
Francisco
Molina Muñoz
Director de Padul Cofrade
Málaga, octubre 2011
El
pasado
23 de septiembre,
organizada
por la
Asociación
Cultural
Encuentro
Cofrade,
tuvo lugar,
en la
sede de
la Agrupación
de Cofradías
de Málaga,
una conferencia
un tanto
peculiar,
ya que
se daba
la circunstancia
que en
la misma
convergían
dos conceptos
de Semana
Santa,
en apariencia
tan dispares
como son
las
de Málaga
y Trapani
(Sicilia).
Digo
en apariencia
tan dispares,
ya que
se podría
pensar que,
además
de las fechas
litúrgicas,
poco habrían
de tener
en común
dada la separación
geográfica
como el aparentemente
distinto
carácter
de las
dos localidades.
Nada
más
alejado de
la realidad
constatable.
Me explico:
como es bien
sabido Buena
parte de lo
que hoy es
Italia, incluida
la isla de
Sicilia, pertenecieron
a la corona
española
durante largo
tiempo y, como
suele ocurrir,
ocupados y
ocupantes terminan
compartiendo
su cultura,
religión
y, casi me
atrevería
a decir,
forma de
entender
la vida misma.
Así ocurrió con
la Semana
Santa, de
la que se
puede establecer
un paralelismo
entre Andalucía
y Sicilia
y, salvo
matices idiomáticos
(Nuestros
Capataces
son los Consoli
de ellos
o nuestros
Costaleros
y Hombres
de Trono
son nombrados
allí como
Massari,
etc.). Por
lo demás,
en las procesiones,
salvo contadas
ocasiones,
se escenifican
en sus pasos
escenas de
la Pasión.
Existen
diferencias en
cuanto a la técnica
escultórica,
ornamental o de
diseño de
los pasos y vestimentas
de las imágenes,
pero lo primordial
queda, y esto es
la recreación
de las escenas
propias de la Pasión
de Cristo, desde
su Oración
en el Huerto de
los Olivos hasta
su depósito
en el Sepulcro.
Los
encargados
de desvelarnos
los puntos
en común
de ambas
Semanas
Santas
fueron
la Doctora
Doña
María
Encarnación
Cabello
Díaz,
Doctora
en Historia
Moderna
por la
Universidad
de Málaga,
y Doctore
Don Beppino
Tartaro,
Licenciado
en Ciencias
Políticas
por la
Universidad
de Palermo,
Webmaster
del sitio
dedicado
a la Procesión
de los
Misterios
de Trapani.
Comenzó la
Doctora
Doña
María
Encarnación
Cabello
Díaz,
llevándonos
con su
disertación
a la búsqueda
que hizo
para su
tesis doctoral,
la cual
estaba íntimamente
ligada
a la representación
del Paso
del río
o arroyo
Cedrón.
Nos habló de
la dificultad
de hallar
paralelismos
entre la
representación
que se
encuentra
y venera
en Málaga,
ligada
al gremio
de
los marineros,
con alguna
otra en
el resto
del
mundo.
Su
ardua búsqueda
se vio recompensada
al encontrar
en la ciudad
siciliana de
Trapani, el paralelismo,
al parecer único
en el mundo,
de esta representación,
ya que en esta
localidad existe
y procesiona
un grupo escultórico
bajo el nombre
de la Caída
al Cedrón,
ligado al gremio
de los navegantes,
mientras en málaga
se trata del
Paso del Cedrón.
Extensa,
amena y
grata
resultó la
conferencia
ofrecida
por la Doctora
Labella Díaz,
profusamente
aplaudida
por el numeroso
público
que se dio
cita para
escuchar
la conferencia.
A
renglón
seguido llegó el
turno para el
otro invitado
el Doctore Don
Beppino Tartaro,
el cual, acompañado
por su esposa
Devrim y su hijita
de siete años
Anna, habían
llegado a Málaga
esa misma mañana.
Haciendo
un esfuerzo
por
hablar en
español,
disertó sobre
la Semana Santa
de Sicilia
y vino después
a centrarse
en la de
su ciudad,
Trapani,
a pesar que
por razones
laborales
tiene su
domicilio
en el Norte
de Italia,
concretamente
en Verona.
Habló y
habló bien,
como el que
lleva firmemente
atado en su
corazón
el sentimiento
y el conocimiento
profundo de
la religiosidad
siciliana,
tan similar
a la nuestra.
Nos retrotrajo
a los tiempos
pretéritos
en que Sicilia
pertenecía
a la Corona
Española,
acercándose
poco a poco
hasta nuestros
días,
con sus
dichas
y sus desgracias,
como es
el
caso de
la Segunda
Guerra
Mundial.
La
Procesión
de los Misterios,
la Pasión
Según
Trapani, la
pasión
del Dottore
Don Beppino
Tartaro.
Su padre,
el Nono
Antonio y
su madre,
la Nona
Rosa, lo
iniciaron
en ella y
el tiempo
y el
conocimiento
hicieron
el resto,
para
que Don Beppino
estuviese
siempre ligado
a ella.
Uno
a uno desgranó los
dieciocho misterios
propiamente
dichos y los
pasos de la
Urna y de la
Dolorosa (L´Addolorata),
describiendo
a grandes rasgos
el significado
de cada uno,
así como
su procedencia.
Al
final todos los
asistentes tuvimos
la impresión
de encontrarnos en
la esquina de cualquier
callejuela de añejo
olor y color cofrade,
viendo pasar cadenciosamente,
mecidas las imágenes
al compás
de la música,
cualquiera de las
procesiones de esta
nuestra tierra, la
de María Santísima.
Solo
me resta felicitar
a los conferenciantes
por su amena
exposición
y a la Asociación
Cultural Encuentro
Cofrade, por
lo acertado de
la temática
tratada y la
elección
de los conferenciantes.
Por
lo demás,
para aquellos
que hayan tenido
la paciencia
de leer hasta
este párrafo,
solo me queda
recomendarles
leer los textos
de las conferencias
que amablemente
han sido cedidos
por los oradores,
así como
ver los vídeos
del desarrollo
del acto, cedidos
por la Asociación
Cultural
Encuentro
Cofrade y
Don Beppino
Tartaro.
TRAPANI
Y MÁLAGA,
ESPEJOS DE LA SEMANA
SANTA
Buenas
tardes y bienvenidos
a esta convocatoria
que ha efectuado
la Asociación “Encuentro
Cofrade”.
A todos, muchas
gracias por
su presencia.
Vamos
ahora a
hablar de
la persona
que nos acompaña
hoy:
Su padre
se llamaba
Antonio.
En su larga
existencia,
vivió intensamente
la procesión de los Misterios, perteneciendo a lo que nosotros llamaríamos
juntas de gobierno de dos grupos, o pasos: Jesús delante de Herodes
y la Subida al Calvario. Durante toda su vida, le habló a su hijo de
la procesión del Viernes Santo, desde los más pequeños
detalles hasta la gran historia del Misterio.
Su madre se llamaba Rosa y enseñó a su hijo el amor por el Misterio.
Nada más y nada menos, pequeña frase, en la que se resume toda
una vida de fervor.
Beppino nació en Trapani, a pocos metros de la iglesia de las Ánimas
Benditas del Purgatorio, actual sede de todos los grupos de los Misterios.
Sirvan
estas líneas
como pequeña
presentación
de nuestro
invitado, el
señor
Beppino Tartaro,
a quien tendremos
el placer de
oír
en breves momentos.
Doña
María
Encarnación
Cabello Díaz
Pero,
empecemos la historia
por el principio.
Todo se inició hace
unos cinco años,
cuando me encontraba
realizando la tesis
doctoral sobre la
historia de la hermandad
de Nuestro Padre
Jesús de la
Puente del Cedrón
y María Santísima
de la Paloma. Llevaba
mucho tiempo investigando
la existencia de
alguna otra cofradía
que tuviese como
advocación
esta denominación
tan peculiar, el
Cedrón. Busqué primero
en España
y luego en la América
Latina, sin obtener
ningún tipo
de resultados. Continué por
Europa en general,
y así fue
como descubrí un
sitio web italiano
en donde me encontré con
la existencia de
un Jesús del
Cedrón. En
efecto, en la ciudad
siciliana de Trapani,
una procesión
compuesta por 20
pasos, llamada de
los Misterios, contaba
entre ellos con una
Caída al Cedrón,
fechada en los
inicios del siglo
XVII y
perteneciente
al gremio de
los Navegantes.
La coincidencia
en la denominación
era extraña,
por lo que, estudiando
los oficios y características
de los hombres que
fundaron la Hermandad
malagueña,
me di cuenta de que
sus componentes también
se dedicaban a las
tareas de la mar.
Efectivamente, el
fundador de la cofradía
del Santo Cristo
de la Columna de
la Trinidad, matriz
de la Puente del
Cedrón, trabajaba
en las obras de construcción
del puerto de Málaga
y el primer cofrade
del Cedrón,
cuyo nombre conocemos,
escribía un
documento en el año
1633, por el que
pedía permiso
para ir con su embarcación
a Italia.
Del mismo modo,
me había llamado
mucho la atención,
desde el principio
del estudio de esta
hermandad malagueña,
que la primera reunión
que realizaran los
hermanos de la Columna,
con la intención
de fundar una cofradía,
se hubiese efectuado
en un baluarte defensivo,
el de San Simón,
y no en una iglesia,
capilla, ermita o
convento como hubiese
sido lo habitual.
Analizando la documentación
existente sobre los
orígenes de
otras cofradías
malagueñas
de la época,
ninguna de ellas
inicia su fundación
en un lugar que no
fuese de características
religiosas. Entonces, ¿por
qué estos
futuros cofrades
se reúnen
en una fortificación
al lado del mar?
Tras mucho tiempo,
llegué la
conclusión
de que estos primeros
hermanos que se reunieron
en la tarde de un
domingo de Cuaresma
en dicha fortificación
eran, en su mayor
parte, gentes
del gremio de
la mar,
como en Trapani.
Vamos
a situarnos en
la Málaga
de finales del siglo
XVI, cuando la ciudad
gozaba de un lugar
de privilegio en
el cruce de las rutas
mercantiles atlánticas
y mediterráneas.
Así, pudo
mantener un mercado
de exportación
y de importación
que le permitía
recibir los más
elementales productos
de subsistencia,
evitándose
las caídas
demográficas
y económicas
padecidas en otras
zonas. La producción
agrícola de
Málaga era
importante, abundante
y muy apreciada,
y los países
europeos constituían
un buen mercado de
exportación
para sus géneros:
vinos, pasas, aceites
y frutos variadísimos.
El puerto (todavía
sin construir) era
el centro de la actividad
mercantil y los barcos
extranjeros se hacían
cargo del fruto que
permitían
sustanciosos
ingresos a la
ciudad.
Dicha ciudad
era una gran
fuente de
riquezas, pero,
al no tener dispuesto
un puerto bien
acondicionado,
las operaciones
de
carga y descarga
resultaban muy
difíciles,
por lo que las autoridades
malagueñas
insistían
constantemente en
la urgencia de su
construcción.
Para
centrar el tema
que hoy nos
ocupa, es decir,
la relación
de nuestra ciudad
con Trapani, citamos
una fecha, la de
1588, año
que fue importantísimo
para que se afirmaran
los contactos que
suponemos ya existentes
entre Málaga
y Sicilia:
- A principios
de ese año, se
iniciaron, por orden
del rey Felipe II,
las obras del puerto
malagueño.
Para efectuarlas,
se mandó llamar
al maestro mayor
que había
construido el puerto
de Palermo, pues
tenía fama
de estar muy bien
efectuado. El ingeniero
italiano y sus ayudantes,
se instalaron en
Málaga
todo el tiempo
que duraron
las mismas.
- En esa época,
las malas cosechas,
catástrofes
naturales, epidemias
y carestías
hicieron que la situación
económica
malagueña
atravesara por periodos
de gran dificultad.
Entonces, el mismo
rey Felipe II, en
igual año,
dio orden de que
se trajese desde
Sicilia y Nápoles
todo el trigo que
Málaga necesitaba.
A este trigo de importación
se le dio el nombre
de “el trigo
de la mar”.
Y
así, de
este modo, se reforzaron
los contactos comerciales
entre Málaga
y Sicilia, que fueron
muchos y muy activos.
En los archivos malagueños
existe bastante documentación
relativa al comercio
marítimo,
realizado ya a principios
del siglo XVII. Los
barcos, cargados
de trigo, hacían
escala en Palermo
y en Trapani y muchas
de estas naves, tenían
los sublimes nombres
de San Alberto de
Sicilia o de Nuestra
Señora
de Trapana.
Estas relaciones
comerciales dieron
como resultado
una gran conexión
entre Málaga
y Sicilia. En Málaga,
muchas personas cultas
hablaban el italiano;
algunos poetas cantaron
las bellezas de la
isla, llamándola: “fértil
sitio” o “triangular
paraíso”.
Y,
he aquí,
que por aquellas
fechas, algún
malagueño
o algún trapanés
vio las procesiones
de Semana Santa de
una ciudad o de la
otra. Ambos eran
navegantes y, pensando
en la Pasión
de Jesús,
se acordaron de la
escena del paso del
Señor por
el puente, arroyo
o valle del Cedrón,
lugar situado al
este de la ciudad
de Jerusalén.
Jesús pasó por
el puente para ir
al Huerto de los
Olivos y para volver
de él. A los
malagueños
se les ocurrió representar
el Misterio cuando
el Maestro atravesaba
el puente; a los
trapaneses, cuando
cayó sobre
el arroyo o el torrente.
Pero era el mismo
episodio con una
ligerísima
diferencia en
cuanto al trayecto
recorrido.
Estábamos
en la primera mitad
del siglo XVII. En
Trapani se conmemoró el
asunto de La Caída
de Jesús al
Cedrón, y
en Málaga
el paso de Nuestro
Padre Jesús
por el puente que
atravesaba el arroyo
del Cedrón.
Desde entonces, las
dos ciudades marineras
adoraron cada una
a una bellísima
imagen que salía
a las calles de ambas
ciudades para ser
contempladas por
los fieles y devotos
en los días
de la Semana
Santa.
Pasaron
cuatro siglos de
procesiones, en
Sicilia y en
Málaga,
pero la historia
en común de
todos esos años
entre las dos ciudades,
no la conocemos todavía.
Es decir, no sabemos
documentalmente,
si los cofrades del
Gruppo dei Misteri
de Trapani tenían
relación con
los del Señor
de la Puente del
Cedrón malagueño.
Podríamos
afirmarlo con certeza,
pero sigue siendo
una suposición
hasta que no
hallemos en los
archivos algunos
datos esclarecedores.
El tiempo, que
todo lo borra,
hizo desaparecer,
en las dos ciudades,
el conocimiento
mutuo
de la existencia
del Señor
pasando por el Cedrón
en Trapani y en Málaga.
Hasta que hace
unos años, buscando
información
sobre Sicilia en
las páginas
de Internet, me apareció el
sitio dedicado a
la procesión
de los Misterios,
realizado por Beppino
Tartaro. Maravilloso
lugar en el que se
describía,
se analizaba y se
relataba todo lo
concerniente al Gruppo
de La Caduta al Cedron:
su historia, descripción,
fotografías...
También, en
la misma página
encontré una
amplia información
sobre publicaciones,
desde el año
1932 hasta nuestros
días, que
han contribuido a
aumentar mis conocimientos
sobre la procesión
siciliana. Toda la
página web
de Beppino Tartaro
es un canto de cariño
a su ciudad natal
y a las procesiones
y ritos de Semana
Santa de otros lugares
de Sicilia, como
Caltanissetta, por
ejemplo. También
se reflejan las tradiciones
pasionistas de otras
localidades del sur
de Italia, como Bitonto
o Molfetta. Pero,
el sitio no está dedicado
solamente a las manifestaciones
religiosas de Italia,
sino también
a las que se efectúan
en países
americanos como
Colombia o Guatemala.
Y dejo para el
final, el espacio
que ha
dedicado a España,
fundamentalmente
a las ciudades andaluzas
de Sevilla, Granada
y Málaga.
Y
así, de
esta forma, he resumido
el origen de mis
contactos y conocimientos
con la isla de Sicilia,
a la que todos llaman “la
Andalucía
de Italia”.
Espero y deseo
que, con el tiempo,
esta
inicial relación
entre Sicilia y Málaga
sea el comienzo
de una larga
y duradera
amistad para
bien de nuestras
comunes
tradiciones y,
sobre todo, de
la Semana
Santa.
Me gustaría
enviar, desde aquí,
un saludo afectuoso
al Señor de
la Caída al
Cedron de la ciudad
de Trapani y a los
componentes del Gremio
de Navegantes; Un
cariñoso recuerdo
también para
la Madonna di Trapani,
que llevo en mi corazón
desde hace muchos
años.
Y a todos aquellos
trapaneses que
investigan en
los archivos
la
historia de su
localidad y trabajan
a favor
de las tradiciones
religiosas, tanto
en Sicilia como
en otras ciudades
del
sur de Italia,
para que el hermanamiento
que se inició hace
tantos siglos entre
España
y Sicilia siga
siendo una realidad
durante mucho
tiempo.
Una
vez expuesto este
breve resumen,
doy ahora la
palabra al señor Beppino
Tartaro, para que
nos hable de su tierra
y de su pasión
por la Semana
Santa.
Hoy, en Málaga,
la Asociación
Cultural Encuentro
Cofrade, quiere realizar
un público
homenaje a la importantísima
labor desarrollada,
desde hace años,
por este siciliano
que vive su fe
y sus tradiciones
religiosas
lejos de su amada
tierra de Sicilia.
Por mi parte,
un agradecimiento
especial
a Juan Antonio
Fernández
Pérez
y a la Junta
que preside
por habernos
invitado a participar
en este
evento.
En la ciudad
del malagueño
Señor de la
Puente del Cedrón,
se vuelven a hacer
realidad aquellas
relaciones que nuestros
antepasados iniciaron
y que, aquí hemos
conocido a través
del encomiable trabajo
efectuado por el
señor Tartaro.
Muchas gracias, Beppino,
por traernos desde
Trapani la procesión
de los Misterios
y, especialmente,
a Jesús de
la Caída al
Cedrón.
Queridos
amigos:
No sé todavía si encontrarme aquí sea un sueño
o una realidad. Afortunadamente, es la segunda hipótesis, por
lo que soy inmensamente feliz.
Deseo empezar dando las gracias al amigo Juan Antonio Fernández
Pérez, Presidente de la Asociación “Encuentro Cofrade” y
a la Junta de Gobierno de dicha Entidad, por su generosa invitación
a este, para mí, entrañable acto.
Personalmente, le agradezco su entusiasmo y esfuerzo para llevarlo
a cabo. Gracias a todos los organizadores de este evento, a esta “muy
hermosa ciudad de Málaga” y, en cierto sentido, gracias
a todos los amigos españoles que he conocido a través
de mi página web. Gracias también en nombre de mi familia
que me acompaña hoy.
Don
Beppino
Tartaro
A
continuación,
deseo agradecer a
quien ha sido el
motor que me ha permitido
poder estar, por
primera vez en mi
vida, en esta fantástica
ciudad y en esta
bella tierra de Andalucía:
La querida amiga,
y para mí, “hermana” María
Encarnación
Cabello Díaz,
quien la pasada Semana
Santa dejó,
por primera vez,
su amada Málaga
para estar con nosotros
en Trapani, la ciudad
que ha conocido y
querido a través
de mi página
web en la que se
mostraban las uniones
históricas
y pasionistas con
Málaga. En
cierto sentido, si
yo hoy estoy aquí es
para devolverle a
ella aquellos maravillosos
días de abril
sicilianos, aunque
para igualar a Encarnita,
sería necesario
que también
yo viniera a Málaga
en primavera
para admirar
vuestra Semana
Santa.
Antes de adentrarme
en la historia
y en los paralelismos
entre la Semana
Santa
de Málaga
y de Trapani, deseo
dar un pequeño
paso atrás,
a aquel 1999, cuando
empecé a publicar
en la web. Todavía ésta
no era tan intensa
como ahora, sino
solamente algunas
páginas dedicadas
a la procesión
del Viernes Santo
de mi ciudad natal.
La procesión
de los Misterios
de Trapani siempre
ha formado parte
de mi vida, nací a
pocos pasos de la
iglesia del Purgatorio
que acoge a los Sagrados
Grupos y, siguiendo
las tradiciones familiares
repetidas desde siglos,
continué los
modelos paternos
de pasión
y amor por la procesión.
Mi afición
por la historia y
por la fotografía
hizo que aquella
cantidad de documentos,
textos y fotos antiguas
de mi archivo personal
pudieran servir para
la publicación,
no de un libro, patrimonio
de pocos, sino un
sitio web, abierto
a todos, sobretodo
a los jóvenes.
No existía
nada (y desgraciadamente
todavía es
así) que recogiese
en un solo sitio
web todo lo que había
sucedido en Trapani
en los casi cuatrocientos
años de historia
de la procesión
del Viernes Santo.
Y así fue.
Poco a poco comencé a
enriquecer aquel
sitio que, de una
simple recogida de
fotos, empezó a
convertirse en una
suerte de “ágora” de
la procesión
trapanesa. Obviamente,
fueron los más
jóvenes, adaptados
a la práctica
y uso del ordenador,
en ser los primeros
frecuentadores de
aquellas páginas,
algunos de aquellos
amigos de entonces,
lo son todavía
y, entre las muchas
satisfacciones, la
de la amistad es
la que recuerdo con
más alegría,
aunque no he recibido
solo alegrías,
como a menudo sucede
cuando se hace algo
nuevo. El sitio empezó a
ser apreciado y conocido
en Trapani, aunque
cuando comencé a
hablar, no solo de
historia, sino también
de crónica,
surgieron los problemas
que forman parte
del difícil
oficio del informador.
A pesar de ello podía,
y todavía
hoy estoy contento
de haber podido,
gracias a mi sitio,
mantener contactos
con mi tierra (ya
que desde el año
1982 vivo en Verona,
la ciudad de Romeo
y Julieta). Pero
no me bastaba, quería
comprender el porqué y
el cómo eran
vividas las tradiciones
tan profundas y bellas
de la Semana Santa
de la Italia del
Sur y cuánto
había presente,
en nosotros contemporáneos,
de aquellos legados
con el pasado en
donde podía
ver solo un nombre: ¡España!
Otras veces,
he escrito que
cuando imaginamos
los Juegos Olímpicos,
cada uno de nosotros
lleva su mente a
la antigua Grecia,
al fuego encendido
sobre el monte Olimpo,
en Atenas, en la
cultura helénica,
madre de nuestra
civilización.
Lo mismo sucede con
las tradiciones de
la Semana Santa,
donde nuestra madre
es esta tierra de
España. Obviamente,
nuestro legado es
procedente de la
dominación
española,
aunque habría
que preguntarse ¿por
qué si los
españoles
dominaron también
el norte de Italia
fue solo en el sur
donde quedaron las
tradiciones de la
Semana Santa? Sabemos
que un pueblo domina
o susbsiste en base
al carácter
de la gente que encuentra.
El alma española,
y con ella las tradiciones,
se afirmaron, más
en el sur que en
el norte de Italia,
probablemente, porque
somos pueblos con
caracteres similares.
De hecho, no conseguía
imaginar en alguna
ciudad del norte
de Italia un conjunto
de fe, espectáculo
y pasión como
nuestras procesiones.
Esta investigación
me empujó a
buscar en Internet
contactos con aquellas
páginas españolas
que trataban de la
Semana Santa. Los
amigos españoles
empezaron a aumentar,
entre ellos, es obligado
recordar a un querido
amigo andaluz, Francisco
Molina Muñoz,
mi “hermano” Paco,
de Padul, Granada,
experto webmaster
que organizó los
diseños de
mis páginas
de Internet. Y después,
cómo olvidar
aquel correo que
me llegó un
día de una
profesora de Málaga.
La señora
María Encarnación
Cabello Díaz,
en sus continuos
estudios, estaba
atraida por un detalle
particular por el
que sentía
curiosidad, era precisamente
el hecho de que Trapani
y Málaga eran
las dos únicas
ciudades en el mundo
cristiano que, desde
siglos, reproducían
el paso (en italiano
se llama Gruppo)
en el que figuraba
Jesús en el
torrente Cedrón.
Pero de esto hablaremos
más adelante,
en esta introducción
he querido explicar
por qué estoy
aquí y gracias
a quién.
Las noticias
que les mostraré,
desde el punto de
vista histórico,
han sido extraídas
de mi página
www.processionemisteritp.it,
donde se encuentra
presente una sección
específica
en lengua española.
Del mismo modo, deseo
indicarles que una
relación histórica
más extensa
que la que expondré aquí,
se les entregará al
final de este
acto.
Antes de ilustrarles
en la historia
y las características
de la procesión
trapanesa del
Viernes Santo,
deseo exponerles
brevemente que
en
mi ciudad tienen
lugar otros ritos
en la Semana
Santa considerados
menores,
que preparan
al gran evento
del Viernes
Santo.
El Martes Santo
se celebra en
Trapani
una de las dos
procesiones de
la Semana Santa
ligadas al culto
de María:
la procesión
de la Madre Piedad
de los “Massari”.
En este caso no se
trata de una imagen
como en los Misterios,
sino de un cuadro
en el que figura
una Piedad. Es una
tela que puede datarse
en torno al año
1500. La obra está insertada
dentro de una estructura
de madera. Los orígenes
de esta procesión
están fechados
entre los siglos
XIX y XX. Esta sacra
imagen es venerada
por los “Massari”,
los antiguos hombres
de carga que hoy
se identifican con
los portadores que
llevan sobre sus
hombros los pasos
de la procesión
de los Misterios.
El Martes Santo,
a las 16:00, se inicia
la procesión
desde la iglesia
del Purgatorio y
recorre toda la ciudad
antigua. Alrededor
de las 22:00, la
venerada imagen entra
en la que ha sido
desde hace siglos
su sede provisional,
esto es una capilla
de madera construida
en la zona del puerto
de Trapani, es velada
toda la noche por
las mujeres (madres,
esposas, e hijas
de los “Massari”)
y allí queda
hasta las 22:00 horas
del Miércoles
cuando hace el último
tramo final de dos
días de procesión.
Una procesión
parecida se inicia
a las 16:00 horas
del Miércoles
Santo desde la
iglesia de la
Dolorosa en
Trapani. Esta
vez es el cuadro
de la
Madre Piedad
del Popolo, del
que se
ocupa el gremio
de los vendedores
de
fruta. Los orígenes
de esta procesión
son más
remotos todavía
que los de los “Massari,
se remontan al
año
1723. El cuadro
de María,
fechado en la
segunda mitad
del siglo XVII,
es
colocado en una
estructura de
madera de estilo
barroco. En la
parte
posterior de
la misma, está colocado
un Santo Rostro
de Jesús
coronado de espinas,
como
el paño
de la Verónica
y sostenido por
un ángel.
El Jueves Santo
es el día más
vivido por los
trapaneses en
la espera de
la
gran procesión
de los Misterios,
en las iglesias se
visitan los Monumentos,
es decir, los altares
ricamente adornados
para celebrar la
Institución
de la Eucaristía.
En Marsala, a 32
km. de Trapani, tiene
lugar el interesante
rito de las procesiones
vivientes. Los orígenes
son todavía
más antiguos
respecto a las procesiones
con las imágenes.
En el transcurso
de los siglos, con
la degeneración
de estas procesiones
vivientes se pasó a
la construcción
de imágenes
que reproducían
la Pasión
de Cristo. Por eso,
la procesión
de Marsala es
el origen de
las actuales
procesiones figurativas.
El Viernes Santo
es celebrado
en cualquier
sitio de Sicilia
con procesiones
y
con las imágenes
del Sepulcro
y la Dolorosa.
Vamos a hablar
ahora de la procesión
de los Misterios
de Trapani, cuyo
origen está en
el llamado “Teatro
de los Misterios” celebrado
en España
desde la Edad
Media.
No se puede señalar
con exactitud el
año del inicio
de la procesión,
lo que sí sabemos
es que, desde 1366,
existía en
Trapani la Cofradía
de San Miguel, encargada
de organizar la procesión.
Tenía su sede
en la iglesia del
Espíritu Santo
donde se hallaba
la Cofradía
de la Preciosísima
Sangre de Cristo,
gestionada por los
jesuitas. Esta Asociación
se encargaba del
desarrollo de las
clases artesanales.
En el año
1646, estas dos fraternidades
se fusionan en una:
la “Venerable
Sociedad de San Miguel
Arcángel y
Preciosísima
Sangre y Misterios
de la Pasión
y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo”.
La fusión
llevaba consigo la
adopción de
una nueva vestimenta
y se optó por
vestir en las ceremonias
oficiales una túnica
de tela color rojo
con capa de lana
blanca y capirote
blanco y además,
el emblema de las “Cinco
Llagas” en
el pecho, zapatos
rojos, el estandarte
con las iniciales “S.P.Q.R.” y “Quis
ut Deus”. A
consecuencia de las
dificultades económicas
para el sostenimiento
de la procesión,
la Sociedad de la
Preciosísima
Sangre concedió los
Sagrados Grupos de
los Misterios a los
artesanos trapaneses.
El recuerdo histórico
de esta cesión
ha quedado escrito
en los actos
notariales, siendo
el primero
de 6 de abril
de 1612.
El periodo que
va desde el primer
decenio
del siglo XVII,
cuando se cree
que pudieron
desfilar los
primeros grupos,
hasta 1772,
año de la
construcción
del último
comprende un arco
de más de
150 años,
en los cuales el
artesanado trapanés
supo donar a la ciudad
grandes obras de
arte. Las setenta
y nueve estatuas
de los Misterios
fueron realizadas
en los talleres trapaneses,
donde expertos artesanos-artistas
competían
en estilo y expresividad
en el típico
arte de la tela,
madera y cola.
Pasaron los siglos,
pero el golpe
más
duro a la procesión
fue causado, como
siempre, por el hombre.
Durante la Segunda
Guerra Mundial, el
bombardeo que el
6 de abril de 1943
hirió a Trapani
(la tercera ciudad
de Italia en bombardeos,
causando seis mil
muertos entre la
población)
dañó gravemente
la iglesia de San
Miguel, afectando
a algunos grupos
que quedaron destruidos.
Después
de la Guerra,
los grupos
fueron trasladados
a varias iglesias,
encontrando una
sede definitiva
en 1959,
la actual iglesia
del Purgatorio.
Desgraciadamente,
la procesión
trapanesa se ha caracterizado
siempre por la escasa
participación
religiosa. Lamentablemente,
tal característica
ha hecho que al inicial
papel organizativo
de la Cofradía
se sobrepusieran
los gremios que,
poco a poco, han
tenido siempre más
interés en
la organización
de la procesión.
La Cofradía
empezó lentamente
a ser un elemento
puramente evocativo
y decorativo de la
procesión,
aunque, al menos,
presente al principio
de la misma, con
la simbología
que solamente gracias
a ella la ciudad
de Trapani podía
alardear de tener
esta espectacular
procesión.
Pero los tiempos
habían cambiado
ya, y a pesar de
todos los esfuerzos,
la afirmación
del elemento material
sobre el componente
espiritual de la
procesión
llevó a la
Cofradía a
un lento declive.
Sin embargo, el que
fue el golpe de gracia
no llegó de
manos de los gremios,
sino paradójicamente,
por manos de la Iglesia
trapanesa. En efecto,
en el año
2000, por decisión
del Obispo de Trapani,
Monseñor Francesco
Miccichè,
la Cofradía
de San Miguel Arcángel
fue “congelada”.
No han estado nunca
claros los motivos
por los que el Obispo
optó por tal
decisión.
Indudablemente, la
Cofradía no
desarrollaba más
sus funciones originarias,
los cofrades iban
disminuyendo, porque
los gremios se estaban
afirmando cada vez
más en las
gestiones de la procesión.
Por haber escrito
yo varias veces en
mi sitio y en periódicos
esta incomprensible
situación
que ha dañado
la historia y la
fe de la procesión
de los Misterios
de Trapani, han sucedido
entre quien les habla
y el Obispo de Trapani
demasiadas incomprensiones
que han desembocado,
por parte del Obispo
Francesco Miccichè en
una denuncia contra
mí en el Tribunal
de Trapani, denuncia
de la que fui absuelto,
mientras que contra
el Obispo de Trapani
hay actualmente en
curso por parte del
Vaticano una investigación
sobre la gestión
de la Diócesis.
En la distancia de
más de diez
años, parece
todavía incomprensible
que por cortar una
rama, se ha preferido
estirpar el árbol
entero. Para los
amigos españoles,
es inimaginable pensar
en las procesiones
de Semana Santa sin
cofradías. ¡En
Trapani, es al revés!
Esto, desgraciadamente,
es una característica
solo de mi ciudad,
porque en otras partes
de Sicilia y del
Sur de Italia, son
siempre exclusivamente
las cofradías
las que organizan
las procesiones.
Para quien como
yo ha sido y
es todavía
componente de la
Cofradía,
esto es un golpe
tremendo a la fe
y a la historia.
Lo que me preocupa
y lo digo como cofrade
de San Miguel en
esta prestigiosa
sede, es que se pierda
el recuerdo de aquellas
túnicas rojas
y capirotes blancos
de la Cofradía
de San Miguel. Hoy
hablamos los que
hemos formado parte
o hemos visto la
procesión,
pero los jóvenes
que desde más
de diez años,
asisten a la procesión
no ven más
aquel “Quit
ut Deus” en
el inicio de la procesión
como ha sido
desde siglos.
Volvamos a los
Misterios de
Trapani en su
componente histórica
y figurativa. La
procesión
trapanesa es la más
larga y articulada
procesión
de Viernes Santo
del mundo entero
cristiano, se
desarrolla en
la ciudad siciliana
desde las 14:00
horas
interrumpidamente
durante casi
veinticuatro
horas.
Se compone de
veinte momentos
representativos,
compuestos por
dieciocho
grupos y dos
imágenes
o simulacros (Sepulcro
y Dolorosa). Se trata
de obras realizadas
por artistas locales
que al hacerlas se
inspiraron en los
rostros de la época
y también
en las costumbres.
En efecto, los soldados,
en vez de usar las
vestimentas de los
centuriones romanos,
visten ropas de clara
inspiración
española y
hasta los yelmos,
las espadas, se refieren
a las divisas militares
españolas
de la época.
Los grupos, en
una serpiente
de variados
kilómetros,
atraviesan las calles
de la ciudad, tanto
la antigua como la
moderna. Cada grupo
es acompañado
por bandas musicales
compuestas al
menos por 50
o 60 personas,
precedidas por
los
procesionantes.
En la representación
de las escenas se
sigue el orden evangélico,
hasta constituir
una suerte de teatro
de la Pasión
de Cristo. Tampoco
faltan episodios
inspirados en la
fantasía y
por eso no citados
en los evangelios
sinópticos
y apócrifos.
Todos los Grupos
tienen su sede en
la misma iglesia
y de ella salen para
la procesión.
Quien asiste a la
representación
del Viernes Santo
en Trapani recorre
en orden cronológico
la Pasión.
El elemento que
más
la caracteriza es
que se trata de veinte
reproducciones de
tamaño casi
natural que representan
las escenas más
significativas de
la Pasión
de Jesús.
Cada grupo, todavía
propiedad de la Iglesia,
aunque confiado a
las maestranzas,
reproduce una escena
evangélica.
Faltan en esta representación
dos episodios importantes
como son La Última
Cena y el Beso de
Judas. No se han
comprendido nunca
las razones por las
que no se han reproducido
estos momentos. Si
por la Última
Cena se puede presumir
que colocar doce
Apóstoles
y Jesús en
dimensiones reducidas
hubiese supuesto
enormes dificultades.
La ausente reproducción
del Beso de Judas
y del Prendimiento,
según algunas
interpretaciones,
se liga al hecho
de que en las imágenes
los artistas reprodujeron
rostros de personajes
contemporáneos,
dando a cada uno
de ellos un particular
valor. Por ejemplo,
en el grupo de “El
Expolio”, el
judío con
el torso al descubierto
que desnuda a Jesús,
parece tener la semblanza
del ayudante del
verdugo de aquel
tiempo, comunicando
así el desprecio
popular por aquel
oficio, colocándolo
como el que desnuda
a Jesús; una
reproducción
del Beso de Judas,
habría implicado
la asignación
de un rostro específico
al gran traidor,
con los problemas
que son fáciles
de imaginar y, difícilmente,
una maestranza, habría
querido tener a su
cargo un grupo que
representaba un episodio
poco simpático.
He aquí el
orden de salida de
los dieciocho grupos
y las dos imágenes
de Jesús Muerto
y la Dolorosa en
la procesión,
a continuación
a la escena reproducida
está indicado
el “ceto” o
gremio que organiza
la procesión.
1º Grupo: LA SEPARACIÓN
(Gremio de los
joyeros y orfebres)
El momento de
la Despedida
de Jesús
a su Madre y a San
Juan no está recogido
en los Evangelios,
pero es tradicional
su representación
en la Semana
Santa de muchos
lugares.
Es una obra fechada
a finales del
siglo XVII o
principios
del siguiente.
2º Grupo: El lavatorio
de pies (Gremio
de los pescadores)
De la misma época
que el Grupo anterior.
Jesús, arrodillado
delante de San Pedro,
se dispone a lavarle
los pies, episodio
inspirado en la Última
Cena.
3º Grupo:
Jesús
en el Huerto
de Getsemaní (Gremio
de los hortelanos)
Es uno de los
grupos más bellos,
un ángel ofrece
a Jesús el
amargo cáliz
de la Pasión.
Obra del siglo XVIII,
de bella composición
teatral.
4º Grupo: El Prendimiento
(Gremio de los
Metalúrgicos)
Mientras los
guardias arrestan
a Jesús,
Pedro golpea con
su espada a Malco
cortándole
la oreja. Es una
obra anónima
de siglo XVIII.
5º
Grupo: La Caída
al Cedrón
(Gremio de los
Navegantes)
Obra del siglo
XVIII, en la
que se muestra
la caída de
Jesús en el
torrente del Cedrón.
Es uno de los grupos
considerados excelentes,
desde el punto de
vista artístico,
en el que destaca
la mirada de Jesús
hacia lo alto,
mientras los
soldados intentan
levantarlo.
6º Grupo:
Jesús delante
de Anás
(Gremio de los
fruteros)
Jesús es interrogado
por Anás,
suegro de Caifás. ¿Por
qué me preguntas
a mi? Hazlo a aquéllos
que me han escuchado.
Esta irreverente
respuesta es castigada
por un soldado que,
con un guante de
hierro, se dispone
a golpearle. Es una
obra de autor anónimo.
7º
Grupo: La Negación
(Gremio de barberos
y peluqueros)
“Esta misma noche,
antes de que
cante el gallo, me negarás
tres veces”,
Jesús
mira a Pedro,
quien es
reconocido por
la mujer acusadora.
Obra también
del siglo XVIII.
8º Grupo: Jesús
delante de Herodes
(Gremio de los
pescadores y
vendedores de
pescado)
El Grupo está compuesto
por Herodes, un escriba
acusador, un soldado
y un judío
en el momento de
colocar un manto
sobre los hombros
de Jesús.
Es de finales del
siglo XVIII y fue
el último
Grupo en ser
construido.
9º Grupo:
La Flagelación
(Gremio de los
albañiles
y picapedreros)
Con este Grupo
se inicia el
dolor de
la Pasión.
Jesús está atado
a una columna mientras
un judio y un soldado
lo flagelan con violencia.
Es una obra de autor
anónimo.
10º
Grupo:
La Coronación
de Espinas (Gremio
de los Panaderos)
Los soldados
le colocan a
Jesús un
manto rojo y una
corona de espinas,
mientras se burlaban
de Él, llamándolo “Rey
de los judíos”.
Obra del siglo
XVII.
11º Grupo:
Ecce Homo (Gremio
de los zapateros)
Jesús es presentado
al pueblo: “He
aquí el Hombre”.
A destacar la magnífica
obra en plata del
balcón
efectuada a mediados
del siglo
XIX.
12º Grupo:
La Sentencia
(Gremio de los
carniceros)
Obra del siglo
XVIII, en la
que Pilato
no encuentra
culpa en Jesús
y lo deja a manos
de
sus verdugos
para que se lo
lleven.
13º Grupo:
La Subida al
Calvario (Pertenece
a todo
el pueblo de
Trapani)
Jesús cae
bajo el peso de la
cruz, pero sus ojos
miran hacia arriba.
En el paño
de la Verónica
queda impreso el
rostro de Jesús.
Obra del siglo
XVII.
14º Grupo:
El Expolio (Gremio
de los comerciantes
textiles)
Jesús es despojado
de sus vestiduras.
Popularmente, se
cree que la figura
del judío
calvo correspondía
al ayudante del verdugo
de Trapani en la época
de la construcción
del Grupo, siglo
XVIII.
15º Grupo:
El levantamiento
o la Exaltación
de la cruz (Gremio
de los carpinteros)
Se trata de una
obra totalmente
efectuada
después de
los bombardeos de
la Segunda Guerra
Mundial. El cuerpo
de Jesús ha
sido clavado en la
Cruz, un juez da
la orden de levantarla.
Un soldado y un judío
la empujan y un
esclavo tira de
las cuerdas.
16º Grupo:
La herida en el
costado o la Crucifixión
(Gremio de los
pintores)
Obra del siglo
XVII, Jesús está muerto
en la cruz, un soldado
le traspasa el costado
ante la presencia
de la Virgen, San
Juan y María
Magdalena.
17º
Grupo:
El Descendimiento
(Gremio de los
sastres y tapiceros)
Es también
una obra reconstruida
después de
la Guerra. El cuerpo
de Jesús ha
sido bajado de la
cruz ante el dolor
de su Madre y de
María Magdalena.
El apóstol
San Juan mira y
sostiene al Maestro.
18º Grupo:
El Traslado al
Sepulcro (Gremio
de los salineros)
Es el grupo que
contiene mayor
número
de personajes, entre
los que destaca el
rostro de María
Magdalena, considerado
como el más
bello de todos los
del Misterio. Nicodemo
y José de
Arimatea envuelven
el cuerpo de Jesús.
Simulacro
(no Grupo) de Jesús
en el Sepulcro
(Gremio
de los fabricantes
de pasta)
El cuerpo de Jesús
es colocado en
una urna blanca
y dorada,
rematada en una
esfera con una
cruz. Se
cree que la imagen
es del siglo XVII.
Y, finalmente, el
simulacro de la Dolorosa
(Gremio de los camareros)
Bellísima
obra del siglo XVII
que expresa la soledad
y el dolor de una
madre por la Pasión
de su Hijo. Con ella,
concluye la procesión
de los Misterios
de Trapani.
He aquí,
queridos amigos de
Málaga, otra
profunda diferencia
con vuestros tronos.
Si, entre vosotros
han sido siempre
las cofradías
las que han organizado
la procesión,
en Trapani, han sido
las maestranzas las
que lo hicieron después
de los primeros años
en que lo hacía
la Cofradía
de San Miguel. Las
verdaderas razones
aún son de
difícil interpretación.
Se puede deducir
que una sola Cofradía
no podía ocuparse
de una procesión
tan grande, habrían
tenido que intervenir
otras y la Iglesia
trapanesa, pero esto
no sucedió nunca,
es más, las
otras cofradías
desaparecieron todas.
La afirmación
del componente laico
de las maestranzas
ha reducido la presencia
religiosa, pero también
es verdad que solo
gracias a las maestranzas
podemos hoy admirar
estas obras de arte.
A pesar de que los
autos de concesión
hablasen de que se
ocuparían
de los grupos solamente
el día de
la procesión,
en la práctica,
las maestranzas trapanesas
se ocuparon siempre.
Fueron los gremios
económicos
los que encargaron
a los artistas trapaneses
la tarea de construir
los grupos que hoy
vemos en la procesión.
Y tal vez fueron
las maestranzas las
que establecieron
los contactos comerciales
con esta espléndida
ciudad de Málaga.
En algunos documentos
notariales se lee
cómo entre
las ciudades de Málaga
y Trapani existía
un activo e intenso
tráfico marítimo
y comercial. A pesar
de que no haya un
documento oficial
que lo reconozca,
es fácil pensar
que la circunstancia
de que Trapani y
Málaga son
las dos únicas
ciudades cristianas
en llevar en procesión
a Jesús del
Cedrón, sea
debido a que la unión
comercial se convirtió en
cultural, una unión
demasiados siglos
olvidada y hoy vuelta
a la luz. Si en Málaga
se habla de un Cristo
sobre el puente del
Cedrón, en
Trapani se representa
la caída del
Nazareno al Cedrón
(con una pronunciación
diferente al español,
es exactamente Cèdron).
De todas maneras,
existe un legado
común considerable
y si hoy podemos
descubrir todo esto,
es gracias a las
investigaciones y
a la pasión
de la doctora María
Encarnación
Cabello Díaz
que también
ha redescubierto
de los polvos de
la historia que aquí en
Málaga está presente
una devoción
a la venerada imagen
de María Santísima
de Trapani.
Las estatuas trapanesas
están colocadas
sobre una base de
madera, llamada “vara”,
donde se colocan
los grupos sujetos
por un trozo de madera
situado transversalmente
que, por una parte,
asegura la estabilidad,
y que al mismo tiempo
ofrece la posibilidad
de verlos casi moverse
en procesión.
Algunas de estas “varas” de
madera preciosa están
esculpidas con elementos
decorativos de la
categoría
a la que pertenecen,
obras datables entre
los años
1700 y 1800.
En la procesión,
los grupos son llevados
por hombres de carga
que son pagados para
esta delicada tarea.
El peso de cada grupo
es considerable;
a las estatuas y
a la vara, hay que
añadir el
de las flores y el
de las baterías
eléctricas
para la iluminación.
Estos hombres de
trono trapaneses,
son llamados, como
hemos dicho antes, “massari” y
para los distintos
movimientos de la
vara usan un antiguo
instrumento de madera,
llamado “ciaccola” compuesto
por tres tablas de
madera, dos movibles
que golpean batiéndola
sobre la fija, dando
un sonido característico.
La manera de transportar
el Misterio es doble,
un paso rápido
y otro lento, llamado “la
annacata” que
consiste en bailar
el paso siguiendo
el compás
de la música.
Seguramente para
quien no es trapanés
es difícil
pensar en pagar por
llevar en procesión
las imágenes
sagradas. En el último
decenio, en Trapani
se ha visto, sin
embargo, la progresiva
imposición
de voluntarios, aunque
queda el atractivo
y la habilidad de
los massari. El hecho
de que sean pagados
se refiere a aquel
concepto de que no
siendo las cofradías
de Trapani las que
gestionaban los grupos,
sino las maestranzas,
estas últimas
no habían
encontrado bastante
gente entre su categoría
que estuvieran en
condiciones de llevar
sobre sus hombros
el grupo, por eso
contrataron a gente
pagada para esta
tarea. Imagino cómo
será difícil
para vosotros pensar
en un concepto similar,
pero contratar a
los massari para
esta tarea ha permitido
también
a muchas familias
pobres
trapaneses poder
ganar algo de dinero.
Conmovedoras marchas
fúnebres tocadas
por bandas musicales
convierten a la procesión
en una mezcla de
sonidos, luces y
colores, sensaciones
verdaderamente únicas
que se insertan bien
en la atmósfera
de la cálida
primavera siciliana.
Queridos amigos,
he intentado en
mi exposición
que espero no les
haya cansado, contar
un poco de historia
e ilustrar lo que
es nuestra procesión
y aquellos legados
entre nuestras
tierras y nuestras
gentes.
Si en el año 1999, hubiese imaginado que un día me encontraría
aquí, en una de las principales ciudades españolas, para hablar
de mi amada procesión de los Misterios, creo que no me habría
querido despertar de aquel sueño. Aquel sueño se ha convertido
en una realidad y personalmente os estaré eternamente agradecido.
Gracias a todos, a Encarnita, a Juan Antonio, pero quiero dedicar un gracias
final a aquellas personas especiales que serían felices de saberme aquí:
a mi padre y mi madre, que desde pequeño, me hicieron vivir la pasión
por la procesión, luego gracias a mis hijos que me han soportado delante
del ordenador y, sobre todo, gracias a mi mujer Devrim, “mi turca”,
que ha estado cerca de mí en todo momento y sin la cual, aquel sitio
web no habría nacido nunca y aquel sueño no se hubiera realizado
jamás.
¡VIVA MÁLAGA, VIVA TRAPANI, VIVA LA
SEMANA SANTA!
LOS
ESPEJOS
Acabamos de oír
y de ver una bella
exposición
sobre la procesión
de los Misterios
de Trapani, por
la que felicitamos
al Sr. Tartaro
y le damos las
gracias.
Ahora y, como resultado final, nos gustaría presentar, de manera muy
breve, las principales conclusiones a las que hemos llegado después
de profundizar en el estudio de las celebraciones pasionistas de las dos ciudades
que han constituido el título de esta conferencia: “Trapani y
Málaga, espejos de la Semana Santa”.
Evidentemente, el reflejo más destacado, el más importante y
el que ha sido el germen de esta investigación desde sus inicios, es
el que se refiere a Nuestro Padre Jesús de la Puente del Cedrón.
Además del nombre de la advocación, las coincidencias entre las
dos fraternidades son muchas. Las dos fueron creadas por navegantes y gentes
de la mar; extrañamente, en ninguna de las dos ha aparecido el documento
fundacional. Y, estéticamente, nuestra conocida figura del Berruguita
tiene su correspondencia también en Trapani. Curioso verdaderamente.
Ni en Trapani ni en Málaga estamos en condiciones de afirmar documentalmente
cuál de los dos grupos escultóricos fue anterior al otro. Puede
haber indicios, pero no seguridad.
Junto con el Cedrón, tenemos en Málaga una reproducción
escultórica de la Madonna de Trapani, bellísima imagen gótica
que, desde el siglo XIV está en el santuario de la misma ciudad siciliana
y es patrona de la diócesis. En su iglesia se halla una capilla de los
navegantes y otra de los pescadores.
La nuestra está en una pequeña hornacina en la fachada del santuario
de la Divina Pastora y constituye una de las múltiples copias que se
efectuaron para extender la devoción a la Madonna a muchos lugares del
Mediterráneo. El santuario siciliano de la Virgen de Trapani, era meta
de los marinos y navegantes.
Luego, no es aventurado pensar, que los marinos malagueños que hacían
la ruta hasta Italia, pasando por Trapani, llegaran a dar gracias a la Virgen
a dicho santuario y a pedir una feliz navegación a buen puerto.
Conociendo la existencia de la cofradía de los navegantes trapaneses,
es muy posible que los malagueños se fijaran en la advocación
que los sicilianos habían dado a su imagen titular. Por todo ello, pensamos,
aunque no tengamos constancia documental, que la denominación Cedrón
vino importada desde Trapani y, una vez aquí, se cambió el término “caduta” o
caída, por el de “la puente”, puesto que la primera caída
de Jesucristo tuvo lugar atravesando el puente sobre el arroyo Cedrón.
Por lo demás, hemos visto las imágenes de los 20 Grupos de los
Misterios de Trapani. La secuencia que siguen los Grupos es la evangélica,
por lo que se pueden comparar con cualquier ciudad española en cuanto
a la denominación y estética de las imágenes.. Sin embargo,
hay coincidencias en algunos de ellos desde el punto de vista artístico,
por ejemplo, la Flagelación, muy similar a nuestro Padre Jesús
de Azotes y Columna; lo mismo ocurre con el Coronado de Espinas; el Ecce Homo,
trono al que nosotros llamábamos antiguamente “El balcón
de Pilatos”; la Sentencia; el Levantamiento o Exaltación de la
Cruz; la Crucifixión o la Herida en el Costado, equiparable a nuestro
Santísimo Cristo de la Sangre; el Descendimiento de la Cruz; el Traslado
al Sepulcro; y la imagen singular de la Dolorosa que sigue la misma línea
de la Virgen de los Servitas.
La manera de llevar los tronos es exactamente igual que la malagueña.
A hombros de los portadores y con dos tipos de secuencia, un paso más
ligero que recuerda a nuestra antigua “carrerilla” y otro lento
y acompasado, al que ellos llaman “annacata” que coincide con nuestra
forma de portar las imágenes siguiendo el compás de la música.
En Trapani, los portadores pagados o “massari” están siendo
sustituidos poco a poco por voluntarios y devotos que lo hacen gratuitamente.
También allí se está dando el mismo proceso que en Málaga
en los años 70. En general, y desde el punto de vista estético,
los pasos de Trapani son casi iguales en cuanto a tamaño y dimensiones
a los que teníamos en la Málaga de principios de siglo XX. Es
una Semana Santa recogida en cuanto a las dimensiones, como lo era la nuestra
antes de la renovación de la postguerra.
Existen muchos rasgos análogos entre nuestras dos ciudades, porque la
historia y la geografía han hecho coincidir variados elementos comunes,
que al ser tantos, resulta imposibles reseñarlos aquí. Pero,
como conclusión, me gustaría señalar que es, fundamentalmente,
nuestro carácter y nuestra forma de ser lo que nos hace similares. Trapani
es un espejo de nuestra Semana Santa porque, además de coincidir en
la forma externa de vivir un sentimiento, es precisamente ese sentimiento,
esa pasión, con grandes dosis de devoción y fervor lo que nos
unifica. Cualquier gesto de religiosidad es compartido aquí y allí.
Nuestras vivencias son las mismas, interiorizamos la fe de la misma manera,
la transmitimos de padres a hijos, con un visible fervor que conmueve a los
que nos contemplan.
La Semana Santa del Mediterráneo continuará en el futuro mientras
existan dos ciudades como Trapani y Málaga unidas por una misma devoción
y una idéntica Pasión.