José Guillermo Rodríguez
Escudero
Publicado en “La Laguna Ahora”
Santa Cruz de la Palma, abril 2008
El día tres de Mayo, la capital de La Palma celebra
la onomástica de la Santa Cruz, primer símbolo
cristiano, desde que el Adelantado Don Alonso Fernández
de Lugo lograra fundar la ciudad en esa misma fecha en el año
1493. A partir de entonces, Santa Cruz de La Palma conmemora
anualmente esta efeméride, engalanando profusamente
todas las cruces que salpican todo su territorio y declarando
ese día festivo en la localidad. Este año de
2008 se festejará en ese día el 515 aniversario
de la fundación de la Muy Noble y Leal Ciudad.
Procedente del latín cruz, crucis, ésta es
la insignia y señal del cristianismo, en memoria de
haber padecido martirio en ella Jesucristo. Se trata de un
patíbulo formado por un madero hincado verticalmente
y atravesado en su parte superior por otro más corto,
en los cuales se clavaban o sujetaban las manos y pies de
los condenados a este suplicio.
La Cofradía de la Vera Cruz, una de las más
antiguas e importantes de la Isla, fundada en el Convento de
San Francisco con Bula del Papa Paulo III en 1558, tenía
entre sus cometidos la celebración de la fiesta de la “Invención
de la Santa Cruz, misa cantada, de la Cruz, todos los viernes
del año, y la Benedicta los viernes de cuaresma por
la tarde”.
Cruz de la Plaza España
Esos días, la Comunidad religiosa de Padres Franciscanos
salía en Via Crucis hasta la ermita del Cristo de El Planto
con “un numeroso acompañamiento del pueblo”.
Aun existe un pequeño Calvario erigido a espaldas de la
ermita en recuerdo del lugar donde el pueblo hacía penitencia.
Era costumbre asistir a la procesión muchas “personas
cargadas con algunas insignias de la pasión y cubiertas
con el morado saco de penitentes, cuyo disfraz encubrió más
de un crimen”.
Cruz
de los Molinos
La trágica
leyenda de “La Cruz de Los Pasitos”,
precisamente, tuvo como protagonista a un enamorado celoso,
disfrazado de penitente en esa
procesión, que mató a su prometida, hundiéndole un puñal “hasta
el pomo en el corazón”. En memoria de aquel trágico suceso,
en el mismo sitio que se perpetró el crimen, colocaron al día
siguiente una Cruz, “y todavía el caminante al pasar por aquel
sitio murmura una oración”.
Aun se encuentra, también en Los Pasitos, una cruz
con una lápida que dice: “Aquí murió alevosamente
asesinado en la noche del 23 de septiembre de 1906 el ilustre
abogado e hijo de esta ciudad, don Siro González de
las Casas”. Otro asesinato en el mismo lugar por cuestión
de celos, y nuevamente, otra Cruz como recuerdo de un sangriento
suceso.
En el
Diario de Avisos del 11 de abril de 1963, el canónigo
don Luis Van de Walle y Carballo, confirmaba que, uno de los “Lignum
Crucis” : “…se pone a la veneración y
adoración de los fieles el Viernes Santo y el tres de mayo
en que se acostumbra hacer procesión con ella hasta la Cruz
de la Pasión”.
En total la Isla posee tres reliquias
verdaderas del Santo Madero: una en el Real Santuario de Nuestra
Señora de Las Nieves,
otra en la iglesia de San Francisco de Asís - templos de
la capital palmera- y la última en San Pedro de Breña
Alta.
Era frecuente que los caballeros
fundasen capellanías en
honor a la Santa Cruz, entre otras muchas advocaciones. Tal es
el caso del Capitán don Felipe Poggio Monteverde, hermano
del célebre don Juan Bautista (“afamado poeta y benemérito
sacerdote”), en cuyo testamento agregó a la capellanía
familiar “otras dos misas rezadas más al año,
la una el día de la Santa Cruz y la otra el de San Pedro
Apóstol”. El escribano público Andrés
de Huerta “autorizó ambas fundaciones, en 25 de abril
de 1723”.
Todos los años
se celebra la “Exaltación a la Santa Cruz”,
enramándose todas las que se distribuyen por la población,
si bien su presencia se manifiesta por todos los puntos de
nuestra Isla.
No sólo se adornan las que
se encuentran apostadas en los exteriores, descansando sobre
las paredes, en azoteas, en encrucijadas, rematando fachadas,
balcones, recordando accidentados u obras finalizadas sin
muertes, etc., sino también el los interiores de algunas
casas.
Los
Mayos de Mayo
A las exteriores,
se les cambia el forro de tela que las cubría
desde el año anterior y se sustituye por otra nueva. Se
entronizan en bellos altares efímeros cuajados de flores,
plantas, banderas, etc. y que pujan con alzarse con algún
premio o simplemente para la admiración de propios y ajenos,
siguiendo con la tradición familiar o del barrio.
También hace tiempo, en torno a las cruces, la fiesta se
arropaba con loas (algunos las llamaban “las lobas”)
y, mediante curiosos artilugios mecánicos, “aparecía” la
cruz en el altar o en el escenario. Con alguna rara excepción,
la “aparición” con tramoyas ya no se realiza,
lamentablemente.